Las fuerzas comienzan a flaquear en esta recta final de La Blanca, pero no hay mejor receta contra el cansacio que una buena dosis de vitalidad a cargo de las neskak y blusas veteranos. 

Tras una mañana maratoniana, los jóvenes de ayer han protagonizado un animado paseíllo de ida bajo un sol de justicia, entre bailes, saltos y cánticos, demostrando un año más su inagotable energía en este reencuentro con La Blanca.

Han faltado muchos en comparación con ediciones anteriores de las fiestas, lamentablemente porque han sido muchos los que se han ido durante la pandemia, así que la kalejira ha servido también de sentido homenaje para todos ellos.

El paseíllo ha arrancado con diez minutos de retraso, los que ha tardado el 'tren escoba' en hacer acto de presencia en la calle Dato, al ritmo de la fanfarre Kirrinka.

Los más animosos, alrededor de medio centenar de veteranos, han abierto la comitiva, a la que han seguido las 21 cuadrillas de la Comisión. 

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Los blusas y neskas veteranos toman el mando Alex Larretxi