“Con la invasión a Ucrania, el genocidio del pueblo palestino, las guerras olvidadas del Congo, Sudán, etc… hay que reivindicar la vida sobre la muerte”, afirma Mercedes de Vega.
¿Qué le ha motivado para escribir sobre la Guerra Civil?
Mis intereses intelectuales y emocionales. Estoy muy vinculada con ese periodo histórico porque soy una hija de los niños de la Guerra. Mi padre fue un huérfano de guerra, mi abuelo murió en la guerra; ha sido uno de mis temas importantes a la hora de escribir, aunque no el único.
¿Es novela histórica o ficción?
Es una ficción novelada en la que todos los personajes son inventados; todo es ficticio menos el contexto histórico que es nuestra España, desde la Guerra Civil hasta justo los primeros años tras la muerte de Franco.
"Mi novela quiere ser un alegato contra la violencia"
¿Qué diferencia su libro de otros que también giran en torno a la Guerra Civil?
Mi libro arranca con el bombardeo de Guernica. Empiezo con el Cinturón de Hierro, una de las construcciones más interesantes como sistema de fortificaciones alrededor de Bilbao. Se quería una especie de línea Maginot en Francia o Mannerheim en Finlandia, pero desgraciadamente el cinturón de hierro no resistió a la aviación legionaria italiana o a la legión cóndor alemana.
¿Dónde se ha documentado?
He usado muchas fuentes, sobre todo de una página interesantísima que es cinturondehierro.es; también de Salas Larrazábal, un ingeniero muy importante, con libros magníficos sobre la aviación y los bombardeos.
Relaciona a dos jóvenes de distintos bandos… ¿Le sirve para ligar mejor su intrahistoria bélica?
No elegimos donde nacemos. Dependiendo de la familia y del lugar donde nacemos nuestra vida se ve condicionada. No es lo mismo la vida de una persona nacida en Alepo, por ejemplo, a la de una niña nacida en París. Lo cito para incidir en la influencia del medio en la vida de las personas. Mis protagonistas son una niña de seis años que vive en una finca de Toledo, y la de un gudari que abandona Gernika para sumarse al cinturón de hierro y proteger Bilbao del avance nacional. Mitxel Aguirre, cuando sale de Gernika para defender Bilbao no sabe que ha sido bombardeada. He querido contar pormenorizadamente cómo fue el bombardeo de Gernika, dónde cayeron las bombas, los refugios que construyó el Ayuntamiento..
Explica con detalle la represión y la censura posteriores a la guerra. ¿Por qué lo relaciona con la Rumania de Ceaucescu?
Porque Mitxel Aguirre sale de España exilado en el último buque que fleta la República desde Alicante a Moscú, donde se forma como periodista. Lo conecto con Radio España Independiente, la emisora del Partido Comunista de España, cuya primera directora fue Dolores Ibarruri. Aguirre es de los primeros periodistas de esta Radio, cuando aún vive en Moscú antes de ser trasladado a Bucarest, es la voz del exilio. Detallo cómo se trabajaba en la emisora para el derrocamiento de la dictadura. Por eso conecto Bucarest con Madrid, aunque también relaciono las dos policías políticas, porque la represión estaba bajo el Ejército y bajo las policías. Narro lo que representaba la Securitate en Rumania y la represión que ejercía la brigada político-social en España, sin olvidarnos de esa niña de 6 años que lo pierde todo en el 37 y dedica su vida a buscar a Mitxel Aguirre. Es una novela que va de venganza, pero también de esperanza.
"Deseo poner en la picota el sinsentido de la Guerra y lanzar un canto a la paz y a la libertad, siempre en contra de los totalitarismos"
¿Qué busca con su novela, superar la visión de bandos?
Visualizar cómo ha sido nuestra España desde la Guerra Civil hasta la democracia. Y, sobre todo, poner en la picota el sinsentido de la guerra. Busco lanzar un canto a la paz y a la libertad, siempre en contra de los totalitarismos.
Usted narra hasta la Transición. ¿Tal vez no se hizo bien porque quienes eran franquistas mutaron de la noche a la mañana en demócratas?
Era inviable en Europa mantener una dictadura y a la propia Falange, auténtico corpus ideológico del franquismo. Las Cortes franquistas lo tenían claro, aunque no lo querían reconocer abiertamente hasta que Franco empieza a hacer el cambio instaurando la Monarquía. Intuyen lo que puede pasar y dejan una especie de línea trazada con la monarquía para que haya no una continuidad política, que ven que no habrá, pero sí que no haya una ruptura ni un conflicto armado. En las elites franquistas había preocupación por un posible nuevo conflicto, por lo que se hace una preparación con el propio Movimiento inmolándose y haciéndose el harakiri. Lo hacen todo en las Cortes, se legaliza el Partido Comunista, se aprueba la ley de amnistía y las primeras elecciones democráticas para ir preparando una sociedad que pueda asumir una democracia más básica. Así hemos ido evolucionando hasta lo que tenemos ahora.
Algunos ponen en tela de juicio incluso que fueran los militares quienes se sublevaran. ¿Qué piensa usted?
Precisamente esta es la labor de los escritores comprometidos con la historia. Hay que ser fieles a los hechos. Desde la primera página de la novelofrezco datos, no opiniones. Y sitúo a mis protagonistas, no para desvirtuar y dar mi opinión, sino para presentar el sufrimiento de un adolescente de 17 años que pierde su familia en un refugio. Todo lo que cuento está documentado.
¿Qué le gustaría conseguir con su novela?
Conocimiento. Mi novela quiere ser un alegato contra la violencia; sus protagonistas son víctimas de un pasado cruel. Es una reivindicación de la vida sobre la muerte.