A una Armenia que reside en Vitoria, dentro del programa de Asilo y Refugiados de Cruz Roja en Álava, las primeras palabras que le enseñaron en euskera no solo no le sonaron a chino, sino que le hicieron tanta gracia al ver el sorprendente parecido que algunas de ellas tenían con su idioma nativo que quiso saber más por toda la cultura que rodea a su nuevo hogar.
Esta mujer es una de las participantes de las actividades de acercamiento a la lengua vasca cultura vasca que se realizan, dentro de ese programa de Asilo y Refugiados, y que tienen como objetivo dar a conocer diferentes recursos y tradiciones de nuestra tierra. Entre ellas, palabras en euskera relacionadas con las diferentes temáticas que van tratando para favorecer el proceso de integración.
Desde verano
Esta iniciativa comenzó en agosto con las fiestas de Vitoria, en las que además de explicar quién es ese famoso Celedón que baja por el cable cada tarde del cuatro de agosto o por qué los vitorianos se visten de esa manera, tuvieron la oportunidad de asistir al descenso de su versión txiki.
Desde entonces, cada mes, han ido realizando otras que les han servido para conocer la biblioteca del Centro Cultural Ignacio Aldecoa, el mercado de Abastos, la Navidad... En total, se han contabilizado 90 asistencias, que no son personas porque varias de ellas han querido seguir participando en más sesiones.
“Se vio la necesidad, sobre todo, por las familias con niños pequeños que estaban escolarizados porque se encontraban con que al llegar tenían que aprender castellano, al tiempo que sus hijos lo hacían en euskera en la ikastola. Empezaban a ver eso como una dificultad y se quiso dar la vuelta a la situación para mostrar que más que una dificultad era una oportunidad para la integración”, explica Blanca Esther Tejedor Donoso, referente del Programa de Acogida e Integración para personas beneficiarias y solicitantes de protección internacional de Cruz Roja en Álava.
Sentirte parte
¿Y qué es lo que al final te hace sentirte parte de donde vives? “La cultura porque si no la comprendes, no puedes participar y si no lo haces, no puedes sentirte integrado como el resto, así que vamos enlazando algo de vocabulario básico con algo de cultura vasca”, añade.
La última de estas sesiones, que es la sexta que han hecho, tuvo lugar este martes por la tarde con la visita al Museo de Bellas Artes de Vitoria, un lugar idóneo al contar con dos salas específicas de pintura y arte vasco, y la dinámica planteada siempre es similar.
“Primero, nos juntamos en la sede de Cruz Roja y se da una pequeña explicación del tema a tratar, además de entregarles un folleto en el que se recoge parte de lo explicado y algunas palabras en euskera relacionadas con el tema”, detalla Tejedor.
De diferentes nacionalidades
Así, este martes sus 12 participantes, procedentes de Somalia, Sáhara, Ucrania, Colombia o Perú, con edades desde los 20 hasta los 59 años, aprendieron que entrada es “sarrera”, “una palabra muy útil porque se la suelen encontrar en centros de salud y otros muchos sitios”, matiza. También conocieron que pintor es “margolari,” que escalera es “eskailera”, que escultura es muy parecida al castellano, porque solo se diferencia por una “k”, que “jauregia” es palacio y “erakusketa” una exposición.
“Y nos vamos fijando también en esa cartelería que aparece en cada edificio público o ese “kalea” de cada calle. No pretendemos que aprendan euskera como tal, sino que haya un acercamiento para que no lo rechacen”, agrega.
Tras esta explicación previa, comienza la visita como tal. En este último caso, a la pinacoteca del Paseo de Fray Francisco de Vitoria, ubicada en un edificio tan majestuoso, tal y como se lo habían imaginado cuando se lo describieron previamente.
Abrieron así la puerta a un tipo de ocio de Vitoria que desconocían, “y lo que más les sorprendió fue que era gratuito”, durante esta actividad que no es obligatoria, y que les sirve también para conocer a otros participantes del programa.
Además, “todo el mundo salió contento”, tras finalizar la misma.