Doctora en Antropología Social, la alavesa Ixone Fernández de Labastida toma la batuta del Campus de Álava como nueva vicerrectora; en sustitución de Manoli Igartua. A fecha de hoy, la universidad del territorio alavés suma un total de 7.425 estudiantes matriculados en sus 31 grados. Una cifra que se mantiene “estable”, en palabras de la académica alavesa.
Ya es oficialmente la nueva vicerrectora del Campus de Álava, ¿cómo está siendo esta primera semana?
La verdad es que llevamos trabajando desde el día de las elecciones, en noviembre. Había que conformar un equipo y estructurar una planificación anual, aunque estos días sí que están siendo más intensos. Aún y todo, afrontamos el reto con mucha ilusión, creemos que los seis años nos van a favorecer y nos van permitir hacer política universitaria de verdad, con proyectos estratégicos.
¿Qué tipo de funciones lleva consigo una vicerrectora?
–Digamos que es el máximo cargo de representación, en este caso, del Campus de Álava. Creo que, una de la funciones fundamentales es ser, de forma interna, un referente en todo lo que tiene que ver con la gestión del campus, dando apoyo a todas las facultades. Por otro lado, tiene también tiene una labor muy importante externamente, con el entorno y el territorio, trabajando en las relaciones institucionales que se pueden gestar entre la universidad y otras entidades cercanas.
¿Y cómo se plantea ese camino?
–Creo que lo fundamental es darnos a conocer. En los próximos días iré acompañada con una parte del equipo a las entidades e instituciones públicas y privadas del territorio. La idea es poder establecer líneas de trabajo no solamente como máxima responsable del campus, sino también en las diferentes direcciones que van a depender del campus. Establecer una coordinación de manera que consigamos esa referencialidad en el territorio y acometer los objetivos recogidos en el programa.
Entrando más a detalle, ¿qué planes maneja para esta nueva etapa?
–Vamos a trabajar a dos ritmos. Hay cuestiones que son urgentes en las que ya estamos trabajando. También es una buena noticia que ya tengamos vicegerente de campus, Estibaliz Bengoetxea, figura fundamental para acometer algunas de estas urgencias que tienen que ver, por ejemplo, con el mantenimiento de algunos edificios en mal estado, con goteras. En este sentido, estamos elaborando actualmente un listado de intervenciones de carácter urgente. Otra de las líneas de trabajo tiene que ver con el cuidado de las personas, con cómo plantear las sustituciones del profesorado de aquí en adelante así como cuestiones más estratégicas pensadas para medio-largo plazo. Por ejemplo, tenemos claro que hay que incidir en la vida del campus, reavivarla de alguna manera. Queremos dar en el clavo con una oferta cultural con la ayuda de las entidades locales y otros agentes territoriales. Que el estudiantado sea un agente activo en el diseño de estas actividades. No va a ser fácil, somos conscientes, pero es una de nuestras líneas.
Me menciona también un servicio ligado a la salud mental de los estudiantes.
– Sí, es otro de los proyectos que necesita algo de recorrido, pero creo que a medio plazo podremos cumplirlo. Queremos crear un servicio de atención integral para la comunidad universitaria. Esto requiere un poco de la coordinación entre diferentes direcciones y servicios que existen en la actualidad así como la creación de nuevas figuras profesionales. Estamos hablando de un espacio físico ubicado en cada campus donde se integren y se coordinen el servicio de atención psicológica, de discapacidad, el protocolo de atención a víctimas de violencia, sin olvidar la atención de otras vulnerabilidades socio-económicas del alumnado, que muchas veces son las generadoras de ese estado de salud mental.
Este servicio nacerá por demanda estudiantil o porque ven necesario abordarlo más en profundidad.
–La universidad dispone actualmente de una Red de Escucha constituida por el profesorado ante la evidencia de que existen ciertos malestares entre el estudiantado. Pero muchos de ellos no son fáciles de atender si no eres una persona experta o que entienda del tema. Creemos que tiene que haber un servicio con personas profesionales.
En el marco económico, ¿qué otras necesidades tiene el campus alavés?
–La cuestión de las infraestructuras está difícil. Y la inversión depende de la financiación que recibamos. El Campus de Álava tiene un serio problema de ocupación de espacios, incluso para la docencia de grados. Atender es todo un reto. Creo que el equipo anterior ha sido consciente y ha hecho todo lo posible para solventar este problema material. Ahora, nosotros veremos cómo podemos darle solución. Otro proyecto que tiene que ver con inversiones es la renovación de espacios, como por ejemplo, el ala norte de la facultad de Deporte. La mitad del edificio fue renovado en 2010, pero la otra mitad no. Es un gran espacio, con posibilidad de ser un centro de investigación, pero hace falta inversión.
En el terreno académico, ¿cuáles han sido los avances?
–La universidad ya no ofrece exclusivamente un grado al uso, de cuatro años y listo. De hecho, fórmulas que suelen ser muy atrayentes para el alumnado son los dobles grados. Actualmente, en la UPV/EHU se ofrecen un total de quince, muchos de ellos ligados a las tecnologías o la ingeniería. Por otra parte, la Formación Dual también es un modelo atractivo porque permite al estudiante seguir formándose en el espacio profesional.
¿Tiene intención de impulsar algún proyecto nuevo en relación a los estudiantes internacionales instalados en Álava?
–La internacionalización es uno de nuestros objetivos claros. Es fundamental hoy en día. De hecho, formamos parte de la red Enlight, donde se integran diferentes universidades europeas, y por supuesto, contamos con todos lo programas de movilidad, como Erasmus+. Es una línea en la que vamos a seguir profundizando. Quizás, incidiendo un poco más en fomentar las relaciones interuniversitarias con la región Aquitania. La UPV/EHU es una universidad que mira hacia afuera por lo que impulsaremos claramente esta cuestión.
Y el euskera imagino que también, ¿no?
–Efectivamente. El euskera, dentro de la oferta docente, tiene todavía bastante margen de mejora. Hay grados que no se imparten en la lengua vasca en su totalidad debido a las optativas. También queremos ampliar la oferta en euskera en los postgrados. Asimismo, a través de esas actividades culturales mencionadas, la idea es que el euskera forme parte de la vida social y cultural de la universidad de forma diaria.
Por último, ¿cuál es su vínculo con Vitoria y Álava?
–Como mi mismo apellido indica, soy alavesa. Y me siento alavesa. Hice mi tesis doctoral en una comarca de Montaña Alavesa y, lo cierto es que ser antropóloga, te permite conectar mucho con la cuestión cultural, el tejido social y el territorio. Por lo que, por la parte emocional me siento totalmente arraigada al territorio y a la ciudad. Y creo que además es importante, porque cuando eres académica y te dedicas a la investigación, ya tienes creadas ciertas redes. Diría que conozco algo el territorio y a varios de sus agentes. Creo que eso, a priori, va a ser positivo para el cargo.