En el penúltimo paseíllo de La Blanca, la cuadrilla que más fiestas lleva a sus espaldas tomó este martes el relevo de los más jóvenes, un tanto desfondados ya a estas alturas del programa festivo, para inaugurar el desfile por el centro de Gasteiz en el que sus incombustibles integrantes volvieron a demostrar que quien tuvo, retuvo.

Paseíllo del día 8: La experiencia se abre paso en Gasteiz en el día de los veteranos JOSU CHAVARRI

Así, abriéndose paso con toda la energía del mundo que les dio el txoripan del mediodía y siempre con el gran Celes González y Esther Espinosa en el recuerdo, se olvidaron por unas horas de sus achaques para bailar y hacer vibrar a todos los que les veían.

Un claro ejemplo de ello era Vicente Crespo, blusa de Los Silenciosos desde “ya ni me acuerdo”, que esperaba de pie, desde la calle Dato, impaciente a que empezara el paseíllo para poder participar en él, apoyado sobre sus dos muletas.

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En imágenes: Las neskas y blusas más veteranos ya disfrutan de su día en La Blanca Pilar Barco / Jorge Muñoz

“Me han cortado un dedo del pie y es una faena, porque siempre lo hago, pero esta vez lo voy a hacer en el tren. La blusa no se puede dejar”, destacaba este animado hombre en clara referencia al Gasteiztxo al que se pueden montar los blusas y neskas veteranos que quieran participar en esta comitiva.

Su compañero de esta cuadrilla que empezó a recorrer las calles de Gasteiz en 1950, Alfonso, reconocía que era un “suplicio” lo que le había pasado a Crespo. “Llevo 40 años con Los Silenciosos”, decía mientras enseñaba con orgullo su blusón negro “y sí que voy a desfilar”. “Pues yo 70”, matizaba Crespo.

Consejos y homenaje

La espera terminó cuando a las cinco de la tarde el cohete anunció que era el turno de que los veteranos encabezaran las cuadrillas de la Comisión.

José Antonio Cristóbal, blusa de Los Tímidos, de esas que ya no quedan porque tiene bordado el nombre de la cuadrilla, tuvo el honor de ser el primero de todos llevando un cartel que, por un lado, “llevaba en el corazón” a dos de sus integrantes recientemente fallecidos: Esther Expósito y Celes González, de este último con una foto de su última kalejira, y, por otro, con recortes de cómic de “Los consejos de un antiguo bombero”. “Son los que he encontrado de la época en la que concienciábamos a la gente en la Plaza Nueva a la hora de prevenir incendios”, aclaraba Cristóbal.

Entre ellos, el “Dime, Juan ¿para combatir el fuego con éxito qué hay que tener en cuenta? Dos cosas: primero, llegar a tiempo y luego tener los medios para combatirlo”, al que no le faltaba razón.

Detalle del cartel que el blusa Jose Antonio Cristóbal lleva para abrir el paseíllo veterano. Aparte de consejos de antiguos bomberos para prevenir incendios, detrás lleva dos fotos d Esther Espinosa y Celes González A.Salazar

Tras ello, mostraron sus jóvenes espíritus subiendo los brazos en alto y bailando como antaño y lo mismo intentaban hacer los que se subieron a los vagones del tren, el último de ellos vacío, por cierto, aplaudiendo y con sonrisas de oreja a oreja.

A ellos les siguieron los jóvenes, pero sin hacer mucho alarde de energía en el penúltimo día de fiestas. Esta vez, Karraxi abrió el paseíllo y casi todos fueron más andando que moviendo el esqueleto, sin importar de la cuadrilla que fueran.

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En imágenes: Las cuadrillas vuelven a tomar protagonismo con sus actividades en fiestas de 'La Blanca' Josu Chavarri

Como nota de color, la peluca punky multicolor de un blusa de Karraxi, la pequeña bruja en los bajos de la furgoneta de Akelarre, o la banda sonora de Star Wars que tocaron los del Conejo de la Loles con los de Zintzarri, pero teniendo en cuenta los 32 grados que hacía, los complementos festivos que predominaron fueron los abanicos, las pistolas de agua y hasta un balde rosa de agua que llevaba uno de Gasteiztarrak (federación) sobre su cabeza y cuyo compañeros intentaban tirar salpicando a su portador entre risas.