El laberinto vegetal de Olarizu va tomando forma a la espera de que crezcan más las plantas para que el Ayuntamiento de Vitoria ponga fecha de apertura a la instalación, cuando tome cuerpo, una vez finalizadas las obras, ya que los setos aún no alcanzan todo su esplendor.
Son más de 6.000 plantas autóctonas colocadas en los setos para dificultar la visibilidad de la infraestructura. Sí se ven plantas, bancos, fuentes, farolas y puertas y están listas las señales orientativas para no perderse en el interior del laberinto.
Ante la polémica surgida en un principio con el vecindario, en desacuerdo con el proyecto inicial, el departamento municipal de Espacio Público y Barrios decidió modificarlo, para alejarlo de las viviendas más próximas, lo que redujo el espacio, que quedó finalmente en 3.900 metros cuadrados frente a los 5.000 planificados.
Accesos
Otra de las modificaciones introducidas ha sido el aumento del número de accesos desde el barrio, de uno a tres, con una plazoleta arbolada la entrada.
Así, habrá 12 ejemplares de árboles repartidos por los alrededores del laberinto, mayoritariamente a ambos lado de la plaza. Asimismo, un nuevo camino al noreste del laberinto conecta la urbanización del barrio con el vial ya existente en el sentido este del parque.
Con un presupuesto de 474.742 euros y financiación europea, este espacio verde se alza como un lugar de ocio, un elemento más de juego con la naturaleza, como los que ya existen en otras ciudades, que también sirve de gancho para conocer el jardín botánico.
El laberinto vegetal se abrirá en horario diurno para que la ciudadanía pueda jugar en su interior buscando la salida del entramado de caminos
Encontrar la salida
La campa sobre la que se sitúa el laberinto vegetal, en vaguada, permite que desde el exterior, al estar más elevado, desde el exterior se puede ver a las personas que están dentro del laberinto. En cambio, visualmente el impacto no es tanto, ya que se ve un seto de 50 centímetros y no los 170 reales de altura.
El espacio tendrá un horario diurno de apertura y cierre, sin iluminación, ya que es el propio seto el que cierra perimetralmente el laberinto, con una valla para blindarlo.
Refugio de aves e insectos
Además, varias señales indicarán a la ciudadanía cómo salir de la maraña de viales para que nadie se angustie y entre en pánico cuando quiera abandonar el juego. Por su parte, el mantenimiento será muy similar al de otros parques de la ciudad, con riego por goteo y podas dos veces al año.
El Ayuntamiento considera que el laberinto vegetal impacta de manera positiva en la biodiversidad de Olarizu y refuerza su hábitat natural. Por ejemplo, los setos potencian la función como sumidero de CO2 al parque y ofrecen refugio y espacio natural a muchas especies de aves e insectos. De hecho, cuenta con 6.138 ejemplares de carpe, una especie autóctona.