Hay bares míticos que han hecho historia durante años en Vitoria con un único pintxo.
Un pintxo que han convertido en su especialidad y que atrae a gente de otros barrios por su fama.
Por ejemplo, hay un lugar en la capital alavesa donde han salido las mejores croquetas durante años: el Bendaña del Casco Viejo. Durante casi 20 años prepararon su propia masa de bechamel con un éxito abrumador.
Sin olvidar la morcilla del famoso Tulipán de Oro, donde han pasado generaciones de vitorianos solo a probar este bocado.
Hay otros bares nuevos que poco a poco se están convirtiendo en auténticos templos del pintxo-pote.
Y es que el pintxo-pote ya ha recuperado todo su esplendor en la capital alavesa, volviendo a aglutinar a cientos de personas las tardes de los jueves y los viernes.
En el barrio de Salburua hay un bar que arrasa desde hace unos meses: el Urría, con un pintxo-pote lleno hasta los topes.
En el barrio de San Martín hay un bar que triunfa en el pintxo-pote de los jueves y viernes. Es tal el éxito de sus pintxos que hay incluso clientes que se acercan de otros barrios para probarlos.
Hablamos del City Hall, que elabora la que es considerada como una de las tapas por excelencia en Salamanca. La famosa paloma, un pintxo sencillo de solo dos ingredientes: una corteza de trigo rellena de ensaladilla.
El clásico pintxo que por fin regresa a Vitoria
En la calle Gorbea (donde empezó el pintxo-pote allá por el año 2004) hay otro mítico local reformado que ha recuperado por fin el pintxo que triunfó durante años los jueves por la tarde.
Ubicado en la estratégica esquina entre la calle Gorbea y la calle Beato Tomás de Zumárraga, el antiguo Verdi, un bar de toda la vida donde decenas de grupos se juntaban los jueves a partir de las ocho, se ha transformado en La Gresca.
Reformado con un aire más moderno, este bar ha recuperado desde hace un mes el pintxo con que el antinguo Verdi hizo historia.
Tal y como explican en su cuenta de Instagram, La Gresca vuelve a ofrecer el famoso txampi que tan buen recuerdo dejó entre cientos de vitorianos muy fieles cada semana desde hace años al pintxo-pote de la Gorbea.