Surgió como una idea alocada de un grupo de blusas. En la primera bajada tuvieron un comienzo accidentado que resolvieron con el descaro e inventiva propia de la juventud. Casi 70 años después, la bajada del Celedón se ha convertido en uno de los días más queridos por la ciudadanía, y las cuadrillas de blusas y neskas.
En estos años, cuatro personas han encarnado a Celedón. Elegidos por la Comisión, representan el espíritu de las fiestas de la Virgen Blanca. Repasamos sus nombres y trayectoria que han hecho de la bajada del Celedón una de las mejores tradiciones festivas de Vitoria-Gasteiz.
José Luis Isasi
El primer Celedón. Y por accidente. El primer muñeco terminó estrellándose contra el suelo antes de llegar al tejado del consistorio. Isasi, que estaba preparado en el tejado, actuó rápido. Abrió el paraguas, bajó al balcón central y se presentó ante las autoridades mientras, de fondo, la gente cantaba “Celedón se ha hecho una casa nueva”. Este blusa de la cuadrilla de los Tímidos pasaba a encarnar el espíritu de las fiestas de la Virgen Blanca. Había nacido una tradición.
Continuó como Celedón durante 22 años, con un muy breve paréntesis en 1976. A raíz de los asesinatos del 3 de marzo, Isasi no quiso salir ante el ambiente de crispación que existía.
Isasi cedió el testigo en 1980 a Iñaki Landa. El cariño de la ciudad se vio reflejado en los dos Celedones de Oro que le concedieron, uno a título individual (1970) y otro con al grupo creador de la bajada de Celedón (1974).
Su frágil salud no le permitió acudir a la bajada de Celedón de 2007 que servíó de homenaje a una tradición que cumplia medio siglo de historia..
Fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad a título póstumo.
Enrique Orive
La suya fue una participación muy breve. Originario de Barakaldo, llegó a Vitoria para hacer el servicio militar y aquí se quedó al abrir su negocio y casarse. En 1976, a raíz de los asesinatos del 3 de marzo, las cuadrillas de blusas se habían negado a salir. Orive se ofreció voluntario para salir como Celedón “por mi pueblo, Vitoria, y por la Virgen Blanca”. Nadie, excepto sus familiares más cercanos y algunos miembros del consistorio, supieron nada.
El día 4, Orive hizo el paseillo entre los aplausos de unos y los pitos de otros. Para él fue uno de los días más felices de su vida.
Ese mismo año se le reconoció con el Celedón de Oro.
Iñaki Landa
Para este mecánico, amante del deporte rural, encarnar al Celedón fue “una suerte y un privilegio”. Fue elegido por unanimidad por las cuadrillas para encarnar a esta figura en 1980.
A lo largo de las dos décadas que estuvo como Celedón, Landa fue testigo del cambio pausado de las tradiciones. El puro, indispensable hasta entonces y que llegaba a emborronar las fotografías, cedió protagonismo. La afluencia de gente cada vez más joven y los saltos dificultaban su paseillo para llegar a la balconada.
Aún así, para Landa encarnar a Celedón era “un orgullo” pese al tributo de la popularidad. Como llegó a decir, “representar a todos los vitorianos en ese momentazo de la bajada de Celedón es lo más a lo que puede aspirar”.
En 1994 fue reconocido con el Celedón de Oro a una trayectoria representando lo mejor de las fiestas de la Virgen Blanca.
Gorka Ortiz de Urbina
Se despidió el año pasado de su papel como Celedón tras 21 bajadas (más dos años de interrupciones provocadas por la pandemia), igualando a Landa, pero sin superar a Isasi. Esa había sido su idea.
En estas dos décasdas, Ortiz de Urbina ha sido testigo de la transformación de la bajada de Celedón, a una fiesta cada vez más multitudinaria, de la escisión de la Comisión de Blusas y Neskas con el surgimiento de la Federación, del cambio en el txupinazo, el intecambio de puros o el acompañamiento en el paseillo hasta la balconada.
Su defensa del espíritu de las fiestas de la Blanca, promoviendo un ambiente saludable y, sobre todo, los valores de unas fiestas en igualdad sirvió para que le otorgasen el premio honorífico de la Cuadrilla de los Txismes.
En 2022 el ayuntamiento reconoció su trayectoria y el impulso que había dado a las fiestas dándole el Celedón de Oro.
“Encarnar a Celedón es algo muy bonito”, afirmó una vez. Ortiz de Urbina dijo “irse con pena pero también con ganas”, convencido de que la persona que le sustituya lo va a hacer bien. Este año empieza Iñaki Kerejazu. ¡Viva Celedón! Gora Zeledon!