Hablar de mujer y enfermedad mental es hablar de dificultades duplicadas. Las mujeres con enfermedad mental se enfrentan al estigma por el hecho de convivir con una enfermedad mental y a la desigualdad social por razón de género. A menudo, se encuentran con estereotipos como la consideración de ser personas asexuadas o hipersexuales, no aptas para ser madres o para tener pareja, para recibir formación, para el empleo o para sostener discursos veraces.

“Estos estereotipos no solo suponen un obstáculo en la enfermedad, sino que generan situaciones de discriminación y les hace más vulnerables ante situaciones de violencia y abusos”, explican desde Asafes.

Por ello, la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, Asafes, presentará mañana una guía para comunicar sobre salud mental y género, Cambiando palabras transformando realidades.

Se trata de una herramienta dirigida a medios de comunicación, agentes e informantes sociales, que pretende aportar información veraz a la hora de comunicar sobre salud mental y mujeres, con el objetivo de luchar contra el estigma y los estereotipos de género. La guía ha sido elaborada por Asafes.

“La necesidad de romper con el estigma de la salud mental es algo que llevamos trabajando desde que nació Asafes. No son pocos los estudios que determinan que uno de los factores que incide en la evolución de las enfermedades mentales es el estigma asociado a ellas, que repercute negativamente en todas las áreas de la vida y tiene importantes consecuencias en el desarrollo de un proyecto vital. Este estigma se transforma en discriminación reduciendo las oportunidades de acceso al empleo, dificultando las relaciones interpersonales, e incluso haciendo más complicado que la persona que tiene una enfermedad mental pueda afrontarla de manera adecuada”, explica desde Asafes Raquel Alija.

“En el caso de las mujeres, la situación es incluso más complicada ya que hablamos de una doble discriminación: por el hecho de ser mujeres y el rol sociocultural que llevamos asignado por el hecho de serlo, y por la representación estereotipada que a menudo podemos percibir en el imaginario social. Si a esto le sumamos la realidad que viven las mujeres que además de una enfermedad mental se encuentran representadas en otro colectivo vulnerable como por ejemplo, por su raza, por su situación económica, su orientación sexual y su identidad o expresión de género, nos parecía necesario incidir en esta problemática desde nuestro campo”.