Va a ser una de las últimas oportunidades de ver a Willis Drummond en directo en la capital alavesa. El grupo está en plena cuenta atrás antes de tomarse un pequeño respiro y empezar a pensar en cómo celebrar sus dos decenios en la música, que se dice pronto. La cita hoy es en la plaza del Machete justo a la medianoche.

Hace un año fue en las txosnas, también dentro de La Blanca. El pasado febrero, en la sala Jimmy Jazz. Hoy en el Machete. ¿Cada escenario es diferente?

Siempre cada bolo es diferente. Claro, el año pasado fue un tanto distinto porque era el verano en el que las cosas, por así decirlo, volvían a ser normales. Por eso preparamos para esas actuaciones un repertorio con temas de todos los discos. Así fuimos a las txosnas de Gasteiz, donde también tenemos nuestra historia (risas). El Gaztetxe y las txosnas son parte de nuestro origen. En cuanto a la Jimmy Jazz... es que los conciertos en esta sala son los que más nos gustan. Es un sitio que nos encanta. Cuando estuvimos en febrero, era para dar la última fecha de presentación de nuestro nuevo disco, Hala ere, justo antes de salir para Japón y Corea. Así que fue también especial. Y ahora, toca volver a fiestas pero a un escenario, digamos, del Ayuntamiento. Es interesante porque significa también que nos ven como una banda con tirón entre el público, popular. No significa que no vayamos a volver a las salas o las txosnas, pero sí es un nuevo lugar en el que nunca habíamos actuado y eso es una buena noticia.

Por cierto, ¿qué tal tocando en Japón y Corea?

Muy bien. Fue genial porque había mucha menos presión que cuando tocamos aquí. Tocamos más canciones nuevas porque la gente no esperaba las viejas (risas). Fue algo muy físico porque hicimos como diez bolos en doce días. Fue exigente. Nos vino muy bien la experiencia, también para trabajar las canciones más recientes.

‘Hala ere’ es ya el séptimo disco de una formación que va camino de cumplir 20 años, que se dice pronto. ¿Echan la vista atrás alguna vez para ver todo lo que han conseguido?

No somos muy de eso, la verdad (risas). Pero la realidad es que estamos contentos de los discos que hemos ido publicando. Hala ere es un álbum especial. Nos ha gustado mucho hacerlo y estamos muy satisfechos con el resultado. Es verdad que nos damos cuenta de que ha pasado mucho tiempo desde que empezamos. Incluso te diría que percibimos que en los últimos años hemos estado demasiado activos. Desde 2016 hemos publicado algo cada año, sea un disco o un libro o... Por eso hemos decidido que después de este 2023 nos vamos a tomar un respiro. Terminaremos esta gira en Donostia, el 5 de enero de 2024 y nos tomaremos un descanso. No sabemos durante cuánto tiempo será, pero vamos a parar un poco.

También es cierto que cada uno tiene sus otros proyectos. ¿Todo suma luego al grupo o no tiene nada que ver?

Sí, sí. La experiencia de cada uno luego se nota en la banda y ayuda a mejorar lo que sucede en ella. Cada uno está en otros proyectos y desde ellos aportamos a lo que luego es Willis Drummond.

¿Ese descanso para qué debe servir?

Lo necesitamos porque llevamos unos años muy intensos. Es, más que nada, descansar los unos de los otros porque es muy sano en una banda tener momentos así. Lo único que sabemos ahora es que a finales de 2024 serán los 20 años del grupo y algo haremos para celebrarlo.

La realidad es que a lo largo de los años han consolidado una trayectoria más que importante, aún siendo una excepción en Hegoalde, donde no se suele prestar demasiada atención a la música de Iparralde. ¿Esa frontera ya no la sienten, verdad?

Nosotros no. Hace casi 20 años que hacemos el camino de ida y vuelta casi cada fin de semana. Pero es cierto que durante la pandemia sí notamos esa frontera. De hecho, te diría que a raíz de lo vivido con el covid cuesta más que antes hacer pasar bandas de Iparralde a Hegoalde. Se ha acentuado esa barrera de nuevo. Es verdad que la estamos volviendo a derribar poco a poco. De hecho, en nuestro último disco hay una canción, Bidasoa, que habla un poco de eso, de cómo esa frontera que casi habíamos olvidado, la hemos vuelto a ver cerrada con mucha pena.

Por cierto, tema de un ‘Hala ere’ que ha sido muy bien recibido, ¿no cree?

Sí, sí. En los directos hemos estado tocando una seis canciones del disco y ha sido una sorpresa ver lo bien que se mezclan con temas anteriores. Además, la gente, desde el principio, ha cantado mucho las letras, por ejemplo, de Western smile y la propia Bidasoa. Se nota que la gente le ha dado unas cuantas escuchas al álbum y que ha sido muy bien recibido.

Vuelven en plenas fiestas. ¿Esto de trabajar mientras el resto está de jarana, cómo se lleva?

Bien, bien. Vas sabiendo que igual tocas para gente que no te conoce o que no tiene muchas referencias sobre ti, pero que tiene ganas y curiosidad. Está genial porque eso te permite actuar para nuevos públicos. Creo que lo vamos a pasar muy bien. Además, creo que, como no tocamos al día siguiente en ningún lado, nos va a dar un poco de tiempo a tomar algo después. Tocamos hoy y el 9 es mi cumpleaños, así que algo haremos (risas).

Les unen muchas cosas a Gasteiz, incluso su participación en la banda sonora de ‘Ane’.

Nos encantó la experiencia. Con David Pérez Sañudo nos llevamos genial. Él quería que estuviéramos en la banda sonora y nos contactaron para ello desde Amania Films. Nos gustaría mucho repetir. Si tenemos oportunidad, lo volveremos a hacer. Incluso una banda sonora completa. En todo lo que significa este proyecto para nosotros, nos encanta hacer cosas nuevas. Pero de momento, estamos en gira y centrados en ello. Además, este año tocamos en Gasteiz pero también, por ejemplo, en las fiestas de Baiona, y es una muy buena noticia que en los programas oficiales de las fiestas de las ciudades de los dos lados de la frontera esté tan presente la música en euskera, que no siempre es así.