a economía está viviendo momentos de fuertes tensiones que amenazan seriamente el incipiente camino hacia la recuperación tras la crisis provocada por la pandemia. La guerra en Ucrania, además de su irreparable coste humano y moral, ha venido a agravar algunos problemas sistémicos disparando de manera sustancial los costes energéticos y de materias primas que ya venían encareciéndose en exceso y agravando también las carencias que se producían en el sistema de suministros. En una lógica reacción en cadena fruto de estas tensiones, sectores como la industria -en especial, la electrointensiva-, el transporte, la agricultura y la ganadería se han visto gravemente afectados. Algunas de las reacciones, como la huelga de camioneros, está incidiendo a su vez en el déficit de suministros y en una mayor elevación de los precios de productos y está afectado a otros sectores como la pesca y ya de forma generalizada a la industria, sometida a un ahogo que empieza a ser insostenible. La OCDE estima que esta coyuntura agravada por la guerra reducirá en un punto el crecimiento de la economía mundial, con especial impacto en la Unión Europea, y elevará la inflación en un 2,5%. En Euskadi, este impacto rebajará el crecimiento de nuestra economía en 2,2 puntos, según estimó ayer el consejero Pedro Azpiazu. Los empresarios vascos están lanzando ya la voz de alarma ante una situación que consideran grave y en riesgo de colapso económico ya que muchas industrias y pymes han reducido drásticamente su actividad o han detenido su producción, y con ello su facturación, al no poder asumir los costes, no recibir suministros o no poder transportar sus mercancías, produciendo además una psicosis de desabastecimiento. Es urgente reconducir esta situación, que además está ya agitando las calles y afectando no solo a las empresas, sino a las familias. El Gobierno español debe tomar medidas con carácter inmediato, y mucho más concretas, eficaces y directas que las propuestas como fijar un precio máximo de la luz de 180 euros el megavatio hora o las ayudas al transporte. Es necesaria la intervención inmediata y contundente, con inversión, medidas excepcionales siquiera provisionales y ayudas directas, sin esperar al Consejo de Ministros del próximo martes, tras el Consejo Europeo de esta semana, cuando puede ser ya tarde para muchas empresas, trabajadores y autónomos.
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