Acaban de cumplir su quinta semana sin entrar a trabajar en una empresa de Álava.
Tras secundar en julio tres semanas de huelga indefinida y tras el parón de las vacaciones, la plantilla volvió a mostrarse contundente una vez más y decidió retomar la huelga el pasado 26 de agosto.
Son ya cinco semanas en la calle por un convenio propio, con un seguimiento masivo de más del 80% de mano de obra directa sin entrar a trabajar, y bajo la amenaza de la aplicación de un ERTE en octubre.
Hablamos de la plantilla de Tubos Reunidos en Nanclares, trabajadores que no ceden en su lucha por el que será su primer convenio.
Un calendario de tres reuniones
Comité y empresa ha mantenido este mismo martes una reunión en el Preco para intentar desbloquear el conflicto laboral.
"Hemos entregado la propuesta de los trabajadores a la empresa, nos han dicho que la van a estudiar para ajustar algún punto y poder llegar a un acuerdo", explican delegados del comité.
Desde el propio comité (ELA 2, CCOO 2, UGT 1) remarcan que la plantilla de Nanclares exige superar el pacto de empresa y tener un convenio propio que garantice el poder adquisitivo con subidas que aseguren como mínimo el IPC, bajar la jornada laboral, además de aumentos en los pluses.
Para ello, dirección y parte social han previsto un calendario para mantener tres reuniones más en los próximos días.
Sin olvidar la amenaza del ERTE que planea sobre esta factoría siderúrgica.
El pasado mes de marzo la empresa alavesa Tubos Reunidos comenzó a aplicar un nuevo ERTE en las fábricas de Trapagaran y Amurrio.
Una situación que parece afectará también a la planta de Nanclares con una plantilla de 73 trabajadores.
Concretamente, en una reunión mantenida el 28 de agosto, la empresa trasladó al comité que "para el 7 de octubre más o menos cree que podría meternos a un ERTE".
En la calle por un convenio propio
La huelga comenzó en la factoría de Nanclares (en el polígono de Subillabide) el pasado 15 de julio para intentar negociar el que sería su primer convenio propio de empresa.
Los 73 trabajadores de una de las grandes firmas siderúrgicas vascas se dedican a la fabricación de uniones y mecanizado de tubos de acero sin soldadura para la extracción de petróleo y gas.
En 2023 se acabó la vigencia del anterior pacto de empresa, y a comienzos de este año se iniciaron las negociaciones.
"El comité ya ha trasladado que la plantilla quiere dejar a un lado el pacto de empresa, un acuerdo que la dirección decide en cada momento aplicar o no según las circunstancias, y tener su propio convenio, tal y como ocurre en el resto de fábricas del grupo", explican delegados sindicales a DNA.
En este sentido, también insisten en que "hay que mejorar las condiciones de trabajo y la compañía tiene capacidad suficiente para ello".
Sin datos de la producción
Portavoces del comité explican que la dirección les ha trasladado que "estamos sin pedidos, y que la huelga ha provocado que uno de los pocos pedidos que teníamos bajara la cantidad de producción contratada, de un mes de trabajo a dos semanas".
Cabe recordar que la huelga de tres semanas de julio se vio salpicada con denuncias ante la Inspección de Trabajo por parte del comité porque "la empresa estaba vulnerando el derecho a la huelga de la plantilla ya que estaba sustituyendo con mandos intermedios a trabajadores en huelga".
En julio una inspectora visitó la factoría ubicada en Subillabide para hacer las comprobaciones necesarias.
En este sentido, delegados del comité de Nanclares han explicado a DNA que "la empresa ha decidido que no nos va a dar los datos mensuales de producción, como suelen hacer siempre, ya que hemos denunciado a Inspección y esos datos se los va a dar a ellos".
Diferencia entre pacto y convenio de empresa
Los acuerdos o pactos de empresa vienen regulados en el artículo 83 del Estatuto de los Trabajadores.
Este precepto recoge la posibilidad de que los delegados del comité y la empresa puedan elaborar acuerdos sobre materias concretas.
Pero la legislación no establece una regulación especifica sobre dichos acuerdos de empresa, por lo que no hay un procedimiento especial de negociación ni tampoco se exige que consten publicados en ningún boletín oficial.
Sin embargo, con la firma de un convenio propio la plantilla se asegura la aplicación de los puntos negociados al estar recogido por ley.