“De enero a junio hemos tenido un crecimiento del 15% y en julio hemos observado un crecimiento del 3%, por lo que estamos consiguiendo ese importante factor de la desestacionalización para que los turistas lleguen a lo largo del año”, explicaba hace unos días el consejero vasco de Turismo, Comercio y Consumo, Javier Hurtado, constatando la buena evolución del sector a lo largo del año pero, sobre todo, la capacidad de este ámbito económico para generar actividad fuera del periodo estival, fortaleciendo así un sector tradicionalmente muy estacionalizado y, por ello, más vulnerable al impacto –positivo pero también negativo– de fenómenos puntuales, con lo que ello supone para el mercado laboral vinculado a él.

En Navarra, los hoteles de Pamplona y Comarca confían en cerrar agosto por encima del 80% de ocupación, favorecidos también por una climatología más benigna que en otros puntos tradicionalmente turísticos del Estado que ha hecho, destacaba Sara Martínez, presidenta de la Asociación de Hoteles de Pamplona, porque “el turista nacional que viene de Valencia, Andalucía, Barcelona o Madrid busca que pueda dormir sin pasar calor y disfrutar de una oferta turística sin agobios”. En definitiva, el objetivo de lograr un sector turístico que consiga ese factor de desestacionalización para, entre otras cosas, permitir dar al visitante –pero también a la ciudadanía local– una oferta de calidad, sin masificación, sostenible, que sea respetuosa con su entorno y también ligada a un mercado laboral estable y de calidad, tiene buenas bases sobre las que avanzar en País Vasco y Navarra.

Este camino no es sencillo y no está exento de debates complejos, como el relativo a la tasa turística –cuyo estudio ha planteado el consejero Hurtado a la Mesa de Turismo– o a la siempre polémica cuestión de las viviendas turísticas y sus efectos sobre el mercado inmobiliario. Debates complejos, sí, pero necesarios y que deben abordarse desde el análisis, el sosiego, la inclusión de los ámbitos implicados –y en este punto los vecinos son un factor clave a tener en cuenta– y también cierto punto de valentía. Pese a ejemplos poco o nada deseables, la industria turística bien gestionada y bien diseñada puede convertirse en un motor económico realmente relevante para Navarra y Euskadi.