De las épocas más tempranas se mantienen en la mente montones de imágenes de las fiestas que se suceden de forma vertiginosa. Elegir una de ellas parece una tarea un poco complicada, sin embargo, tuve la suerte de presenciar un acontecimiento en la Plaza de España el 8 de agosto de 1960 que se me grabó de tal forma que su recuerdo ha perdurado en el tiempo. Se trataba de una partida de ajedrez viviente. Los 64 cuadrados de un tablero estaban pintados en el suelo con colores blanco y marrón. Y las 32 piezas del juego habían adquirido un tamaño real. Vestían prendas de época medieval y se desplazaban con señorío por el tablero. Los 4 caballos estaban montados por sus respectivos jinetes y las torres custodiaban las cuatro esquinas. Era dos pequeños ejércitos perfectamente equipados con sus correspondientes lanzas y presididos por reyes y reinas.

Se trataba de reproducir la jugada denominada "inmortal" que en 1851 enfrentó al campeón mundial Anderssen (alemán) y el aspirante al título Kieseritzky (ruso).

No he vuelto a ver una cosa igual.

Hay otra imagen un tanto jocosa que surge cuando las relaciones personales alcanzan cierta madurez. Se trata del año que decidí "disfrazarme" de blusa. Digo "disfrazarme" porque no pertenecía a ninguna cuadrilla, sino que me habían prestado la susodicha prenda. Vestido de tamaña guisa sentí un sorprendente cambio en mi relación con el "resto del mundo". Era mucho más fácil la comunicación, más cordial el intercambio, más entrañable el trato y más igualitaria la relación. Solo puedo añadir que esos días me sentí feliz, pero sigo todavía sin entender por qué se produce ese cambio tan radical en esos momentos.

Al llegar a la madurez he encontrado valores que siempre han estado ahí pero que no les había prestado suficiente atención. Ha sido el momento de tropezarme con historias que dan contenido a una ciudad, con el encuentro de datos desconocidos y, sobre todo, con descubrir el mérito que engloba un original Monumento que nació con las fiestas de la ciudad. Averiguas que no sólo fue protagonista en 1917 sino que continúa siéndolo en la actualidad. Y te das cuenta que en la ciudad, la historia y las fiestas forman una unidad inseparable, por lo que sientes que esa unión es necesario seguir protegiéndola.

La historia. Durante las fiestas de la Virgen Blanca de Vitoria-Gasteiz se organizan múltiples actos. En paralelo a las actividades organizadas por el Ayuntamiento de la capital alavesa, hoy en día las cuadrillas de blusas y neskas presentan una amplia y variada lista de actividades, especialmente dirigidas al público infantil y la causa solidaria. Y algunas se quedan para siempre en el recuerdo. Como la escogida por Patxi Viana un ajedrez viviente que tuvo lugar en 1960.