La Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Asafes) presenta una guía para comunicar sobre salud mental y género titulada Cambiando palabras, transformando realidades.

¿Cuánto tiempo han tardado en elaborar esta guía?

–Una parte importante del trabajo que hemos realizado la Comisión de Igualdad durante todo el año 2023 se ha centrado en poder elaborar y publicar este material. Responde a una necesidad que veníamos detectando desde hace tiempo y, a principios de año, nos pusimos a trabajar en ello. La primera fase de este proceso fue desarrollar un grupo de trabajo interno en Asafes. En las reuniones del grupo nos centramos en obtener un primer retrato de la situación que queríamos mejorar, que es, a grandes rasgos, la imagen social que se proyecta sobre las mujeres con enfermedad mental tanto en medios de comunicación como en otros espacios comunicativos. Además, el 15 de mayo celebramos una sesión en formato world-café a la que titulamos Cambiando palabras, transformando realidades y a la que invitamos a los medios de comunicación y a otros profesionales que entre sus funciones tengan la de comunicar. Nuestra intención con esta sesión fue, aparte de sensibilizar sobre salud mental con una perspectiva de género, crear un espacio en el que reflexionar sobre el papel que juega la comunicación en el estigma hacia las mujeres que tienen una enfermedad mental. Una vez celebrado el world-café de mayo, de manera interna nos pusimos a darle una estructura a las reflexiones que surgieron ese día y a ampliar la información, y en noviembre pudimos imprimir los primeros ejemplares.

¿Cuáles son sus aspectos más importantes? ¿Qué recoge?

–La guía es una herramienta para aportar información veraz y una serie de recomendaciones sobre cómo comunicar de una manera sensible y adecuada cuando tenemos que hablar de mujer y salud mental, pretendiendo que sirva para ayudar a que se dejen de reproducir ciertos estereotipos que van asociados a las mujeres con enfermedad mental. Por este motivo, la guía define, en primer lugar, algunos conceptos como la salud mental, el estigma y el género. También ofrece una serie de datos cualitativos y cuantitativos sobre la violencia contra las mujeres con enfermedad mental. Asimismo, nos pareció muy importante recoger algunos de los principales mitos sobre las mujeres que viven una enfermedad mental en primera persona, porque cuando estos mitos se reproducen y se mantienen en el tiempo acaban convirtiéndose en estigma. Alguno de los mitos que intentamos romper en la guía son, por ejemplo, la idea de que las mujeres con enfermedad mental no son capaces de ser madres, que son peligrosas o que no tienen o no pueden tener deseo sexual o una vida sexual activa. La parte más práctica de la guía son los tips para comunicar sobre mujer y enfermedad mental. En este apartado podréis encontrar una serie de recomendaciones sobre qué hacer y qué no hacer al comunicar sobre esta temática. Finalmente no podíamos dejar de incluir una sección de en la que recogemos publicaciones de referencia sobre salud mental y género y los principales recursos de atención directa a mujeres.

¿En conjunto en la sociedad no se aborda bien el tema de la salud mental?

–Creo que en los últimos tiempos hemos vivido un aumento importante de la sensibilización respecto a la salud mental. A raíz de la pandemia y también de que las redes sociales se hayan hecho eco de personas de referencia que han dado su testimonio sobre un proceso de enfermedad mental, hay una mayor sensibilidad hacia el tema y parece que no hay tanta vergüenza a la hora de exponerse y reconocer esta realidad. Sin embargo creo que de alguna manera esto también ha podido traer una banalización de los problemas de salud mental a veces trivializando sobre los diagnósticos cuando vemos publicaciones en las que por ejemplo se llama bipolar a una persona por tener cambios de humor, lo mismo ocurre con la depresión o con otros diagnósticos. En este proceso de elaboración de la guía hemos podido ver que aunque hayamos mejorado, muchos de los estereotipos tradicionales sobre la enfermedad mental, y especialmente sobre la mujer, siguen manteniéndose actualmente.

¿Dónde es donde más fallamos? ¿Qué aspectos se deberían cambiar?

–Creo que el principal fallo que cometemos es no pararnos a reflexionar. Muchas veces nos movemos en unos ritmos de trabajo muy acelerados que hacen difícil que podamos pararnos a pensar en lo que estamos comunicando. En el caso de los medios de comunicación en concreto, una de las dificultades que salió en el world-café fue que muchas veces no se dispone del tiempo necesario para valorar detenidamente si el artículo o la noticia contiene datos sensibles, cómo puede afectar esa información a otras personas que puedan tener el mismo problema, qué imagen damos de la persona o el colectivo al que nos referimos, si hay datos sobre la enfermedad mental que en la noticia se podrían obviar… También son importantes las imágenes con las que se acompañan las publicaciones, ya que en ocasiones se aportan imágenes tristes o de desesperanza (cuando por ejemplo una noticia de suicidio se acompaña de una imagen de unas vías de tren o escenarios similares).

¿Qué ha sido lo más complicado de crearla?

–Lo más complicado quizás haya sido diseñar un material que pueda ser utilizado por profesionales de distintos ámbitos y que sea práctico y útil. Por eso hemos utilizado un diseño sencillo y esquemático y una extensión limitada de 12 páginas.