¿Cómo definiría el agotamiento emocional y en qué se diferencia del estrés común?
–El agotamiento emocional es como llegar al límite de tus fuerzas emocionales. No es solo estar cansada/o, es sentir que ya no te da la cabeza ni la energía para más. A diferencia del estrés puntual, que puede ser una respuesta normal ante una situación concreta, e incluso adaptativo en ocasiones, el agotamiento es más profundo y sostenido: te desgasta poco a poco y te deja sin ganas, sin motivación y a veces hasta sin alegría.
¿Cuáles son las principales causas del agotamiento emocional hoy en día?
–Las principales causas incluyen la sobrecarga de responsabilidades, la falta de límites entre la vida personal y profesional, la presión constante (vivimos en una sociedad que nos empuja a rendir sin parar), el cuidado de otras personas sin apoyo adecuado (como en el caso de cuidadores/as) y la hiperconectividad digital. También influyen factores estructurales como la precariedad, el aislamiento y la desigualdad de género.
¿Cómo puede afectar este agotamiento a nuestro cuerpo y nuestras relaciones personales?
–En el cuerpo y las relaciones también pasa factura. Puedes sentirte irritable, sin energía, con dolores, insomnio o incluso problemas digestivos. Y a nivel personal, afecta a cómo nos comunicamos, nos relacionamos o nos cuidamos a nosotras mismas/os. Podemos notar más desconexión emocional, menor empatía o conflictos frecuentes, debido a la falta de recursos internos para sostener los vínculos. A veces nos desconectamos tanto que dejamos de disfrutar de las cosas que antes nos hacían bien.
¿Qué señales tempranas deberíamos reconocer para actuar a tiempo?
–Si te notas más apagada/o de lo normal, con la cabeza saturada, te sientes irritable o que todo te molesta, o simplemente sientes que no llegas. También si dejas de disfrutar de lo que antes te gustaba, te aíslas o empiezas a sentir que ya no puedes más o no te sientes válida o suficiente. Esas señales son un aviso de que algo necesita parar y ser atendido.
¿Cuándo es recomendable acudir a un profesional?
–Cuando el malestar se mantiene en el tiempo y empieza a afectar tu día a día, tus relaciones o tu salud. También si sientes que, por más que lo intentas, no consigues remontar o si notas tristeza, ansiedad o apatía durante semanas. Pedir ayuda no es rendirse, es una forma de cuidarte.
"El cuerpo y la mente lo terminan expresando de alguna forma: a través del insomnio, enfermedades, irritabilidad constante o pérdida del sentido vital. Además ignorar las señales pueda hacer también que la posterior recuperación sea más lenta"
¿Qué papel juega la autoexigencia y la culpa en este tipo de desgaste?
–Un papel clave. Vivimos con la idea de que tenemos que poder con todo, que si paramos somos débiles o egoístas. Esa voz interna que dice “deberías hacer más”, “no te puedes quejar”, es una gran aliada del agotamiento porque lleva a no respetar los propios límites y a priorizar el deber sobre el bienestar.
¿Puede el agotamiento emocional derivar en algo más grave si no se atiende?
–Desde luego. El agotamiento puede transformarse en depresión, ansiedad o incluso en problemas físicos serios. El cuerpo habla cuando no le escuchamos a tiempo.
¿Qué pasa si no damos atención a ese agotamiento emocional?
–El cuerpo y la mente lo terminan expresando de alguna forma: a través del insomnio, enfermedades, irritabilidad constante o pérdida del sentido vital. Además ignorar las señales pueda hacer también que la posterior recuperación sea más lenta. Por eso, escucharnos a tiempo es una forma de prevención, no de debilidad.
"Aunque es frecuente en contextos laborales, también aparece en otras esferas como el cuidado familiar, las relaciones afectivas desgastantes o situaciones de sobrecarga vital"
¿En qué se basan las charlas que ha ofrecido?
–Se trata de acercar estos temas con rigor, pero de forma sencilla. Hablamos de lo que sentimos, de cómo nos afecta, y ofrecemos herramientas prácticas para el día a día. También ponemos en común experiencias, porque cuando compartimos, ya no nos sentimos tan solas/os.
¿Qué estrategias recomienda para prevenir o manejar el agotamiento emocional?
–Establecer límites claros en lo laboral y lo personal; aprender a parar de verdad, con rutinas de descanso y desconexión digital; practicar actividades placenteras y de autocuidado; fomentar la expresión emocional y pedir ayuda cuando sea necesario; incorporar pausas activas, técnicas de relajación y movimiento corporal regular y, por último, cuestionar creencias autoexigentes que nos enseña la sociedad en la que vivimos y empezar a trabajar la autocompasión.
¿El agotamiento emocional siempre está relacionado con el trabajo?
–Por supuesto que no. Aunque es frecuente en contextos laborales, también aparece en otras esferas como el cuidado familiar, las relaciones afectivas desgastantes o situaciones de sobrecarga vital.