La asociación Zazpigarren Alaba-Babestu Araba reclama que la residencia de Arana se destine a uso geriátrico y se opone a la creación de un macrocentro, defendiendo así un modelo de acogida vasco que, según subrayan, respeta mejor a los barrios y su idiosincrasia. Es la idea principal que transmitieron el martes en una rueda de prensa celebrada en el Centro Amaia de Aranbizkarra.

En concreto, la asociación explicó que han recogido 10.519 firmas, de las cuales 1.317 se obtuvieron en consultas realizadas en ocho barrios de la ciudad, además de 2.000 alegaciones al PGOU, con el objetivo de impulsar la reapertura de la residencia. Subrayan que la reivindicación no es nueva: “No la hacemos desde 2014, cuando se cerró el centro de Arana, sino desde 2009”.

No obstante, lamentan que a ninguna institución “le interesa recuperar el fondo del centro de Arana”, es decir, su carácter geriátrico. En los últimos años, la asociación ha intentado mantener reuniones con administraciones públicas, pero sin éxito.

Como ejemplo, recordaron la reunión del 11 de septiembre de 2017 con la Dirección de la Tesorería de la Seguridad Social de Araba, en la que “se ofertó a las instituciones la cesión gratuita del inmueble, siempre que se presentara un proyecto para personas dependientes; pero ni PNV, ni PSE, ni el PP –que había cerrado el centro– mostraron interés en impulsar una residencia pública”.

Al mismo tiempo que disminuyen las plazas públicas, la asociación denuncia que se refuerza el modelo privado. En concreto, citan 376 plazas privadas nuevas: 132 en Orpea, 124 en Vitalitas y 120 en Arabarren II. Asimismo, aseguran haber detectado “diversas irregularidades urbanísticas, ausencia de subastas municipales para adjudicar parcelas y otros datos recabados en el Área de Transparencia del Ayuntamiento y de la Diputación”.

Por otro lado, recordaron que la delegada del Gobierno, Marisol Garmendia, se comprometió a organizar tres asambleas: una en Arana, otra en Salburua y otra en Arantzabela. Sin embargo, hasta la fecha solo se han celebrado dos mesas redondas, que “no son lo mismo que asambleas”, y sigue pendiente la de Arantzabela.

Ante esta situación, y teniendo en cuenta las necesidades de las personas con dependencia –especialmente tras el cierre de la vía de San Prudencio para los grados 2 y 3–, la asociación ha convocado una concentración el 25 de septiembre a las 12.00 horas frente a la residencia de Arana, para exigir que el centro tenga un uso geriátrico y público, y no se convierta en un macrocentro “que dificultaría una acogida respetuosa con los barrios”.

La situación de los malienses

La asociación también denunció la realidad de los ciudadanos malienses acampados frente al cuartel de la Policía Nacional en Betoño. Explicaron que un pequeño grupo fue trasladado a Oñati, pero que 35 personas continúan durmiendo en la calle, entre ellos una mujer, sin acceso a comida ni servicios sanitarios, mientras esperan la resolución de sus solicitudes de asilo. Miembros de la asociación han tratado de ayudarles con alimentos y mantas. “Es una vergüenza dejar a esas personas así. La responsabilidad es del Gobierno central, que no está atendiéndoles”, denunciaron.

En este sentido, Zazpigarren Alaba-Babestu Araba ha hecho un llamamiento a la solidaridad ciudadana para reunir artículos básicos como ropa de invierno, mantas, sábanas y alimentos no perecederos (fruta, leche, zumos, conservas, bollería o chocolate). La recogida se llevará a cabo el 18 de septiembre en El Farolón (18.00-20.30 horas) y el 19 de septiembre en la plaza de Arana y en el bulevar de Salburua (17.30-20.00 horas).