Luchar contra el cambio climático es un reto difícil, desconocido para muchos, pero esencial para el planeta. Y esta lucha pasa indudablemente por la apuesta por las energías renovables. Estas energías y, en concreto, la solar fotovoltaica son 100 % verdes, sostenibles, no contaminantes y beneficiosas para toda la población. Desde Solaria contribuyen a la reducción de la dependencia enegética exterior, al cumplimiento de los objetivos de la Unión Europea, entre ellos el Pacto Verde Europeo. Igualmente está en sintonía con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que prevé que las energías renovables cubran el 74% de la demanda eléctrica española en 2030.

En cuanto a las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, Solaria evita mucho más CO2 del que emite en su labor empresarial. De hecho, ha reducido las emisiones un 61 % en el primer trimestre de 2022 con respecto al primer trimestre de 2021. Asimismo, ha evitado la emisión de 55.400 toneladas de CO2 gracias a la generación de energía solar fotovoltaica.

¿Es momento de apostar por la energía solar fotovoltaica? Sí, porque no cabe duda de que la energía solar fotovoltaica se ha convertido en una necesidad. “Cuanta más energía solar fotovoltaica desarrollemos localmente, menor dependencia energética del exterior tendremos y, por lo tanto, disminuirá el precio de la factura eléctrica”, asegura Aitor Uriarte, responsable de Relaciones Institucionales en Euskadi. “La apuesta por la energía solar nos permitirá adaptarnos a la nueva geopolítica energética a la vez que luchamos contra el cambio climático”, añade. En este sentido, Solaria apuesta por una transición energética justa, pero también integrada en el entorno. Así, cabe destacar que en los próximos años construirá dos plantas fotovoltaicas de 50MW cada una en Álava, que generarán energía verde durante 30 años. “La energía que generemos queremos venderla a las empresas del territorio a precios muy competitivos. Sin duda, es fundamental el despliegue de renovables en Euskadi. Solaria es una parte de la solución, debemos trabajar en la no dependencia exterior y favorecer la rebaja de uno de los mayores costes en la producción industrial”, explica el profesional.

Clave

En el proceso de descarbonización y para cuidar del medio ambiente, es fundamental que la sociedad entienda la necesidad de apostar por las energías renovables y, en concreto, por la solar fotovoltaica. Uno de los principales beneficios es que la fotovoltaica puede ser un motor del desarrollo rural, en un país especialmente amenazado por la despoblación y por el envejecimiento. Y puede ser un motor en este sentido por dos razones: porque ayuda a fijar población en zonas afectadas por el reto demográfico, mediante la creación de empleos locales (directos e indirectos) en las diferentes etapas del ciclo de vida de cada proyecto (desarrollo, construcción, operación y mantenimiento), y porque genera riqueza en los municipios próximos a las plantas (tanto por el pago de impuestos derivados de su actividad como por la reactivación de las economías de proximidad). Hoy en día, los paneles solares y las turbinas eólicas forman parte del paisaje cotidiano. Y son imprescindibles para alcanzar los objetivos de descarbonización y soberanía energética establecidos por la Unión Europea.

“Desde nuestra perspectiva, la apuesta por la energía renovable es un paso estratégico hacia la independencia energética de Euskadi, de España y de Europa. Tenemos las condiciones óptimas para el desarrollo de la energía solar fotovoltaica y debemos aprovecharlo”, recalca. De cara al futuro, el reto de ayudar al medio ambiente continuará para todos los ciudadanos. En este camino, Solaria ya mira hacia el futuro y prevé alcanzar 18 GW en 2030. “España, aunque se sitúa ligeramente por delante en generación de energías renovables de los grandes mercados energéticos comunitarios, que son Alemania, Francia, Italia y Polonia. Sin embargo, sigue estando por debajo de la media de la Unión Europea. Uno de los retos sería seguir aumentando esta generación de renovables. Si hay voluntad política y si se reducen los escollos burocrático-administrativos que actualmente ralentizan la implantación de nuevos proyectos de energías renovables, podremos conseguirlo”, concluye Aitor Uriarte.