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Editorial

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La cooperación global es la vía

Más de cinco años después de que estallara la crisis sanitaria por la pandemia de covid-19, la Organización Mundial de la Salud ha adoptado por unanimidad de sus miembros el primer acuerdo mundial sobre pandemias. Son tres los aspectos más relevantes del tratado. En primer lugar, la asunción del principio de “una sola salud”, concepto que reconoce la interconexión entre salud humana, animal y medioambiental, y la promoción coordinada de la prevención de brotes procedentes del reino animal. El segundo punto a tener en cuenta es la creación de un mecanismo para compartir patógenos y datos genéticos de forma rápida y equitativa, asegurando que los países que proporcionen esas muestras tengan acceso a los beneficios que se deriven de ellas, sean vacunas, diagnósticos u otros elementos. Y, finalmente, el compromiso para garantizar el acceso equitativo a medicamentos, vacunas y tecnologías sanitarias durante las pandemias. Este último punto del tratado quiere prevenir la desigualdad en el acceso a las medidas de salud, para evitar lo ocurrido durante el covid-19, con tasas de vacunación más elevadas entre los países ricos que entre los pobres, tanto en primera dosis como en las siguientes. El tratado entrará en vigor cuando sea ratificado por sesenta estados miembros de la OMS y requerirá el establecimiento de un mecanismo de coordinación financiera y la creación de una cadena de suministro y logística a nivel planetario. El pacto ha sido pregonado por la OMS como un triunfo de la salud pública, la ciencia y la acción multilateral. En él se resumen tres años de intensas negociaciones por lo que es comprensible el entusiasmo de sus dirigentes. Pero no hay que perder de vista que el acuerdo nace en un contexto adverso para la cooperación internacional. El nuevo papel de Estados Unidos desde la presidencia de Donald Trump y su orden el pasado mes de enero para sacar a su país de la organización sanitaria, de la que era su principal contribuyente, es el mejor ejemplo. Pero si alguna conclusión nos ha dejado la pandemia es que los desafíos en materia de salud pública no conocen fronteras. La cooperación global es fundamental para enfrentar una crisis como la del covid-19. La colaboración entre los países se tiene que dar a todos los niveles, político, económico y científico. Solo así se podrán prevenir los peores efectos de futuras crisis sanitarias, que los expertos ya nos han advertido que llegarán.