La Comisión Europea se renovará con el colegio de comisarios previsto y con Teresa Ribera como vicepresidenta y mano derecha de Ursula Von der Leyen. Esta es la primera conclusión, pese a las maniobras del Partido Popular español en el seno de su grupo europeo, que cosecha un fracaso de su objetivo declarado de vetar a la ministra española. Estaríamos ante otro error de cálculo de Núñez-Feijóo, si lo que indica su actuación no tuviera un calado más preocupante para todos. Resulta difícil asumir que el PP español desconociera el modelo de acuerdos de compromiso entre las corrientes ideológicas representadas en la Eurocámara que permite consensuar decisiones. En resumen, los intereses particulares de un partido local no varían el rumbo de los acuerdos que implican al conjunto de los populares, socialdemócratas o liberaldemócratas europeos. Pero sí resitúan la centralidad en Europa. Partiendo de ese conocimiento, la solución de la crisis debía ser previsible para Núñez-Feijóo. Lo que lleva a valorar la irresponsable maniobra en otro sentido: el del uso instrumental de las instituciones. No es novedad en lo que respecta a las autonómicas y comunes en el Estado español, pero el paso añadido retrata la nula consideración en que tiene la dirección del PP las instituciones europeas, lo que significan como mecanismo de acción política y la necesidad de preservarlas. No ha habido en la operación de bloqueo instrumentada por el PP español ninguna atención a la función que el entramado comunitario presta al bienestar de la ciudadanía del club democrático, de su equilibrio y reconocimiento de derechos. Lo ha supeditado a sus intereses a costa de propiciar su desgaste facilitando la labor de quienes practican una estrategia euroescéptica de zapa de su credibilidad ante la opinión pública. Núñez -Feijóo se ha alineado con ellos y sus intereses han salido fortalecidos –ahí esán el protagonismo adquirido por los comisarios propuestos por la ultraderecha italiana y húngara, que salen más homologados ahora por las familias ideológicas para rescatar el consenso–. En definitiva, el fracaso de Núñez-Feijóo es preocupante para todos excepto –al parecer– para él mismo, en tanto su prioridad no es el ejercicio de un liderazgo corresponsable sino el uso de todos los medios para debilitar a Sánchez a costa de debilitar cualquier estructura de la democracia.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
