Da igual la generación a la que pertenezcas. Es un hecho que la cultura general sobre salud ha experimentado una mejora notable en los últimos años, en buena parte por las acciones de comunicación de la industria farmacéutica. Ahora sabemos qué es y para qué sirve el paracetamol, ibuprofeno, omeprazol o, incluso, el lorazepam. Igualmente, la mayoría nos hemos concienciado de que los antibióticos deben usarse siempre bajo prescripción médica. Se acabó el consumo de amoxicilina sin medida.

En el caso de enfermedades como el cáncer, se han aprobado más de 115 nuevos medicamentos en la última década y la supervivencia ha ido creciendo. En España, estos nuevos fármacos son, en general, responsables de la mejora de la esperanza de vida. En los países desarrollados, la población ganó 1,7 años entre 2006 y 2016. Tres cuartas partes se atribuyen a los medicamentos de nueva generación. El informe de la Fundación Weber y Farmaindustria ‘El valor del medicamento desde una perspectiva social 2024’, recoge adicionalmente el impacto de los nuevos fármacos en las enfermedades cardiovasculares, una de las principales causas de muerte. En los últimos años, han logrado disminuir el riesgo de muerte un 10% y de infartos o ictus en un 25%.

Fuerza económica y de innovación  

Aunque las componentes sanitaria y social son fundamentales, no podemos dejar de lado el valor económico del medicamento y la industria farmacéutica como impulsora de la innovación y el empleo. Pese a que las compañías farmacéuticas representan el 0,2% de las empresas industriales del Estado, aportan el 2,2% del empleo, el 2,8% de la cifra de negocio, el 3,5% del valor añadido, el 5,6% de las exportaciones y casi el 20% de la inversión en I+D industrial.

Las empresas farmacéuticas son las que más innovan. Pixabay

El farmacéutico es el segundo sector de mayor productividad de toda la industria manufacturera española, el segundo que más invierte en investigación y desarrollo, con casi uno de cada cinco euros de inversión industrial estatal. Las empresas farmacéuticas son las que más innovan (el 78,3% del total de empresas son innovadoras) por delante de cualquier otra industria.

La industria farmacéutica tiene ahora mismo operativas un total de 174 plantas de producción de medicamentos en el Estado, situadas en 13 comunidades autónomas, 7 de ellas en la CAPV y 4 en Navarra. La comunidad autónoma vasca además de presentarse como uno de los principales centros de fabricación de terapias avanzadas en Europa, destaca en la aplicación de inteligencia artificial para mejora de diagnósticos y tratamientos, el desarrollo de tecnologías de salud personalizadas y el impulso a la biotecnología, así como la investigación en nuevos tratamientos y terapias gracias, en buena medida, a la sólida colaboración público-privada.

El actual Basque Health Cluster ha pasado de 30 organizaciones asociadas que empleaban a 4.000 profesionales a ser cerca de 130 entidades asociadas que emplean a 16.000 profesionales.

Por su parte, Navarra está viviendo un auge del empleo cualificado: el sector farmacéutico casi ha duplicado sus empleos en la última década, pasando de 869 a 1 808 cotizantes, según datos oficiales de afiliación de agosto de 2024. 

En los últimos años, los nuevos medicamentos han logrado disminuir el riesgo de muerte cardiovascular un 10% y de infartos o ictus en un 25%

La industria farmacéutica es la que más patentes presenta en el Estado y es muy competitiva a nivel internacional con una cifra también creciente de exportaciones. Los medicamentos fueron el quinto producto más exportado por España en 2023, cuando en 2000 ocupaba el puesto 17 del ranking. Eso sí, la inversión pública en medicamentos no ha aumentado en los últimos 20 años si se compara con el gasto público total. En 2023, España dedicó el 3,4% de su gasto público total a tratamientos farmacológicos, un porcentaje que se ha reducido significativamente en las últimas tres décadas y que se mantiene relativamente estable en los últimos años.

Cada puesto de trabajo en el sector farmacéutico genera otros cuatro empleos indirectos e inducidos adicionales

En el conjunto del Estado, las compañías farmacéuticas dan empleo de manera directa a más de 56.000 personas, que sumados a los empleos indirectos e inducidos que generan superan los 270.000 puestos de trabajo. En términos generales, cada puesto de trabajo en el sector farmacéutico genera otros cuatro empleos indirectos e inducidos adicionales, según Farmaindustria. Un 96% de los contratos son indefinidos, un 70% de trabajadores cualificados y un 56% de mujeres en plantilla, con un 45% de representación femenina en comités de dirección.

En definitiva, para el sector, la apuesta de futuro está en el refuerzo de la fabricación de los medicamentos llamados de síntesis química (paracetamol o ibuprofeno) y en el impulso de la fabricación de medicamentos biológicos (elaborados a partir de organismos vivos como células, bacterias o levaduras) y terapias avanzadas, como las génicas y las basadas en todas las ciencias ómicas. Sirva como ejemplo de estas últimas las vacunas de ARN mensajero.