Las grandes ocasiones y celebraciones suelen ir acompañadas de comidas y cenas con ricos y suculentos menús que en muchos casos pueden acarrear consecuencias incómodas que acostumbramos a aceptar con resignación. Acidez, pesadez, gases, somnolencia, hinchazón, incluso empacho nos pueden incomodar en las horas posteriores. Pero esto puede tener remedio.
Más allá de la moderación en la mesa, actitud que cuesta mantener ante los sabrosos preparados que encontramos frente a nosotros, podemos encontrar sobre la misma mesa el remedio para evitar, o al menos minimizar, los efectos secundarios de la gastronomía navideña.
Las tisanas, bien elegidas y con las plantas adecuadas, nos ayudan a que la digestión resulte má fácil Tras los postres, en lugar del café, que dicho sea de paso también puede considerarse una tisana aunque no de las digestivas, se puede optar por una decocción o un infusión de determinadas plantas.
¿Cuáles son las infusiones digestivas?
Existen numerosas plantas que sirven a este objetivo. Cada una tiene su propias características aromáticas que pueden ayudarnos a maridarlas con lo que hemos comido y rematar así una gran sesión festiva o, simplemente dejarnos llevar por nuestras propias preferencias.
Manzanilla. Esta plantas, de la que se aprovecha la flor, es una de las más populares. Entre sus beneficios es reducir la pesadez estomacal, prevenir los gases, aliviar las molestias estomacales y disminuir los cólicos, además de un estimulante digestivo. Para potenciar aún más las propiedades de la camomila, como también es conocida, se puede mezclar con miel, menta piperita o anís verde.
Menta. Otro clásico. Sus hojas son especialmente beneficiosas para prevenir flatulencias, mejora la digestión y alivia los dolores y espasmos producidos por los cólicos y molestias estomacales. Muy común es mezclarla con poleo, logrando una infusión potente y eficaz.
Hinojo. Esta planta ayuda a los que sufren digestiones lentas, pero también alivian la acidez, los dolores y los gases. Además tiene un efecto diurético que ayuda a eliminar líquidos, y por lo tanto a depurar. Está especialmente indicada para los niños ya que es muy suave. Al igual que la manzanilla, si se combina con comino o anís se refuerzan sus virtudes.
Anís. Esta planta ofrece dos versiones, el anís verde y el anís estrellado, que en realidad son dos especies diferentes. Ambas tienen la capacidad de favorecer la digestión, eliminar flatulencias, tratar la gastritis y los cólicos. Combinadas con otras plantas mejoran su eficacia.
Comino. Aunque el uso de estas semillas es habitual como especia para enriquecer platos, también posee cualidades contra los malestares digestivos, por lo que se puede usar en la cocina cono preventivo o como infusión después. Previene y elimina los gases, mejora la digestión, además de ayudar a tratar las molestias estomacales.
Boldo. De las hojas de este arbusto, y en menor medida de su corteza, se extrae la boldina, que se e utiliza con fines gastronómicos y medicinales. A su acción contra la hinchazón de estómago, la acidez y de facilitar la expulsión de gases, suma la ventaja de ser un laxante suave, por lo que alivia el estreñimiento.
Tomillo. Otra hierba que se usa con abundancia en la cocina y que también ofrece ventajas para mejorar la digestión gracias a sus propiedades antiespasmódicas y carminativas, que ayuda a expulsar los gases, además de ayudar con los vómitos y los cólicos.
Hierbaluisa. Esta planta se utiliza como tonificante digestivo, para aliviar el ardor de estómago, los gases e incluso el mal aliento gracias a su aroma a limón. También evita la aparición de cólicos, despierta el apetito y calma los espasmos gastrointestinales. Para aprovechar todas sus propiedades, basta con hacer la infusión de sus hojas secas en agua caliente durante cinco minutos.
Regaliz. Más allá del dulce de este nombre, su decocción es una de las más beneficiosas para el sistema digestivo, especialmente en casos de acidez o gastritis. Su sabor dulce es ideal para aquellos a quienes no les gustan los sabores más amargos de otras plantas. Hay que evitar cargar demasiado la preparación, con cinco gramos por vaso basta.
Tres ideas para tres tisanas
Para mejorar los efectos y varias aromas y sabores, suele ser una buena idea mezclar diferentes hierbas e ingredientes. Estas son tres posibilidades.
Infusión de anís estrellado e hinojo
En medio litro de agua hirviendo o a punto de entrar en ebullición, incorporar 4-5 estrellas de anís, una cucharadita de flores de manzanilla, otra de semillas de hinojo y una pizca de melisa. Basta cinco minutos de reposo antes de filtrar la mezcla y servir. Lo mejor es beberla después de comer. r
Infusión de menta, salvia y corteza de pomelo
Tras eliminar la parte blanca de la corteza del pomelo y picarla fina, echarla a medio litro de agua a punto de entrar en ebullición junto con un puñado de hojas de menta, frescas o secas, y otras cuatro hojas frescas de salvia. Tapar y dejar reposar unos ocho minutos antes de filtrar y servir. Puede resultar un poco amargo para algunos paladares, por lo que se puede endulzar con el edulcorante que más guste.
Infusión de genciana, manzanilla y limón
El efecto tónico de la genciana es un buen sustituto del café con la ventaja de ser un buen digestivo. Al usar la raíz de la genciana , primero hay que hacer una deccoción con ella. En medio litro de agua hirviendo se añade una cucharada de genciana y se cuece durante 30 minutos. Pasado este tiempo, se apaga el fuego y se añade una cucharada de flores de manzanilla y la corteza de medio limón. Tapar y que repose ocho minutos. Filtrar antes de servir. Su sabor es amargo, por loq ue la miel o el azúcar de caña le vendrán bien.
Infusión, decocción y maceración, tres forma de hacer una tisana
Las tisanas son bebidas a base de aguas a partir de las raíces, las flores, las hojas, las semillas o los tallos de plantas. Las maneras básicas de prepararlas son tres: infusión, decocción y maceración. La utilización de cada una de ellas depende de la parte de la planta que se use. Así, las flores y hojas, las partes más delicadas, se hacen en infusión. Esto no es otra cosa que calentar agua hasta que empiece a hervir y mezclarla con las plantas para que repose entre 5 y 15 minutos. Después, filtrar y servir. Para las partes más duras, tallos, raíces, rizomas o cortezas, se usa la decocción, que es mezclar el agua a temperatura ambiente con las plantas y hervirlo todo durante media hora. Finalmente, la maceración no es otra cosa que poner la hierba en cuestión en un recipiente con agua y dejarlo reposar a temperatura ambiente, a oscuras, durante un tiempo largo, 12 horas las partes blandas y 24 las más duras. Tiene dos ventajas, la primera es que así no se pierden los principios activos que el calor puede estropear y, segunda, que sirve para reblandecer los vegetales antes de una decocción.