En 2023, la edad media de emancipación de la población vasca se situaba en los 29,7 años, según el diagnóstico Situación de la Juventud Vasca, que presentó este miércoles el Gobierno Vasco. Esta edad media se ha retrasado un año y unos meses desde 2011, cuando estaba en 28,3 años, a 2023, cuando estaba en esos 29,7 años.

Es tres años más tardía que la media europea (26,3 años, de media, en la Unión Europea), si bien, el informe destaca que “hay mucha diferencia entre la edad en que se emancipa la población de unos y otros países de la UE”.

No en vano, en los nórdicos (Finlandia, Suecia y Dinamarca), “con más ayudas al respecto y, sobre todo, unos valores culturales muy diferentes”, la juventud se va de casa, de media, antes de los 22 años, mientras que en países del sur del ViejoContinente, en cambio, la edad media ronda los 30 años.

Edad ideal

Al preguntar a la juventud vasca, de 15 a 29 años, cuál cree que es la edad ideal para así hacerlo, la respuesta es a los 23,3 años de media (a los 23,0 años, en opinión de las mujeres, y a los 23,5 años, según los hombres).

“Podría decirse que las personas jóvenes creen que lo ideal es emanciparse una vez finalizados los estudios superiores y tras haber empezado a trabajar y contar, por tanto, con unos ingresos que les permitan vivir por su cuenta”, informa dicho diagnóstico.

Esta edad que consideran “ideal” para independizarse se ha rebajado en un año de 2022 a 2023. En cualquier caso, en todas las mediciones de la última década (de 2011 a 2023, más concretamente), los valores medios se han movido entre los 23 años y los 24 y medio.

Lo que también se mantiene constante es que esa edad ideal de emancipación siempre es más temprana que la real a la que, de media, las personas jóvenes empiezan a vivir por su cuenta. Esta diferencia ha oscilado a lo largo de la serie entre los cuatro y los seis años y medio. No obstante, en 2023 se ha registrado la mayor diferencia entre ambas edades (6,4 años).

Múltiples causas

Detrás de esta diferencia hay múltiples causas, como “el retraso involuntario en la finalización de los estudios o la prolongación con la realización de másteres u otros cursos o especializaciones para mejorar la empleabilidad, las dificultades para encontrar empleo, la baja calidad del empleo (inestable y/o con un salario insuficiente para plantearse la emancipación), la no disponibilidad de ahorros, la escasez de oferta de viviendas de características y precio adecuados a las posibilidades de la juventud, las dificultades que ponen las agencias inmobiliarias para alquilar o las entidades bancarias para conceder un préstamo hipotecario, problemas para acceder a ayudas públicas, etc.”.

Por género

Las mujeres se emancipan, de media, un año antes que los hombres (a los 29,1 años ellas y a los 30,4 años ellos). Esta emancipación más temprana, “pese a tener una situación laboral más precaria (mayor temporalidad, más jornadas parciales y sueldos medios más bajos), se debe, principalmente, a que se independizan más en pareja y con parejas que, en la mayoría de los casos, les superan en edad”, aclara el estudio