No hay marcha atrás. Tres largas semanas de huelga, protestas en la calle y pancartas finalizan este viernes, 2 de agosto, en un ambiente de tensa calma.

"Por el parón de las vacaciones, porque la fábrica cierra en agosto", explican fuentes sindicales.

Pero a partir del lunes 26 de agosto, en el caso de que no haya ningún contacto ni negociación por parte de la dirección, la plantilla ha tomado la contundente decisión de convocar una huelga indefinida por un convenio propio de empresa.

Este mismo lunes, 29 de julio, los trabajadores de una de las fábricas de Tubos Reunidos en Álava iniciaban su tercera semana de huelga.

Una huelga que comenzó en la factoría de Nanclares (en el polígono industrial de Subillabide) el pasado 15 de julio para negociar el que sería su primer convenio propio de empresa.

Con la negociación estancada entre dirección y comité, una amplia mayoría de la plantilla, en torno al 90%, ha secundado una huelga de tres semanas que finaliza este 2 de agosto.

"Todo se alargará y dependerá de cómo se desarrollen las negociaciones", explican delegados del comité.

Pero tienen muy claro que si no hay avances por parte de la empresa, la plantilla irá a la huelga indefinida a partir del 26 de agosto, "tras la vuelta del cierre de la empresa por vacaciones".

En contacto con Inspección de Trabajo

Una huelga de tres semanas que se ha visto salpicada con denuncias ante la Inspección de Trabajo por parte del comité porque "la empresa está vulnerando el derecho a la huelga de la plantilla ya que está sustituyendo con mandos intermedios a trabajadores en huelga".

La primera semana cuando iniciaron las protestas, tras la denuncia y en presencia de delegados del comité, una inspectora visitó la factoría ubicada en el polígono de Subillabide para hacer las comprobaciones necesarias.

"Hemos tenido que continuar en contacto con Inspección de Trabajo ya que observamos que se cubren los puestos con mandos intermedios, y así se lo hemos comunicado a la inspectora", apuntaban a DNA delegados del comité de Nanclares.

El grupo, un referente en el sector siderometalúrgico, tiene cuatro plantas en Euskadi y Navarra, dos de ellas en Álava, desde las que fabrican y proveen tubería de acero sin soldadura y servicios para aplicaciones en la industria energética e industrial.

Apoyo total del comité de Amurrio

El pasado lunes, 22 de julio, más del 80% la plantilla se concentró durante tres horas frente a la acería que el grupo Tubos Reunidos tiene en Amurrio para exigir superar el pacto de empresa y tener un convenio propio que garantice el poder adquisitivo de los trabajadores con subidas que aseguren como mínimo el IPC, bajar la jornada laboral, además de aumentos en los pluses.

Desde el comité (ELA 2, CCOO 2, UGT 1) explicaron que "la concentración fue todo un éxito ya que acudió más del 80% de la plantilla, con el apoyo total del comité de Amurrio", la localidad donde se ubica el centro neurálgico de la compañía alavesa de tubos.

Los 73 trabajadores de la factoría Tubos Reunidos de Nanclares se dedican a la fabricación de uniones y mecanizado de tubos de acero sin soldadura para la extracción de petróleo y gas.

Quieren su propio convenio

En 2023 se acabó la vigencia del anterior pacto de empresa, y a comienzos de este año se iniciaron las negociaciones.

"El comité ya ha trasladado que la plantilla quiere dejar a un lado el pacto de empresa, un acuerdo que la dirección decide en cada momento aplicar o no según las circunstancias, y tener su propio convenio, tal y como ocurre en el resto de fábricas del grupo", explican delegados sindicales a DNA.

En este sentido, aseguran que "hay que mejorar las condiciones de trabajo y la compañía tiene capacidad suficiente para ello".

La fábrica de Nanclares cuenta con una superficie construida de 15.000 metros cuadrados, en la que se han invertido 30 millones de euros.

Una instalación que está dotada de una sofisticada tecnología y, cuando opera a plena capacidad, puede procesar y roscar 30.000 toneladas de tubo anuales que se venden a nivel mundial.