El Santuario de Oro, ubicado en el Valle de Zuia, está rodeado de impresionante naturaleza y paisajes de postal. Rodeado de municipios cercanos como Amurrio y Urkabustaiz, y así como de otros como Zeanuri u Orozko, es un enclave único que se halla próximo al Gorbea. Y en el corazón de este maravilloso entorno, tenemos el Restaurante Atabaka, el verdadero tesoro gastronómico de la zona.
En una localización inmejorable, este local es uno de los más conocidos de nuestra provincia, tanto por su geografía como por su oferta culinaria, al igual que por muchas otras razones. A continuación, haremos un profundo repaso de esta deliciosa opción cien por cien alavesa.
Historia del local
La inauguración del Restaurante Atabaka data del 16 de abril del 2016. Este establecimiento fue fundado por Jon De Miguel, Dorkaitz Sánchez y Ander Carrión. se encuentra en el Santuario de Oro, en pleno Valle de Zuia, a unos 40 minutos de Bilbao y a 20 de Vitoria, aproximadamente.
El edificio es una ermita antigua, ubicado en las peñas del Santuario de Oro que sirve como refugio. Las preciosas vistas y la ubicación hacen de este restaurante un enclave privilegiado que cuenta con muchas posibilidades.
Ya dentro de sus paredes, el restaurante tiene tres comedores con capacidad para más de 300 personas. También dispone de dos pisos con espacio para 80 personas y dos salones grandes que dan acceso al pórtico de la iglesia, un comedor con 50-60 comensales y otro para 150 personas.
En cuanto a reconocimientos, este local ganó él campeonato de Pintxos de Álava en 2019, 2021 y 2023, además de tener en su haber un Premio Eguzkilore de pintxos y un Solete otorgado por la Guía Repsol de restaurantes en 2023.
Sobre el menú
A pesar de que el Atabaka abre únicamente los sábados y los domingos, lo cierto es que su oferta gastronómica es muy interesante, numerosos con entrantes, carnes, pescados y postres. Asimismo, cuentan con un amplio rango de vinos para quien lo desee.
Pero, sin duda alguna, la chuleta es el principal manjar de la carta por unanimidad. Al estar madurado 45 días por los distribuidores, esta seña de identidad hace que sea un plato muy demandado por los clientes, que suele ir acompañado de pimientos, y otras raciones de lujo.
Del mismo modo, otras carnes como la paletilla de cordero, la costilla de Duroc o el rulo de rabo Wellington también son muy apreciados. Y oras alternativas que suelen tener éxito son las patatas Atabaka, el Carpaccio de atún o los ferreros de morcilla de Maeztu.
Paralelamente, el local no descuida los menús grupales destinados para grupos grandes, como alubiadas, por ejemplo. Es más, si el cliente así lo pide, y siempre con antelación, existe la posibilidad de degustar elaboraciones especializadas.
La clientela
El tipo de cliente que acude al Restaurante Atabaka es, por encima de todo, variopinto. Es frecuente ver a montañeros, que, aprovechando los planes de ruta por los montes y parajes naturales hacen una parada para reponer fuerzas allí. Así combinan gastronomía y deporte.
Por otro lado, hay empresas, como la planta Mercedes de Vitoria, que apostó por una experiencia en el Atabaka. Y también hay cabida para grupos grandes, como para una concentración de más de cien moteros que asistirá al local en el mes de abril.
Como curiosidad, un cliente aterrizó en la cima del monte en helicóptero para conocer el restaurante y sus exquisitos ferreros de morcilla. Una curiosa anécdota que no ocurre todos los días, y menos en puntos tan elevados como el que rodea al Atabaka.
De cara al futuro
En cuanto a futuros proyectos, los responsables del Atabaka tienen clara una máxima: “Menos es más”. Por esa razón, tiene en mente algunas ideas que quieren llevar a cabo con tiempo para que sean lo más efectivas posibles.
Dentro de poco, a partir de abril, empezarán a organizar vermuts musicales los domingos, pudiendo alargarlos durante los siguientes meses, en la temporada de verano y tal vez en otoño también.
A mencionar que el Atabaka alberga eventos como comuniones, bodas, bautizos, etc. Y, de cuando en cuando, es el lugar ideal para algún concierto o pequeño festival de bebida y comida artesanal.