El año pasado cumplieron una década sobre los escenarios de medio mundo. Han tocado en Chile, Japón, Rusia, a veces junto a grupos de la talla de Metallica, pero también en salas pequeñas o gaztetxes. Su sonido es un rock contundente y denso, forjado tan solo con un formato de dúo, guitarra y batería, al que han dado un giro inesperado en su último trabajo, Niña Coyote eta Chico Tornado vs Don Cóndor y Ñora Alacrán, en el que han incluido varias cumbias… a su estilo.
Niña Coyote eta Chico Tornado, o lo que es lo mismo Úrsula Strong (o lo que es lo mismo, Usua De la Fuente) y Koldo Soret, me reciben en su guarida del barrio donostiarra de Egia, un acogedor local en el que ensayan, graban sus maquetas o almacenan los discos que editan bajo su propio sello, Pozoi Records. Han preparado café y bollos y su hospitalidad me hace sentir un poco culpable, cuando lanzo la primera pregunta, pues esta, aunque obligada
−¿De dónde provienen los alias que dan nombre al dúo?− tiene algo de mecánica y previsible. Usua, sin embargo, contesta con entusiasmo, como si fuera la primera vez: “El grupo tiene diez años, aunque los motes vienen de antes.
Justo antes de Zuloak [el falso documental que rodó Fermin Muguruza sobre un grupo imaginario de rock formado por chicas, en el que Usua tocaba la batería], hicimos un viaje de tres meses a California y, un día, estando en el desierto, como yo me había subido a una roca y no quería bajarme, me gritaban “¡Venga, coyote, baja!”.
Después fuimos a unos locales de ensayo. Koldo llevaba ya como dos meses sin tocar la guitarra, el pobre, y se volvió un poco loco, revolucionó todo el local. ¡Buah, parece un tornado!, decíamos. Y así fue como surgieron Niña Coyote eta Chico Tornado, de risas”.
¡Cumbia!
Durante estos diez años, el dúo donostiarra ha grabado cuatro discos. Su sonido es un rock arenoso y enérgico, cercano al stoner, pero, para complicar todavía más el asunto de los alias, en el último disco sorprendieron a sus seguidores con −junto a varios temas en su estilo habitual− un puñado de cumbias eléctricas y mestizas en el que Niña Coyote eta Chico Tornado se transformaron en Don Cóndor y Ñora Alacrán.
Les pregunto de nuevo por los nombres y es ahora Koldo quien responde (bueno, en realidad, uno termina o completa las frases de la otra, y al revés, se conocen desde hace treinta años y entre ambos existe una complicidad y una admiración que también trasladan al escenario, donde, me dicen, ni siquiera tienen que marcar las canciones para empezar a tocarlas, les basta con mirarse).
Koldo señala: “En 2016 hicimos una gira por México y allí nos fuimos encontrando cumbia por todos los sitios en los que tocábamos, de todo tipo, electrocumbia, psicodélica… Ibas a una mescalería y había un señor tocando cumbia con un teclado. En Mexicali, en un sitio un poco turbio, hablando con un colega de allí, comentamos cómo molaba la cumbia y él nos dijo: “Pues tienen que hacer una banda de cumbia”.
Y ya nos puso el nombre y todo, Don Cóndor y Ñora Alacrán”. Usua apunta: “Bueno, lo de Don Cóndor fue por un error, te preguntó cómo te llamabas, y tú, Koldo, ah, Cóndor, qué chingón. Y Don Cóndor, lo bautizó. Y a mí Niña Alacrán, pero yo le dije que ya no estaba para niña, y él, pues Ñora (señora) Alacrán”.
Tormenta de arena
Don Cóndor y Ñora Alacrán son, pues, “el alter ego del alter ego”, explican; o también, al rato, que suelen referirse a ellos como sus primos de Monterrey (lo cual me hace pensar que quizás no están aburridos de contestar a las preguntas sobre los nombres del dúo porque en cada ocasión inventan para ellos una historia diferente).
Les pregunto a continuación cómo se tomaron sus seguidores ese giro de timón y, aunque reconocen que en el disco las escuchas de Don Cóndor y Ñora Alacrán son menos que las de Niña Coyote eta Chico Tornado, comentan que fue una experiencia enriquecedora salir de su zona de confort y dejarse llevar por su instinto y por lo que les pide el cuerpo en cada momento, algo que en realidad siempre han mantenido a lo largo de su carrera: “Cada uno de nuestros discos es como un reflejo del momento en el que estaba la banda y en cada uno de ellos nos hemos exprimido para hacer siempre lo mejor que hemos podido.
Nuestra música ya de por sí es anticomercial, con sonidos densísimos, en euskera, sin estribillos, no tenemos ni media canción del verano... en ese sentido estamos superagradecidos de que la gente venga a vernos. Pero en el caso de las cumbias, todavía es más underground”, dice Usua, si bien a continuación añade: “Aunque también resulta menos cansado”.
Siguiendo su instinto
Niña Coyote eta Chico Tornado son ciertamente un ciclón, una fuerza de la naturaleza sobre el escenario. Parece increíble que ese sonido tan contundente sean capaces de crearlo solo dos personas. Para ello Koldo utiliza cuatro amplificadores y diferentes pedales a través de los cuales divide las señales de su guitarra y Usua golpea la batería con una mezcla de energía y elegancia, a lo cual se suma la imagen del dúo, fotogénica y cuidada (Usua, además del grupo, trabaja en el mundo del cine, preparando vestuarios).
“La idea es sonar como una banda, solo con la guitarra y la batería, sin nada pregrabado. Nos suelen decir mucho si hemos pensado en cambiar el formato, añadir a alguien más, pero entonces no tendría sentido, sería otra cosa, perdería la esencia de la banda”, señalan.
Les pregunto ahora si se ven del mismo modo dentro de otros diez años a lo que Koldo responde: “Yo creo que sí. Cuando empezamos nunca imaginamos que llegaríamos hasta aquí. Nuestro primer disco tenía un sonido oscuro, turbio, y pensábamos que como mucho nos dejarían tocar en algún gaztetxe. Pero hemos recorrido medio mundo, hemos tocado con gente como Queen of Stone Age o Metallica, tenemos nuestro propio sello... A veces es un poco agotador, los viajes, etc., pero también es un modo de vida”.
Usua apunta: “Es difícil también porque está por una parte lo que se espera de ti, lo que a ti te apetece hacer, lo que estás aburrido de hacer… A veces pierdes un poco la perspectiva, por eso también, aunque Koldo no puede dejar de hacer canciones, hemos decidido parar un poco ahora”. Koldo señala que “hace poco he leído la biografía de The Cramps y han estado un montón de años tocando, sin dejarse arrastrar por ninguna presión, capitalista ni de ningún tipo, haciendo lo que les gusta… Eso es lo que queremos.
Hombre, no sé, así, tal y como está el rock hoy en día, igual acabamos en Benidorm, tocando en un hotel”. Usua asume que “eso es algo que puede pasar, en los hoteles en vez de pasodobles tocarán Platero y tú”, a lo que Koldo añade: “La historia es seguir tu instinto, para nosotros el filtro es que al tocar una canción te dé subidón, si te da subidón a ti, lo transmites al público”.
Y Usua puntualiza: “Y hacer cosas que te gusten a ti, si te gusta a ti, ya le gusta al menos a una persona, si no, corres el riesgo de que le guste a cero personas”… Y de ese modo continúan durante un rato, trasladando a su conversación la misma pasión y espontaneidad que transmite su música rugosa y magnética, salvaje y misteriosa, como una tormenta de arena o un animal del desierto.
“Mi paraguas sardinita”
El primer disco que compraron Koldo y Usua, cada uno por su cuenta, fue uno de Negu Gorriak. Es uno de sus referentes musicales, junto a otros como Motorhead, Anestesia, Bap… Los dos se interesaron por la música desde pequeños. Koldo, primero en escuelas de música, tocando el acordeón o el txistu, y más tarde escuchando los discos de sus hermanos mayores (rock radical, AC/DC, Ramones etc.).
Desde muy joven formó parte de grupos como Euripean Sua, Utikan, Mugatik, Lau Itzal, Chico Boom, Surfing Caos, a los que ha aportado siempre su destreza a la guitarra y su facilidad para crear rifs. “Los rifs le brotan como churros”, dice Usua, pero reconoce que por el contrario les cuesta más escribir las letras, aunque para ello Niña Coyote eta Chico Tornado han recurrido a veces a escritores como Harkaitz Cano, Maialen Lujambio, Ioritz Apaolaza o el propio Fermin Muguruza, su chamán.
Usua comenzó con la batería más tarde, a los veinte, con Las Culebras. “Luego lo dejé y fui pipa de todas esas bandas que ha dicho Koldo, hasta que Fermín Muguruza me llamó para Zuloak. “Koldo me ayudó mucho, me salieron muchos callos. Entonces era él el que venía de pipa con Zuloak. Después los dos hicimos Niña Coyote eta Chica Tornado.
La misma noche que Zuloak dieron su último concierto nosotros dimos el primero”. Antes, en realidad, Usua ya había estudiado piano y solfeo, de pequeña, y desde que estaba en la tripa de su madre había escuchado mucho rock: “Mis padres escuchaban Led Zeppelin, Deep Purple. Y yo aprendí castellano oyendo la primera cinta de Kortatu, a la que mi viejo le daba muchas vueltas en el coche”, dice. “¡Cuenta, cuenta lo de Mi paraguas sardinita!”, le anima Koldo, y Usua, entre risas nos explica que cuando su aita ponía Nicaragua sandinista en el casete ella lo que entendía y tarareaba equivocadamente era eso: “Mi paraguas sardinita”.