Hasta el próximo 13 de abril, gasteiztarras y turistas que se adelantan a las vacaciones de Semana Santa para visitar los lares alaveses, podrán degustar diferentes creaciones gastronómicas con sello personal en más de una treintena de establecimientos hosteleros de Vitoria.

Sin ir más lejos, son un total de 35 los locales participantes en la quinta edición de Bocados de autor, la experiencia gastronómica organizada por Gasteiz On con el objetivo de dar a conocer la excelencia de la hostelería local.

Manjares con tamaño y precio variables que reproducen la imagen gastronómica local. En la zona céntrica de la ciudad, el restaurante Waska, ubicado en la calle Siervas de Jesús, apuesta por un rico brioche de pastrami casero fundido en queso Cheddar, con salsa tártara asiática, vinagreta de chalotas y avellanas, una hoja de lechuga romana crujiente. El precio es de cuatro euros.

Brioche de pastrami casero del restaurante Waska

“El brioche lo tostamos con mantequilla y el pastrami lo hacemos aquí desde hace tiempo. Se pone en una salmuera con diferentes especias y se deja una semana entera a remojo para que se ablande y logre el sabor de las especias”, explica a este diario el propietario del local, Carlos Dávalos. Y aunque apunta que el método más típico es cocinar esta carne despacio sobre en una barbacoa, al no disponer de ello, “lo hacemos al vacío durante muchas horas a muy baja temperatura”.

El resultado final es un pastrami tierno y sabroso. A la pieza se le añade un toque “asiático” con la salsa tártara. “Le va muy bien a este tipo de carnes tan potentes. Le refresca mucho”, asegura Dávalos. Sobre el pan dulce francés, señala que “se ha puesto de moda, también por las hamburguesas”. “En la mayoría de las cartas y barras ahora ves un brioche”, señala.

El suyo en concreto, “ha tenido repercusión, a la gente le está gustando mucho, estamos contentos”. En este sentido, comparte que esta iniciativa culinaria es una forma de “mover a la gente” para que conozca y deguste la gastronomía de la ciudad.  

En su local, podrán hacerlo de martes a sábado de 13.30 a 15.30 y de 18.30 a 22.30 horas.

Chipirones bañados en alioli

Por un precio de siete euros, en frente de El Prado, en la calle Portal de Castilla, El Chancho ofrece un rico bocadillo de chipirones crujientes –con pan de chapata– bañado en “alioli casero hecho con leche pasteurizada”. Un bocado que también pueden disfrutar las personas celíacas, tan solo cambiando el pan y elaborando la fritura de los pequeños calamares aparte.

Bocadillo de chipirón crujiente con alioli del restaurante El Chancho

De esta forma lo detalla la responsable del establecimiento, Nadia Borisova, quien apunta que para lograr el crujido de los chipirones, se bañan en una mezcla de harina y después lo fríen. 

Se trata de un plato que sirven en carta, “que a la gente le encanta”, pero que nunca lo habían presentado a la clientela entre pan y pan. Según cuenta, es la primera vez que el negocio gasteiztarra participa en la ruta, aunque asegura que las ventas van por el buen camino.

Sabor a México

Detrás de la barra del bar El Abuelo, su dueña, Jacky Potes, ha querido hacer un guiño a su tierra natal: México. De ahí el toque picante que añade a su bocado; una fajita de pollo que sirve en diferentes tamaños; con precios fijados en 4 y 7 siete euros. Se trata de un taco con tortilla de maíz, pechuga de pollo en tiras, pimiento rojo, verde y amarillo, cebolla morada, tomate frito, queso parmesano, mantequilla y ajo picado.

Taco de pollo que elabora restaurante El Abuelo

“Las tiras de pollo se doran un poco y se mezclan con la verdura y con el tomate”, expone la hostelera. Todo ello, acompañado de una salsa picante con guindilla, “un picante razonable”, “un toquecito”. Más tarde, la lámina de fajita se dora en una plancha y se le añade el guiso. "Por encima, ralladura de queso parmesano. Se cierra y a disfrutar”, agrega.

“Esta forma de apoyo, de llamar al cliente para que conozca tu sitio me parece algo muy bueno para la hostelería”

“Han venido personas que no son clientes habituales simplemente porque estaban haciendo el recorrido”, asegura contenta con la buena aceptación que está teniendo. “Esta forma de apoyo, de llamar al cliente para que conozca tu sitio me parece algo muy bueno para la hostelería”, valora Potes. “Cuando pueda, lo volveré a tener como pintxo, es algo que ya se conoce y tiene bastante salida”, considera la dueña.

Cerveza en la ‘burger’

No en el centro, pero sí en un tranquilo enclave de Zabalgana, el Dublin House Vitoria, tradicional taberna irlandesa situada en el paseo de la Unesco, presenta un bocado dedicado al país anglosajón.

Por 2,50 euros, la Hamburguesa Guinness se compone de carne de ternera macerada en cerveza Guinness durante seis horas y a la que se le añade queso Cheddar irlandés, patatas en dados, lechuga y mayonesa trufada.

Hamburguesa Guinness del Pub Dublin House de Zabalgana

A ese cóctel se le añade un poco de salva brava, aportando así a la burger “un toque y emulando los colores de la bandera de Irlanda”. “Viendo también que se nos conoce por la cerveza irlandesa, se me ocurrió recuperar lo que había visto en otras partes y la verdad es que le da el toque a la hamburguesa”, cuenta el propietario del local, Jesús Moreno.

El público puede degustarla los sábados y domingos de 12.00 a 15.00 horas. De hecho, los clientes les han felicitado por su “originalidad”, así que el equipo está satisfecho. “Siempre nos ha gustado participar en cosas de este tipo”, sostiene el dueño.