Las personas presas aprenden de los más mayores su gran capacidad de adaptarse a una situación por muy adversa que sea y las más veteranas, que todavía la sociedad necesita de su sabia experiencia.

Esta transformación recíproca, que ayuda a ambas partes a recuperar lazos perdidos con la sociedad, es la que lleva consiguiendo desde hace 30 años el programa intergeneracional de trabajo solidario Bestalde de la fundación Adsis, en el que colabora el Ayuntamiento de Vitoria, entre personas privadas de libertad de los centros penitenciarios de Álava y Bizkaia, voluntariado y usuarios del Centro Integral de Atención (CIAM) a Mayores San Prudencio.

Lo realiza, en concreto, mediante dos campos de trabajo, uno en julio y otro en diciembre. En cuanto al primero de ellos, después de un paréntesis de tres años por la pandemia por covid, pudo por fin hacerse entre los días 3 y 11 de este mes de julio.

Más de 130 participantes este mes

En total, participaron 100 personas usuarias del CIAM San Prudencio (incluyendo las del Centro de Atención Diurna), con diferentes perfiles de autonomía e independencia, y 30 privadas de libertad o en situaciones de semilibertad y voluntarios.

"Esta actividad es enormemente positiva porque permite el intercambio de experiencias entre personas mayores, personas privadas de libertad y voluntariado"

“Esta actividad es enormemente positiva porque permite el intercambio de experiencias entre personas mayores, personas privadas de libertad y voluntariado. La convivencia entre distintas generaciones, de distintas procedencias y culturas, es absolutamente inclusiva y enriquecedora. Haber llegado a la 30 edición da buena muestra de que la actividad es un éxito y tanto unos como otros quieren repetir”, destaca el concejal de Políticas Sociales de Vitoria, Raimundo Ruiz de Escudero.

Diversidad 

Como añade, este año “ha sido especialmente satisfactorio para quienes han participado, según nos cuentan. Las personas mayores sienten cariño, afecto, cercanía y las personas en prisión tienen una oportunidad magnífica de dar lo mejor de sí mismas y verdaderamente eso es lo que ocurre en este campo de trabajo solidario”.

El programa consigue todo ello gracias a una perspectiva “restaurativa”, que permite a las personas privadas de libertad responsabilizarse y reparar los lazos perdidos con la comunidad y a las mayores sentirse útiles, al ser participes de ese proceso de integración.

Valores

Las personas de los centros penitenciarios que entran en relación con las mayores en ese proceso bidireccional de acompañar y ser acompañadas, aprenden de ellas valores y su capacidad de resiliencia, por tener una trayectoria vital más larga, y les ayuda a situarse en qué momento están de su ciclo vital.

Así, la participación genera una transformación recíproca que al final favorece una convivencia inclusiva, sin discriminación, desde el respeto a la diversidad, como valor.

Actividades

Todo ello se concreta con actividades solidarias, que se planifican desde el Modelo de Atención Centrado en la Persona, y que realizan entre todas las partes para conseguir interacciones sociales en las que se observan sonrisas, muestras de afecto y ayuda mutua, como ese cariño que los más entrados en años son capaces de dar como elemento importante de integración social.

Ejemplo de estas actividades que realizan en grupos todos ellos son las psicoestimulativas, manualidades, musicoterapia, tertulias sobre costumbres y tradiciones, actuaciones musicales y fiestas.

Y este año, de manera especial, se ha realizado una salida para realizar el Camino de Santiago a su paso por Vitoria-Gasteiz, ya que éste va por el propio centro de San Prudencio.