l histórico acuerdo alcanzado in extremis el pasado viernes en el Parlamento Vasco entre PNV, PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos sienta las bases para la consecución de un gran pacto de país respecto a la educación y al sistema de enseñanza de Euskadi en el futuro. Es destacable, en primer lugar y por su excepcionalidad, tanto la amplitud que alcanza el acuerdo como su pluralidad en un asunto de especial trascendencia para un país como es la Educación, a menudo sometida a la confrontación política por intereses ideológicos o partidistas. Los grupos que han suscrito el pacto representan a más del 90% del Parlamento surgido de la soberanía popular, habiéndose quedado fuera por voluntad propia únicamente las derechas agrupadas en PP+C’s y Vox. El acuerdo, por tanto, no es solo abrumadoramente mayoritario, sino también muy plural en todos los ejes y tradiciones políticas de Euskadi. Si el denominado politiqueo a menudo suele frustrar el logro de acuerdos, la política entendida como la búsqueda del bien común a través del diálogo más allá de los intereses particulares ha sido en este caso la herramienta que ha hecho posible esta alianza. Cabe afirmar que se ha impuesto la responsabilidad frente a los intereses particulares. La centralidad de la escuela pública vasca con legítima cabida para una concertada que debe cumplir sus obligaciones y el euskera como eje central dentro de un sistema plurilingüe son los pilares del acuerdo. El proceso para llegar hasta este punto ha sido largo y muy cuidado, porque el objetivo de lograr e l consenso ha sido prioritario. Probablemente ahí radique el éxito de la empresa. Estas bases acordadas servirán a partir de ahora para elaborar una reforma que alumbre una nueva Ley vasca de Educación que, si se mantiene en los mismos parámetros de diálogo y negociación, tendría un apoyo inédito. Este compromiso es el que nos acerca a un gran pacto de país que debe ser referencia, en todos los sentidos, para otras cuestiones estratégicas que están encima de la mesa en Euskadi. Tras este acuerdo, los sindicatos convocantes de la huelga en la Educación vasca del próximo viernes, organizada incluso antes de conocerse cualquier texto que se estaba negociando en el Parlamento, deberían reconsiderar la convocatoria y sumarse al proceso con aportaciones para lograr la mejor ley y con el mayor consenso.