Vitoria-Gasteiz ha perdido en las últimas horas a una de sus mujeres centenarias, Esther Espinosa, a la que, precisamente, en las últimas Fiestas de La Blanca se le rindió un tributo –también fue cara visible del Protagonistak de agosto de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA– por seguir participando como neska en las mismas a sus cien años, siendo la más veterana.

“Ejemplo de mujer positiva. Las pasadas Fiestas de La Blanca la ciudad le dedicaba un cariñoso homenaje como neska centenaria. Hoy me comunican que Esther Espinosa nos ha dejado. Goian bego, Esther”, la ha despedido el alcalde Gorka Urtaran a través de sus redes sociales.

Esther Espinosa

Esther Espinosa siempre estaba alegre y era una mujer muy positiva. A sus 100 años derrochaba ganas de vivir y de pasarlo bien y todos los años esperaba con ansia el día 4 de agosto. Ese día baja Celedón y ella solía estar frente al televisor con la botella de champán a mano para celebrar el inicio de las fiestas en honor de la Virgen Blanca. 

Dentro de uno de los armarios de su casa, en una caja, guardaba el traje de arrantzale que se ponía cada 8 de agosto y que ni en pandemia dejó de usar. Un pañuelo rojo que le regalaron en 2016 en la cuadrilla, unas alpargatas negras cuyas suelas eran la demostración palpable de los kilómetros recorridos por las calles gasteiztarras y un montón de pines, todos de Vitoria, fiestas o Álava, que decoraban su delantal.

Conoció a su marido Floren Ruiz en unas fiestas y de su mano llegó a la cuadrilla que más experiencia y años alberga. Hace algo más de 15 años, en diciembre de 2007, Floren falleció, pero Esther, lejos de abandonar su costumbre parrandera, la siguió manteniendo. “Ese día se te olvidan todos los males y los dolores”, aseguraba en una entrevista concecida a este periódico.

Esther vivía sola, aunque su hija Blanca le llamaba todos los días y estaba muy pendiente de ella, en un piso en el que las fotografías con motivos festivos y de las fechas más importantes de su vida se veían por todos los lados. Ha tenido cuatro hijos y confesó a Diario de Noticias de Álava que ha tenido una vida muy feliz.

Trabajó en Fournier y más tarde cosió en casa para Urraca mientras cuidaba de sus hijos e hijas.

La risa formaba parte de su vida y quienes la conocían es algo que destacaban de ella. Una vuelta por su barrio le sirvió a este periódico para comprobar el cariño que se le tenía.  “La vida hay que aprovecharla que nunca se sabe cuándo dejarás de tener esos momentos”, confesaba. Esther Espinosa, 100 años muy vividos. Que en paz descanse.