La merecida fama que la escape room gasteiztarra Dragonborn ha adquirido desde su apertura en el año 2019 no deja de traspasar fronteras.

La última ha sido la de Australia, en la otra punta del planeta, desde donde la sala ubicada en el barrio de San Martín ha recibido en la tarde de este miércoles una visita muy especial.

Se trata de la familia Baynes, residente en la ciudad de Sidney, que seducida por las excelentes reseñas acumuladas por Dragonborn a nivel internacional se ha animado a sumergirse en su mundo mágico. 

Lee-Fay Low, su marido Tim Baynes y las hijas de ambos, Mei y Aileen Baynes, se encuentran de viaje por Euskal Herria y, tras haber pasado ya por Bilbao y Donostia, donde pernoctaron ayer, han llegado a Vitoria a media mañana en coche. 

De izquierda a derecha, Lee-Fay Low, Mei Baynes, Aileen Baynes y Tim Baynes. Jorge Muñoz

El grupo ha disfrutado unas pocas horas de la capital alavesa y su gastronomía y han asumido después el reto de adentrarse en Dragonborn, en esas misteriosas y frías montañas donde se presenta el reto de rescatar al hijo del posadero que protagoniza esta aventura inmersiva.

Hora y media después, han regresado al mundo real con el objetivo cumplido y cuatro amplias sonrisas. “It was really cool”, ha celebrado la hija mayor de la familia, que se ha animado a compartir su experiencia con este periódico. “Realmente genial”.  

Una sala "muy famosa"

Lee-Fay ha detallado que supieron de la existencia y la calidad de Dragonborn a través de Internet, de la amplia comunidad de seguidores que las salas de escape tienen a lo largo y ancho del planeta.

“Esta es una sala muy famosa para la gente a la que le gusta jugar escape rooms”, ha asegurado la mujer.

De hecho, los prestigiosos premios Top Escape Rooms Project han llegado a situar a la sala vitoriana en el puesto número 8 del mundo, tal y como ha recordado Lee-Fay: “Teníamos que venir a jugar”.

Y la aventura, que tiene como principales puntos fuertes su carácter teatralizado y unos decorados de primer nivel, desde luego no les ha defraudado.

“Me ha gustado mucho todo el escenario, realmente único y divertido. También el diseño y la historia de la sala. He disfrutado mucho”, ha resumido Mei. Su hermana pequeña, que ha reconocido haber entrado en la sala con algo de “miedo” por esas características tan especiales que la definen, también se ha divertido de lo lindo. 

“La interpretación en esta sala es excelente. En Australia no tenemos demasiados actores en las salas de escape, así que ha sido muy especial”, ha halagado de nuevo Lee-Fay.

Los visitantes más lejanos

Rubén de Miguel, una de las cabezas visibles de Dragonborn, ha sido el encargado de guiar por el interior de la sala a los Baynes, que han podido disfrutar de la aventura en inglés. Es una opción que cualquier grupo que visite esta escape room puede elegir bajo demanda.

“Intentamos que esté todo en inglés para que lo entiendan bien. Queremos sobre todo que lo pasen bien porque vienen desde muy lejos”, contextualiza el responsable de la sala, “contento” por haber tenido a unos jugadores tan singulares.

Australia es, de hecho, “el sitio más lejano” desde el que hasta la fecha un grupo se ha animado a disfrutar de Dragonborn. “Nos han venido de California, de Japón, en febrero viene otro grupo de Corea del Sur... y de Europa bastantes. También de Israel, por ejemplo”, enumera De Miguel.

El viaje sigue en Pamplona

La familia Baynes se ha despedido de Gasteiz y ha vuelto a montarse en su vehículo con destino Pamplona, donde dormirá esta noche. En total, harán tres escape rooms durante sus cuatro días de periplo por el norte, a las que sumarán otras dos en Zaragoza y varias más en Barcelona, su última etapa peninsular.

“No muchas”, ha bromeado entre risas Lee-Fay, quien ha reconocido ser la verdadera experta de este equipo. No en vano, suman ya alrededor de 200 las salas que ha completado a lo largo de su vida. “Jugamos mucho en Australia y allí donde vamos”, ha apostillado.

“Esta es una sala muy famosa para la gente a la que le gusta jugar escape rooms”

Lee-Fay Low

En este último viaje, la familia sumará un total de quince escape rooms, una cifra moderada para Lee-Fay porque, según ha recordado, “tenemos a las niñas y puede ser mucho para ellas”.

“Otra gente que viene a jugar aquí puede llegar a hacer diez o doce salas solo en esta área”, ha contextualizado.

Sin problema, no obstante, dados los alicientes que la familia está encontrándose en su camino. Al margen de las escape rooms, "la comida”, ha reconocido la madre. También la arquitectura, según la hija mayor. “Y la gente, muy amable”, de nuevo según Kay-Lee.