Montse se despide tras 48 años en Confecciones Sanz: una vida entera en la calle Gorbea de Vitoria-Gasteiz

El comercio local pierde una de sus figuras más queridas. Montse Mesonero, trabajadora de Confecciones Sanz durante casi medio siglo, se despide de su puesto en el número 34 de la calle Gorbea. Con 17 años comenzó su andadura profesional en esta tienda de ropa de hombre y mujer y, 48 años después, cierra una etapa marcada por la dedicación, la cercanía y el compromiso con su comunidad.

“Mi vida ha sido la calle Gorbea”, confesó Montse, emocionada, en su último día de trabajo. “He sido feliz con mis compañeras y con todos los comercios vecinos. La Asociación de la Zona Gorbea siempre ha sido una gran familia, y así me he sentido yo siempre”. Su despedida no deja indiferente a quienes han compartido con ella los ritmos diarios del barrio.

La historia de Montse es también la historia del comercio tradicional en Vitoria-Gasteiz. Una historia tejida con paciencia, vocación de servicio y calor humano, donde la tienda es más que un espacio de venta: es punto de encuentro, lugar de conversación y fuente de confianza. Su figura representa a una generación que ha construido ciudad desde el mostrador, dando vida a la calle con una sonrisa diaria.

Hace dos años se jubilaba Marga Saiz, su compañera durante cuatro décadas. Ahora es Montse quien pone fin a su ciclo profesional. El relevo lo toma Nuria Lasurtegui, con una sólida trayectoria en el sector, que se suma al equipo liderado por Yolanda Sanz, hija de los fundadores de la tienda, Bernardo Sanz y Estefanía Murga. Fundada a finales de los años 60, Confecciones Sanz ha sido desde sus inicios un ejemplo de emprendimiento familiar y compromiso con el barrio.

"Nunca se va una del todo"

Montse no se va del todo. “Nunca se va una del todo de donde ha pasado toda su vida laboral”, afirma con una sonrisa. Su legado perdurará en cada rincón de la tienda y en el recuerdo de clientas y vecinos que la vieron crecer como profesional y como persona.

Antes de marcharse, lanza un mensaje que resuena con fuerza: “Espero que la calle Gorbea siga manteniendo su carácter local, que no se pierda, que se proteja. No solo por ser un medio de vida, sino por la importancia social diaria que aporta”.