Llamarlo deporte “se queda corto”, apuntan quienes lo conocen bien. “Adictivo y creativo”, añaden otros de sus aficionados activos en el mundo. Así es el skate, atrayente y cautivador para quienes surfean cada rincón de asfalto y de calle sin siquiera tener, en ocasiones, un rumbo claro o una meta fijada, tan solo disfrutando del proceso.

Itzel Ortiz es uno de los ‘skaters’ gasteiztarras que disfrutan deslizándose en sus monopatines realizando trucos y piruetas en distintos ‘skateparks’ y pabellones de Vitoria Cedida

Una disciplina urbana originaria de Estados Unidos que ha colmado su éxito en distintas partes del mundo, entre ellas, la capital alavesa, donde actualmente, la escena se presenta en constante crecimiento. 

En Gasteiz, son un total de cuatro los skateparks abiertos al público: San Martín, Santa Lucía, Zabalgana y Sansomendi.

Adrián Martínez, director de Skate Eskola, uno de los centros referentes a nivel local, cree que esa escena es un tanto “dispersa” en la ciudad, pero no en el mal sentido de la palabra.

“Hay bastantes personas que lo practican, pero cada una lo hace a su modo, lo cual está bien, porque cada cual disfruta del skate a su manera”, expone en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

A pesar de no poder contabilizar con una cifra precisa el número de gasteiztarras que montan a fecha de hoy sobre las tablas de un monopatín, “está claro que, cada vez, hay más personas que se suman”, añade el director.

“Poco a poco, me fue gustando más y más y comencé a ir a ‘skateparks’ de Vitoria con mi padre”

Itzel Ortiz - ‘Skater’

En esta línea, insiste en que un factor que ha incidido en esa tendencia ha sido el “impacto positivo que este deporte tiene en la sociedad, tanto para la gente que lo practica como para aquellos que lo disfrutan desde fuera”. Algo que asegura que evita “barreras a la hora de encontrar un sitio para patinar”.

“La gente en general ya no te mira raro por ir en monopatín”, señala.   En Gasteiz, son un total de cuatro los skateparks abiertos al público: San Martín, Santa Lucía, Zabalgana y Sansomendi. 

Javier Sarmiento relata cómo fueron sus inicios a lo largo de las calles del Casco Viejo de Vitoria. Cedida

MULTIGENERACIONAL

La edad no es un impedimento para quienes sienten la fiebre del monopatín. De hecho, el abanico actual presenta aficionados “desde los cuatro años hasta más allá de los 50”, en palabras del director. Una tendencia que ha dado un giro en los últimos años.

“Antes no era tan habitual ver a gente patinar a edades tan tempranas ni tan avanzadas”, añade. En este marco, DNA ha podido recoger la historia de tres protagonistas gasteiztarras que disfrutan surfeando los distintos rincones de la ciudad.

“El skate me ha dado muchas amistades, fuera y dentro de él. Te relacionas con todo tipo de gente”

Javier Sarmiento - ‘Skater’

Javier Sarmiento, a sus 43 años, relata cómo fueron sus inicios a lo largo de las calles del Casco Viejo de Vitoria.

“Empecé patinando cerca del centro cívico El Campillo y bajando a lo largo de la Kutxi hasta la esquina de la ortopedia Fariña. Más tarde, comencé a ir a la plaza de Los Fueros, también a la de Abastos y, poco a poco, fui explorando la ciudad y conociendo a jóvenes que hacían lo mismo que yo”, recuerda.

Todo un aficionado desde txiki, puesto que, a los nueve años, aprendió la técnica del Ollie (un truco aéreo sin manos en el que el skater y la tabla saltan en el aire), además de ya haber tenido un primer contacto con “skates de juguete”.

Ahora, “voy a todos lo que puedo, desde la Skate Eskola y SkatebolingA indoor parK, hasta skateparks como el de San Martín o Santa Lucía”. 

Asimismo, el gasteiztarra es de los que cree que catalogar esta disciplina como un deporte, “se queda corto”. “No tiene ni reglas, ni entrenador, ni ropa reglamentaria, nada que seguir”, apunta.

Un aliciente que, a escala general, él mismo resume como “sensación de libertad”, porque ayuda a abrir la mente, la imaginación además de desarrollar la personalidad y la inteligencia, “por el factor de riesgo que tiene”.

A nivel personal, Sarmiento destaca el “bienestar, las lecciones de persistencia y la inteligencia social” como algunos de los beneficios del skate. “Te relacionas con todo tipo de gente, olvidando todos esos clasismos y racismos que se dan a veces. El skate me ha dado muchas amistades, fuera y dentro de él”, comparte.

Eneko Martínez es uno de los ‘skaters’ gasteiztarras que ha hablado con DNA.

Eneko Martínez es uno de los ‘skaters’ gasteiztarras que ha hablado con DNA. Cedida

El matiz social es algo en lo que Eneko Martínez, de 25 años, también coincide, “porque compartes consejos”. Hace tres años que este joven deportista cambió su bicicleta y los rocódromos por una tabla de skate. “Me enganché muy rápido. Es un deporte muy adictivo, de superación constante.

También por su cultura, el estilo que desprende, hasta por la forma de vestir”, destaca Martínez, quien rueda sobre el pabellón de Surf&Green Gasteiz.

A su juicio, más que un deporte, es “un movimiento”. “Complicado”, eso sí, porque requiere de “horas y horas” de práctica.

“El skate está resurgiendo, las nuevas generaciones vienen apretando fuerte”

Eneko Martínez - ‘Skater’

“No patino todos los días porque no me da el cuerpo de sí, pero cuando tengo tiempo libre y la temperatura acompaña, estoy patinando”, expone. Sus inicios se sitúan en el skatepark de Sansomendi, porque fue donde “más cómodo” se sentía hasta que, poco a poco, fue cogiendo una mayor “fluidez”.

“Al principio, te da vergüenza que te vean porque patinas como un tronco, muy rígido. Estás pendiente de no caerte y poco más”, señala con cierta sorna. “Después, aprendes a hacerlo con más personas alrededor, a poder esquivarlas”, añade.

En el terreno personal, el joven subraya que los beneficios que pueda aportar un deporte cualquiera, también lo hace el skate. “Sudas, te sientes bien, sin darte cuenta, porque no da pereza. Puedo estar en la calle, en un skatepark, dónde sea”, comenta.

Un deporte que deja volar la imaginación y que invita a probar diferentes trucos, dando pie a una gran variedad de “estilos de patinaje”.

JÓVENES

Con tan solo cinco años, Itzel Ortiz montó por primera vez en un “típico skate de niño” que le habían regalado. “Poco a poco, me fue gustando más y más y comencé a ir a skateparks de Vitoria con mi padre. Me lo empecé a tomar más en serio”, relata ahora a sus 16 años.

En Santa Lucía es donde este joven disfruta patinando. También lo hace en la Skate Eskola, junto a su padre, donde ambos son socios. “Se nota que empieza a haber más gente que se anima a patinar tanto en skateparks como en pabellones. Desde que hay más escuelas de patinaje, muchos más niños se atreven a probar el deporte”, señala.

De hecho, no es el único que tiene esa percepción. Sarmiento y Martínez reafirman que en la escena actual del skate en Gasteiz, destaca toda una generación de jóvenes al pie del cañón. “Hay un grupo grande de gente joven con talento que lleva las riendas en la ciudad”, destaca Sarmiento.

Por su parte, Martínez cree que “el mundillo está resurgiendo un poco” con la llegada de estos jóvenes. “Las nuevas generaciones vienen apretando fuerte”, concluye.

Cuestiones a mejorar

Sarmiento coloca a San Francisco como el mayor ejemplo de ciudad avanzada en lo que a infraestructuras respecta. Algo que echa en falta en las instalaciones actuales de la capital alavesa, “porque están deterioradas en muchas formas”.

Asimismo, apunta que Gasteiz debería apostar por “cubrir los escenarios donde se desarrollan todas las actividades”. Para el joven Itzel, hace falta “más variedad de módulos” en los skateparks.

“Es muy difícil encontrar un buen bordillo para patinarlo en el suelo, y eso hace que sea más complicado mejorar la técnica. Y, lo mismo pasa con las barandillas, al menos en los espacios abiertos”, expone. Por su parte, Martínez, sugiere que una skateplaza, con “más bordillos”, sería una buena apuesta para Gasteiz. “Aunque en mi caso, con lo que tengo, me apaño”, señala.