La delicada coyuntura que atraviesa el mercado de la automoción hace que sea imperante y urgente abordar los importantes retos del futuro e impulsar una transformación que permita a las empresas del sector adaptarse a las nuevas demandas del mercado. Y es que las expectativas de los consumidores ya no son las mismas, tal y como se observa en sus hábitos de compra. 

Los clientes no sólo buscan vehículos más sostenibles y asequibles, sino que sean autónomos, inteligentes y conectados. Es decir, solicitan la mejor experiencia de conducción posible. Es por ello que, en el momento de elegir modelo, tendrán en cuenta otras características más allá de la seguridad, tales como la comodidad, las prestaciones de entretenimiento o su eficiencia energética. Por ello, las firmas de automoción no dejan de revisar el proceso en su totalidad y cada una de sus etapas, desde el diseño y prototipado de los vehículos del futuro, pasando por su fabricación y ensamblado, hasta su mantenimiento y reparación.

La Unión Europea ha señalado 2035 como el año en el que se ponga punto y final a la venta de coches con motor de combustión y, para que así sea, los fabricantes deben adelantarse y ofrecer vehículos eléctricos que satisfagan todas las expectativas de los usuarios para ayudarles a que esta transición sea lo menos drástica posible. Por todo ello, la nueva hoja de ruta de fabricantes y consumidores debe tener como base la sostenibilidad y para ello, deben realizarse profundos cambios en la industria de la automoción, clave para el futuro de Euskadi y Navarra, que permitan superar los retos del futuro. 

Avanzar hacia una movilidad sostenible es intrínsicamente un proceso disruptivo que pone punto y final a la forma en la que entendíamos el transporte en nuestro día a día. Y este cambio de paradigma rebe realizarse de forma global, tal y como plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU. Por ello es necesario que todos los países participen de forma activa en un compromiso en el que tanto empresas, como gobiernos y consumidores se involucren en una transformación que busca mejorar no sólo el planeta en el que vivimos, y, por tanto, nuestra calidad de vida.

En este sentido, el apoyo público, a través de programas de ayuda que incentiven el salto hacia el vehículo eléctrico y que ayuden a construir el coche del futuro, se erigen como un pilar fundamental. Y es que los costes de innovación deben considerarse como una inversión a largo plazo que permitirá grandes avances a nivel tecnológico, pero también medioambiental al abandonar el carbón.

¿En qué se traduce esta transformación en el sector de la automoción? En una gigantesca transformación que afecta a nivel global y que supone la mayor evolución de la industria desde que se inventara el automóvil, hace ya más de un siglo. Hasta ahora, las innovaciones iban dándose paso a paso, pero en los últimos años los laboratorios tecnológicos han trabajado a plena ebullición. Y ha llegado el momento de descubrir los retos a los que debemos dar respuesta en el mercado del futuro más reciente.

El 57% de los consumidores estaría dispuesto a cambiar sus hábitos de compra para reducir el impacto medioambiental.

Renovación del parque de vehículos

Es por eso que los planes de ayuda a la compra de vehículos sostenibles son un paso fundamental. Hay que tener en cuenta que el Estado español cuenta con uno de los parques automovilísticos más envejecidos de la zona Euro, pero diversas encuestas demuestran que un 57% de los consumidores estaría dispuesto a cambiar sus hábitos de compra para reducir el impacto medioambiental.

Economía circular

Una de las maneras de cumplir con los planes ambientales establecidos por la Unión Europea es a través del reciclaje, la reutilización y la refabricación de los componentes de los vehículos. No obstante, la economía circular no es algo nuevo en el sector, sino una práctica habitual que permite recuperar hasta el 95% de las partes de un automóvil, ya sea para volver a emplearlas en la industria o bien para destinarlas a otros fines.

Sostenibilidad

En 2019, el transporte fue responsable directo del 29% del total de las emisiones de CO2 equivalente. Un dato que nos hace darnos cuenta de la importancia de la regulación medioambiental a la que se ven sujetos los vehículos. Según la normativa de la UE, el Estado español debe reducir sus emisiones GEI un 90-95% para 2050 para alcanzar los objetivos de descarbonización. Además, la normativa CAFÉ (Emisiones de Combustible Medias Corporativas) establece que los vehículos no pueden superar los 95 gramos de CO2 por kilómetro. Y la Ley de Cambio Climático y Transición Energética dictamina, entre otras medidas, que antes de 2023 todas las ciudades con más de 50.000 habitantes cuenten con un área de bajas emisiones.

Ampliación de la red de recarga eléctrica

Con vistas a la implantación del vehículo eléctrico entre la población, es necesario abaratar este tipo de automóviles, así como sus cargadores, además de perfeccionar los sistemas de recarga para que sean más rápidos y extender la red de puntos de recarga con la incorporación de nuevos puntos que conformen un mapa homogéneo que cubra al 100% las necesidades de los consumidores, pues seguimos a la cola de Europa con respecto a este servicio. Con el propósito de incentivar la red de recarga, trabajan diversos programas paracomo ALMA, de CTAG, que persigue el desarrollo de una estructura eficiente para los vehículos eléctricos. 

La Unión Europea ha señalado 2035 como el año en el que se ponga punto y final a la venta de coches con motor de combustión.

Innovación tecnológica

La innovación es una de las estrategias y a la vez uno de los retos del futuro cercano y el sector de la automoción es consciente de ello, ya que es de los que más invierte en I+D+i y la filosofía del desarrollo de nuevos sistemas y tecnologías está profundamente arraigada en la industria. La investigación en I+D+i se centra en estos momentos en la tipología de automóvil que parece ser la solución, al menos, para los próximos años, como es el vehículo eléctrico, enfocándose en solventar problemas como la autonomía de las baterías y el tiempo de recarga. El sector de la automoción destina a innovación un 4% de su facturación, una cifra que prevé duplicarse en los próximos años.

Sensores y visión artificial

La incorporación de diferentes tipos de sensores y sistemas de visión artificial en las máquinas y en las líneas de montaje posibilita recoger valiosa información sobre los procesos productivos que permita realizar muestreos de cada pieza y recabar los parámetros de funcionamiento de las máquinas para construir un modelo matemático que pronostique la necesidad de cambiar herramientas, modelizar los equipos para identificar la probabilidad de fallos en su operatividad, o alertar de la necesidad de ajustar los parámetros en el proceso. Además, estos dispositivos deben estar conectados a una red inalámbrica para enviar todos esos datos en tiempo real a los centros de control. 

Hacia una movilidad sostenible man driving car from rear view on the highway.

Trazabilidad

La trazabilidad unitaria de cada una de las piezas que forma parte de un automóvil ayuda a detectar de forma rápida cualquier fallo de fabricación. Para obtener información sobre el paso por la cadena de mecanizado o montaje de dichas piezas existen dispositivos no sensóricos, como el marcado data-matrix a través de un código formado por celdas blancas y negras similar a los códigos QR; o las etiquetas RFID, que pueden adherirse a cualquier producto y que gracias a sus pequeñas antenas son capaces de transmitir información relativa a su uso o ubicación a través de radiofrecuencia.

Big Data

La información es tan valiosa que la competencia ahora está en buscar fórmulas que permitan obtener datos e interpretarlos a través de la inteligencia artificial con el objetivo de poder mejorar los procesos de producción y desarrollo. De hecho, varias firmas con factorías en nuestro territorio han desarrollado de forma exitosa experiencias piloto de aplicación del big data en sus procesos de producción.

La ingente cantidad de datos que generan los robots y máquinas, el llamado ‘big data’, es recibido por el centro de control, donde se comprueba que la fabricación se desarrolla sin errores siguiendo el planning establecido. La gestión e interpretación de datos se han convertido en un activo de gran valor para las empresas del sector, que tras su posterior análisis ofrecen un alto valor añadido, lo que está generando una revolución en el sector de la automoción.

Mantenimiento inteligente

Y por último, el big data también tiene más aplicaciones en el sector de la automoción más allá de incorporarse en los procesos de producción. Esta tecnología abre un gran abanico de servicios a los clientes. Teniendo en cuenta que losnuevos vehículos tienen conectividad a internet, la utilización de ‘big data’ posibilita realizar un mantenimiento óptimo, con mediciones y predicciones relativas a la presión de los neumáticos, el nivel de aceite o el estado de los ‘airbags’. También es muy útil para la realización de diagnósticos en remoto, la localización de vehículos robados, los sistemas de atención de emergencias (eCall) o las gestiones relacionadas con el seguro.