a campaña para las trascendentales elecciones del próximo domingo en Euskadi afronta su recta final con los mensajes de los distintos partidos bastante definidos en función de la estrategia de cada uno de ellos -unos, más propositiva; otros, casi de pura confrontación- y con el reto de promover la participación de la ciudadanía en las urnas en un contexto complicado debido a la pandemia de covid-19 y las medidas de seguridad que conlleva y en una atípica convocatoria entrado ya el verano. Conscientes de ello, las formaciones políticas echaron el resto ayer, último domingo de campaña, en sus respectivos actos centrales, caracterizados por la carga simbólica que quiso imprimir cada uno y, en el caso de los partidos estatales, por la participación estelar de los líderes de Madrid. La presencia ayer en Euskadi de los máximos dirigentes de PSOE (Pedro Sánchez), PP (Pablo Casado) y Ciudadanos (Inés Arrimadas), así como de Pablo Echenique (Podemos) -hoy estará Pablo Iglesias- y Ortega Smith y Rocío Monasterio (Vox) son al mismo tiempo indicativo de la importancia de estas elecciones y de la dependencia de estas candidaturas de su matriz española. Asimismo, cada partido eligió un lugar simbólico para lanzar se mensaje central. El PNV optó por una convocatoria de subida a diferentes montes de cada territorio de la CAV, un referente social y cultural constante en el imaginario colectivo de los vascos que, al mismo tiempo, pretendía servir de metáfora de la dificultad y el sufrimiento que significará afrontar la reconstrucción tras la grave crisis provocada por el covid-19. El PSE, por su parte, realizó su acto ante el monumento a Ramón Rubial en Bilbao, un referente político y ético del partido. Mención aparte merece la elección de la Casa de Juntas y del Árbol de Gernika como escenario del acto de la coalición PP+C’s. La obviedad de que ningún símbolo -y aún menos, Gernika- es patrimonio de partido o ideología alguna no puede ni debe ocultar que Ciudadanos y su líder, Inés Arrimadas, han dado sobradas muestras de desprecio hacia cuestiones e instituciones básicas del autogobierno que representa la villa foral, y en especial no oculta que busca eliminar el Concierto Económico y el Cupo, que califica de “privilegios”. Un sinsentido más, que a buen seguro tendrá también su reflejo en las urnas el 12-J.
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