¿Cómo ha sido su transición desde el Gobierno Vasco al Ayuntamiento?

–La decisión que el partido adoptó de ponerme a mí de cabeza de lista al Ayuntamiento supuso un cambio importante en mi vida política. Yo soy una mujer de partido y allí donde se me necesite voy a estar. Sustituir a un alcalde como Gorka Urtaran para mí era un reto, pero queríamos liderar una institución como el Ayuntamiento de Vitoria, capital de Euskadi, institución que a mí me parece muy importante porque es la más cercana a los ciudadanos. Para mí era un reto que me supuso una reflexión personal muy importante. Asumí el reto con orgullo porque la afiliación confiaba en mí, y nos presentamos a las elecciones con un resultado muy ajustado, que nos hizo ser un partido con seis concejales para compartir la responsabilidad de gobierno con el Partido Socialista.

En cualquier caso, la plaza política de Vitoria es complicada.

–En estos momentos complicados, este gobierno da seguridad. Es un gobierno con garantías y que tiene claro los objetivos y la respuesta que tiene que dar.

Supongo que no habrá faltado reflexión personal...

–Es cierto que yo también me tengo que recomponer ante el resultado electoral. Me tengo que reubicar y, después de vacaciones, vistos con perspectiva los resultados, adoptamos como grupo municipal y yo como líder del grupo municipal el nuevo rol que nos había otorgado la ciudadanía vitoriana, a la que agradezco la confianza que demostró. Y nos ponemos a trabajar. Somos un gobierno que tiene detectadas las disfunciones más importantes y que, además, comparte un programa para solventar todos aquellos problemas que tiene la ciudadanía y para hacer de Vitoria-Gasteiz una gran ciudad, más si cabe de lo que ya es.

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Por lo que me indica, entiendo que la cohabitación es positiva.

–Sí. Yo tengo una buena relación política con los socios de gobierno. Es una fórmula de éxito que está testada y que nos ha llevado a los máximos niveles de bienestar en Euskadi y en Vitoria. Lo que sí es verdad es que no tenemos que ser autocomplacientes, tenemos que estar atentos, escuchar y adaptarnos a las necesidades y a las realidades que son muy cambiantes. Creo que la colaboración es fundamental para este gobierno. La colaboración con las instituciones y también con la sociedad civil. Tenemos que escuchar y que utilizar el diálogo como herramienta para solventar todas las dificultades.

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Permítame un cambio de tercio peculiar. Me dice que el diálogo será imprescindible para el equipo de gobierno. Sin embargo, asuntos como el laberinto vegetal están ligados a un ruido constante que no parece remitir.

–Respeto las opiniones que los grupos vierten en las comisiones y en el Pleno, aunque a veces no las comparto. Con la ciudadanía pasa lo mismo. Yo respeto, aunque a veces no comparto una serie de dudas que han surgido en una serie de proyectos. Con la infraestructura del laberinto de Olarizu yo sí he sido sensible a todas las preocupaciones. Desde finales de agosto nos hemos reunido varias veces para dar todo tipo de explicaciones. Ha habido un turno popular en el que se les intentó disipar esas preocupaciones y hubo también un Pleno en el que participaron y trasladaron sus sugerencias. La infraestructura va a dar una solución a un problema de conocimiento del jardín botánico de Olarizu. Un proyecto que no es nuevo. Ya desde 2018, desde el Centro de Estudios Ambientales (CEA) se trabajó de una forma intensa, se compartió, se aprobó en Junta de Gobierno Local en un plan que tiene una duración hasta 2030 con el objetivo de dar a conocer una joya que tenemos en Vitoria, y que a veces no es conocida. Desde el CEA se entendía que era necesario establecer un proyecto motor que atrajera a la gente, para que una vez en la entrada del parque botánico lo conocieran. Hemos sido superescrupulosos a la hora de respetar el medio ambiente y la biodiversidad. Ante las dudas surgidas hemos solicitado cinco informes a los departamentos municipales y uno al Departamento de Medio Ambiente de la Diputación foral. Los seis informes avalan la decisión que se adoptó, además, informes que no teníamos que pedir. Y ya por último, como concejala acudí a un auzogune en Hegoalde en el que me reuní con una importante representación de la ciudadanía, en la que intenté explicar junto con los directores de los departamentos afectados, en qué consistía el proyecto. Sinceramente creo que hay cuestiones que por mucho que yo las explique no se van a entender. Lo lamento. Pero sí que quiero decir que esto es una infraestructura de ciudad, para la ciudad, y para los ciudadanos que viven en esta ciudad. Y si además ese proyecto puede ser disfrutado por otras personas que se acerquen a nuestra ciudad, pues bienvenido sea. Yo, creo que es algo positivo y algo que al final será reconocido como otros muchos proyectos que al principio han sido recibidos con polémica y que al final nos hacemos valedores de ese proyecto.