Ventanas cerradas a cal y canto. Tapones para los oídos. Televisiones y radios a todo volumen para poder escuchar algo. Vallas y tablones en la puerta de casa para salir a la calle. Y polvo, mucho polvo que se cuela desde hace nueve meses en pequeños comercios y viviendas de Vitoria. Incluso, tal y como denuncian, "hay gente que no baja ni a por el pan por miedo a caerse".

Hablan vecinos de las calles Aldabe, Domingo Beltrán y Coronación y de la Plaza de la Ciudadela, la zona de Vitoria que desde octubre del año pasado está viviendo una auténtica transformación.

Se trata de una renovación completa con unas obras de gran envergadura que han modificado el día a día de cientos de personas afectadas por el constante ruido y el polvo.

DNA se ha reunido con varios vecinos del barrio, desesperados porque "desde octubre viven con los tapones siempre cerca y apenas abren las ventanas de sus casas para ventilar".

"Llega a ser insoportable. Desde primera hora, a las ocho de la mañana, empieza todo: obreros cortando baldosas, maquinaria,... Así hasta última hora de la tarde. Sin parar. El ruido es constante", explica a este diario un vecino de Domingo Beltrán.

Sin olvidar que no son solo los vecinos, también los pequeños comercios del barrio como bares y tiendas han visto alterada su rutina. Dos ejemplos:

Uno de ellos es el mítico Ambigú, que volvió a reabrir sus puertas el pasado mes de enero. Se encuentra situado precisamente en la Plaza de la Ciudadela (en plenas obras de reforma) del barrio de Coronación, junto a las calles Aldabe y Domingo Beltrán. Una plaza que ha estado durante meses llena de vallas, maquinaria y trabajadores desde primera hora.

Otro negocio afectado es el bar El Pino. Esta mítica taberna de barrio, con una clientela muy fiel que coincide en que se sirve una de las mejores tortillas de patata de Vitoria, ocupa un local en la calle Aldabe, entre la plaza del mismo nombre y la plaza de la Ciudadela. Un establecimiento que se está viendo afectado directamente por meses de obras.

La 'aventura' de salir a por el pan o a la caja

Las obras que se están llevando a cabo consisten en ampliar el espacio destinado al uso peatonal, mejorar la estética generando un mayor atractivo comercial, renovar completamente el envejecido pavimento, instalar nuevos bancos y zonas de estancia y encuentro, así como modernizar las instalaciones y los servicios deteriorados como el alumbrado y la red de saneamiento.

Y no solo es la vida dentro de casa la que se ha complicado por el constante ruido. También a la hora de salir fuera porque "las calles se han vuelto un peligro para los más mayores con vallas por todas partes, zonas cortadas, cambios continuos para poder salir a hacer cualquier recado...", denuncian vecinos afectados.

"Solo para ir a comprar el pan o ir a la caja, los vecinos más mayores del barrio lo tienen muy complicado porque la calle se ha convertido en un auténtico circuito de obstáculos".