Acercar las nuevas tecnologías a la generación más veterana. Esa es la idea que aguardan los tradicionales cursos informáticos de la Asociación de Pensionistas, Jubilados y Viudas de Álava, Las Cuatro Torres. Y, para reconocer el mérito de los mayores, este lunes se ha llevado a cabo la entrega de diplomas para premiar a los 89 participantes en su 23ª edición.

Pese a no haber podido contar con la presencia de todos ellos, decenas de jubilados y jubiladas no han querido perderse un evento que reconoce una mayor cercanía al mundo de la tecnología. Es por ello que, estas acciones formativas, impartidas por el Instituto Europa del País Vasco y subvencionadas por la Diputación Foral de Álava desde el año 2000, han vuelto a reunir a representantes institucionales, docentes y aprendices a fin de conmemorar conjuntamente el largo recorrido de aprendizaje.

“ Es importante que las personas mayores no se queden atrás. Las nuevas tecnologías les ayudan a tener una mejor calidad de vida, están dentro de lo que es la jerga del día a día”, explica Rufi Sánchez, gerente del País Vasco del Instituto Europa del Grupo Aspasia. En este sentido, la directora del grupo señala que estas personas han logrado dar un paso más, mostrándose activos y con ganas de aprender. “Muchos se han descargado aplicaciones, han aprendido a utilizar el GPS o incluso el manejo de las redes sociales”, detalla Sánchez.

Asimismo, el actual diputado de Políticas Sociales del territorio alavés, Gorka Urtaran, ha resaltado la importancia social y de bienestar que sostienen los aplaudidos cursos informáticos. “Desde la Diputación tenemos un objetivo: que vivamos más y mejor. Vivir muchos más años y que, esos años, sean con una mayor calidad de vida; pasando por una buena salud y una buena interacción social”, ha afirmado.

Lo cierto es que la pandemia fue un punto de inflexión para todos, dada la atípica normalidad que se vivió. Gracias a aparatos tecnológicos como el teléfono móvil o el ordenador, los mayores pudieron conectar con sus familiares. “Padres hijos y familias en general pudieron sentirse más cerca porque sabían manejar los dispositivos. Aunque estuviéramos confinados podíamos saber qué tal estaban”, ha resaltado la gerente.

HORA DE APRENDER

Después de que este periódico haya podido conversar con cuatro participantes, la sensación que se respira entre la veterana generación gira en torno a las ganas por seguir aprendiendo. Así lo ha destacado Justino, quien ya se ha apuntado a diferentes cursos formativos y asegura haber aprendido “de todo”. “Hasta los 65 años trabajar, trabajar y trabajar, y a partir de los 65, aprender, aprender y aprender”, bromea con una sonrisa.

Asimismo, este jubilado de 76 años afirma haber cursado grados de fotografía, de smartphone y hasta de certificados electrónicos, un conocimiento fundamental en el que también coindice María Jesús. “Pedir una cita médica a través de la web es algo básico y puedes ahorrarte mucho tiempo”, apunta la veterana. A Loli en cambio, los cursos le han servido para sustituir el ordenador por la tablet. “Yo ya usaba Internet, incluso Google Maps, pero me apunté a los cursos este verano por primera vez para coger más soltura con la tablet”, señala.

De igual modo, a Eloy también le picaba la curiosidad de ir más allá del ordenador, de poder trastear con el móvil además crear nuevos lazos sociales. “Es una manera de mantenerme activo, de conocer gente. He hecho muchos amigos”, resalta el jubilado. Un aprendizaje con el que se muestra satisfecho pese a “no haber sido una tarea fácil”.