Con la festividad de de este jueves, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, la Iglesia de Vitoria pone en el centro la figura del sacerdocio. Todos los años

por este día la diócesis homenajea de manera pública a aquellos curas que celebran sus bodas de plata y oro. Por ello, la Capilla Pública del Seminario ha acogido una misa a las 12.30 horas presidida por el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde y concelebrada por los 10 sacerdotes que han cumplido 50 años y el diácono, con 25 años de trayectoria.

Así, Pablo Corres, Jesús Díez-Caballero, Francisco Fuentes, Jesús María García, Luis María Goicoechea, José Francisco Lag, José Martínez, Juan Carlos Pinedo, Benjamín Respaldiza y Benedicto Saez además del diácono Manuel Arozamena, han recibido una calurosa ovación al finalizar esta celebración.

Previamente, los días 7 y 8, hubo dos conferencias que tradicionalmente sirven para recordar aspectos significativos de la vocación sacerdotal como es la vinculación de los sacerdotes con los jóvenes, que fue a cargo del obispo auxiliar de Valencia y responsable del departamento juvenil en la Conferencia Episcopal Española, Arturo Ros, y el celibato a lo largo de la historia de la mano de Emilio Justo, sacerdote y profesor de Teología en la Universidad Pontificada de Salamanca.

Vida de "entrega"

El obispo de Vitoria ha agradecido a estos 10 sacerdotes así como al diácono sus años de entrega, fidelidad y valentía. “Los sacerdotes estamos al servicio de los bautizados”.

Durante su homilía, ha recordado que estos sacerdotes que celebran sus bodas de oro “son herencia del Concilio Vaticano II y su tarea es seguir trabajando por la unión de todas las sensibilidades hoy, en torno al Papa Francisco”. Centrándose en las funciones más importantes de todo sacerdote, Elizalde ha subrayado que “los sacerdotes debemos esforzarnos por imitar a Cristo y reforzar esa identidad de Buen Pastor”, lo que a su juicio “nos llevará a ser una Iglesia fecunda en un mundo de ingratitud, de indiferencia e incluso de hostilidad manifiesta hacia Dios”.

Ante ello, el obispo de Vitoria les ha animado a mantenerse firmes a imitación de Jesús. “El sacerdote está llamado a clavarse en la Cruz con Cristo para dejar de vivir en él y que sea Cristo quien en él viva”. En este punto ha advertido de los fracasos en los que puede caer el sacerdote en la actualidad. “Un sacerdote atareado que solo busca el éxito humano y la admiración del público mundano corre un grave peligro de ser inútil. Mientras el pueblo busque sacerdotes revestidos de gloria humana y de éxito social, serán de esperar los abusos de autoridad, las caídas clamorosas y, sobre todo, el alejamiento y una funesta deformación del sacerdocio de Cristo”.

Por ello ha recordado que los sacerdotes “tenemos que identificarnos con Cristo en la cruz, quien de camino a Gólgota no recibió ovaciones ni aplausos, sino salivazos e insultos”. El obispo ha incidido en que para “ser una bendición para todos” el sacerdote tiene que “caminar en santidad y no fijarse tanto en la gestión”, con una “continua formación, estudiando intensamente, ahondando en su relación personal con el Señor, interrogándose y mejorando para ser más eficaz y saber que el éxito será fruto de tener un corazón cercano al de Jesús”. “Esto sí que nos hará cercanos a todas las personas, especialmente a las más vulnerables como son los migrantes, las víctimas de la guerra y de la trata, las personas descartadas, los enfermos y los más pobres”. ha dicho.

Monseñor Juan Carlos Elizalde ha finalizado sus palabras felicitando a los homenajeados y agradeciéndoles su servicio y fidelidad, afirmando que “ser sacerdote no es ninguna ventaja social”, por lo que ha pedido que “sigamos rezando y trabajando por nuevas vocaciones sacerdotales y porque todos los seminaristas y sacerdotes tengamos un corazón fuerte y tierno, firme y compasivo”.

11 homenajeados

Antes de la bendición final, el obispo ha obsequiado a los 11 homenajeados con una talla del beato Pedro de Asúa, en recuerdo de sus aniversarios. Tras la misa –a la que han asistido algo más de un centenar de sacerdotes así como familiares y amigos de los homenajeados llegados de distintos barrios de la capital así como de la zona rural– se han desplazado hasta el amplio comedor del Seminario donde han compartido una comida de fraternidad junto con el obispo y sus Vicarios, haciendo las veces de camareros los 20 seminaristas actuales como era tradición en esta festividad en los años donde había seminaristas en Vitoria. Una vez allí, los homenajeados han tomado la palabra para agradecer este homenaje y recordar los momentos más importantes de su vida sacerdotal como fue el día de su ordenación, su primera misa así como otras vivencias que les han marcado en este medio siglo como sacerdotes.

Tanto en la eucaristía como en el posterior ágape, se ha tenido un recuerdo y oración especial por los dos sacerdotes que también compartieron esta promoción de 1972 pero que fallecieron antes de este día, como son Iñaki Cámara, fallecido en 1997, y José Luis Querejazu, párroco de la céntrica iglesia de San Pedro hasta su muerte en junio del pasado 2021.