Después de seis días, el Mercadillo Solidario de Berakah, que promueve la obra social de las parroquias vitorianas de Santa María y San Vicente Mártir, y que a principios de mayo lloraba la muerte de su fundador, José Ángel López de Lacalle, ha cerrado este sábado su última jornada en Dendaraba, en pleno centro de Vitoria, con un buen balance de ventas, según señalaba a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, Pilar Pérez, una de sus voluntarias.
Gracias a ello, se permitirá el sostenimiento de Ain Karem y Belén, dos residencias de la almendra, que acogen a un centenar de personas, en su mayoría, mujeres y niños, que carecen de recursos para tener una vivienda en alquiler.
Y si hay algo que hacía todavía más especial a este rastrillo, que se organiza también en Navidad, es que los productos que se podían adquirir, a un módico precio, proceden de las donaciones de familias o de comercios locales que se han animado de esta forma a apoyar a este proyecto.
Recogida
“Hay veces que nos llaman porque quieren donar todos los objetos de un piso después de que, por ejemplo, se les haya muerto la madre. Para ello, tenemos compañeros que van casa por casa. También tenemos tiendas que igual ya no venden algo y nos lo dan y hasta gente que directamente nos da dinero. Los fondos que recaudamos van para esas dos residencias y se usan para todo en ellos: desde para pagar facturas de agua o luz o para hacer arreglos en esos pisos porque son viejos. Son personas que han venido a Vitoria sin nada”, destacaba Pérez.
Esta variedad en las donaciones hace que en este mercado también se pueda encontrar de todo en sus stands: complementos, objetos de decoración, juegos de café, antigüedades, cuadros, bisutería, hilos para costura...
“Las ventas han ido muy bien esta semana. Vendemos bastante bisutería, pero también mucha vajilla y cristalería”
“Las ventas han ido muy bien esta semana. Vendemos bastante bisutería, pero también vajilla y cristalería”, resumía con orgullo, esta señora que lleva unos doce años como voluntaria de Berakah tras jubilarse, al pensar que echar una mano allí, de forma altruista, era una buena forma de contribuir a la sociedad después de lo bien que la vida se había portado con ella o, como ella, dice “tras haber recibido bastante”.
Entrega de folletos
Y a toda esa gente que acudía a comprar, que no era poca, porque había ratos en los que costaba encontrar un hueco en el puesto en el que poder asomarse para ver sus productos, al final también se entera del fin solidario de la venta de productos, “porque les entregamos un folleto para que conozcan de qué va el proyecto y se puedan hacer voluntarios”.
Las que compraron
Una de las clientas que ‘picó’ en este mercadillo ha sido Carina. “El viernes me lo encontré por casualidad, cuando entré en Dendaraba y como no me venía bien, por eso decidí venir el sábado”, explicaba esta mujer, que lo hizo acompañada por sus hijos Jone, de 5 años, y Beñat, de 4.
Y no era la primera vez que compraba en él. “El año pasado adquirí cuadros y tazas, que estaban muy bien. Y este año he comprado portavelas y un plato para dejar las frutas. Eran cosas que me hacían falta, así que he aprovechado”, concretaba.
Con fichaje previo
Juana también fue la víspera a este mercadillo, tras enterarse por el periódico de que tenía lugar esta iniciativa en este centro comercial: “Miré todo y dejé vistas lo que había. Al venir, pensé que ojalá no se las hayan llevado y he tenido suerte: siguen aquí las tres cestitas de servir en la mesa”, comentaba esta clienta.
También de perlas le ha venido este rastrillo a Nieves. “Voy a regalar a mi nuera esta muñeca de porcelana”, precisaba. Un detallazo bueno, bonito, barato y, además, por una buena causa.
Las cuatro "b" que son el santo grial de todo persona consumidora.