Desde hace semanas, más de un centenar de vecinos de Vitoria no pueden beber agua del grifo por la presencia elevada de nitratos que les llega de un pozo de 200 metros de profundidad.
Es la denuncia pública que tenían previsto hacer mediante una rueda de prensa en la Plaza Nueva de la capital de Álava residentes y representantes de las juntas administrativas de los concejos de Legarda, Artaza, Mandojana y Gereña.
Sin embargo, Amvisa la empresa municipal que gestiona el servicio del agua, acaba de anunciar su solución, la de conectar estos concejos "de forma definitiva" a la red general de Vitoria, que bebe del pantano de Ullibarri.
De esta forma, la nueva tubería pasará por la ruta más corta (de unos dos kilómetros) dado que la junta administrativa de Ullibarri-Viña finalmente ha dado su visto bueno.
Las alternativas, de no lograrlo, eran buscar otro trazado y obtener los permisos o bien, tratar y limpiar el agua en el depósito del pozo que abastace a los cuatro concejos en cuestión.
"Con esta infraestructura dará solución al problema que sufre el centenar de habitantes de estas localidades que hace unas semanas dejaron de beber el agua de sus casas al detectarse un nivel de nitratos superior al establecido por normativa sanitaria"
Como explica Amvisa, "con esta infraestructura dará solución al problema que sufre el centenar de habitantes de estas localidades que hace unas semanas dejaron de beber el agua de sus casas al detectarse un nivel de nitratos superior al establecido por normativa sanitaria. Aunque los últimos análisis señalan que los niveles son ya normales, sigue vigente la prohibición y se ha optado por la conexión a la red de la capital vitoriana como solución definitiva para así evitar que el problema vuelva a repetirse en un futuro".
En garrafas
La situación a la que ahora se pone remedio se detectó hace más de un mes. Desde entonces, la empresa municipal de aguas viene suministrando agua embotellada a las personas afectadas que, sin embargo, sí pueden hacer uso del agua del grifo para regar, lavar o realizar labores de higiene personal.
Estas garrafas las deposita en el txoko de cada pueblo y cada vecino recoge allí las que necesita.
Aparte, durante todo este tiempo, la empresa municipal ha venido realizando los trámites administrativos y las negociaciones oportunas para poder llevar a cabo la obra.
Precisamente, el último trámite se completó en la noche de ayer cuando los vecinos de Ullibarri dieron su autorización para que la nueva tubería sea conectada a la red de consumo de Vitoria-Gasteiz que llega hasta su localidad, después de asegurarles de que no les afectará en nada.
Una vez obtenido este consentimiento, Amvisa agilizará los pasos para instalar el nuevo conducto que, por ahora, será en superficie "con el fin de acelerar su puesta en marcha".
Prácticas agrícolas
La conexión con la red de agua de Vitoria-Gasteiz será la "solución definitiva" para los y las residentes de Mandojana, Legarda, Artaza de Foronda y Gereña que desde hace décadas extraen agua de un pozo, ubicado en la primera de estas localidades, que luego es sometida a un proceso de potabilización.
Se cree que el origen de la contaminación de este sondeo, situado a unos 200 metros de profundidad, puede estar en las labores agrícolas, combinada con las fuertes lluvias registradas hace unas semanas.
Altos niveles
Sea como fuere, de lo que no hay duda, es que por primera vez la empresa que gestiona el agua de Vitoria había detectado que se superaba el límite de nitrato permitido de 50 miligramos por litro, que establece la OMS (Organización Mundial de la Salud).
A partir de 25 mg/l se considera ya una incidencia importante y una alerta ante una posible contaminación.
Igualmente, la normativa estatal, a través del Real Decreto 140/2003, establece la concentración máxima permitida de nitratos (NO3-) en las aguas de consumo humano en 50 mg/l y de nitritos (NO2-) en 0,5 mg/l.
Amvisa solo recomienda no utilizar el agua del grifo para beber o cocinar, pero los vecinos están preocupados por su salud a la hora de usar el agua en otros ámbitos tan cotidianos, como ducharse, puesto que la piel absorbe el agua, o el lavado de platos tras cada comida.
Teniendo en cuenta que la incertidumbre era cada vez mayor, los vecinos exigían "agua potable y salubre, desde una red definitiva que la pueda garantizar".