La logística y el transporte de mercancías por carretera suponen el 4,25% del PIB de Navarra, es decir, unos 862 millones de euros. Es lo que se desprende del informe elaborado en el año 2019 por la Asociación de Transportistas Autónomos de Navarra (Tradisna). Asimismo, aporta 275 millones de euros a las arcas públicas de la Comunidad Foral, el equivalente a un 7,05% del total. Y un dato más: aproximadamente 12.000 familias dependen de esta actividad.
De acuerdo con el Departamento de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra, el transporte de mercancías nacionales e internacionales con procedencia o destino en Navarra se distribuye del siguiente modo: a través de ferrocarril (1,2%), por carretera (95,3%), marítimo (3%) y aéreo (0,01%). Respecto al transporte de mercancías nacional, el 1,3% se hace por ferrocarril y el 98,7%, por carretera.
El secretario general de la Asociación Navarra de Empresarios de Transporte por Carretera y Logística (ANET), Ignacio Orradre, asegura que el transporte es "el termómetro de la economía". En cuanto a la evolución del sector, explica que "en los últimos años, los niveles de contratación interanuales rondaron el 5,6%; cifra que se redujo a un 1,5 % durante la pandemia". Además, las previsiones de cara al futuro están puestas en volver a alcanzar una tasa del 5 o 6%.
Señala que hay tres grandes costes dentro de la estructura del sector: "el personal, el combustible y los camiones". Todo ello está condicionado por factores como la crisis energética, la escasez de profesionales transportistas y el incremento en el coste de los suministros.
El responsable de ANET puntualiza que, paradójicamente, los precios del transporte por carretera no han subido todo lo que cabría esperar. "Es un sector muy atomizado, en el que por cuatro euros se cambia de proveedor. También existe una amplia oferta de servicios de transporte, ya que este se contrata globalmente", argumenta.
En cuanto a los retos principales a los que se enfrenta el sector, la digitalización y la sostenibilidad encabezan la lista. "Nos referimos no solo a la sostenibilidad energética, sino también a la económica. El sector no encuentra soluciones viables que permitan llevar a cabo el proceso de transición. Por ejemplo, un camión eléctrico es tres veces más caro que un camión diésel", añade.
"Los márgenes de rentabilidad son muy estrechos. Si un tercio de nuestro coste se triplica, la actividad de las empresas se frena. En estos momentos no disponemos de soluciones asequibles a media y larga distancia", aclara Orradre. Este aspecto se suma al cumplimiento de los objetivos de descarbonización establecidos por la Unión Europea para el año 2030.
Como respuesta a circunstancias como esta, las empresas e instituciones del ámbito de la logística y el transporte apuestan por la creación de crear un clúster. "Aunque ya ha habido clústeres anteriormente, la idea es formar un grupo de trabajo para generar proyectos conjuntos y construir un marco de relaciones entre todos los agentes", afirma. "Para ello, será necesario contar con dos elementos: respaldo económico por parte de las administraciones públicas y personas con ganas de trabajar en ello".