Agrupados en la Basque Research and Technology Alliance, los 17 centros tecnológicos que componen esta alianza, con el apoyo del Gobierno vasco, las Diputaciones Forales y la SPRI, trabajan para proveer de conocimiento en materia de investigación e innovación a las empresas vascas. Tres de ellos -Ideko, Tekniker y Ceit- reflexionan para este periódico sobre sus proyectos, su gestión de la crisis pandémica y los retos de futuro.

A la hora de salir a los mercados extranjeros, ante competidores con costes mucho más bajos, la industria vasca debe ofrecer soluciones de valor añadido. Parte de esa tarea recae en los centros tecnológicos, que se coordinan con las propias compañías para conocer qué necesidades tienen en I+D+i y como pueden ayudarlas a encontrar la mejora que pueda contribuir a ganar posiciones en el mercado.

Además de en la máquina-herramienta, los centros tecnológicos asociados en la alianza -con una plantilla conjunta de casi 4.000 trabajadores- trabajan en sectores como la Inteligencia Artificial, la energía y la salud. El reto es ayudar al tejido empresarial que, a las dificultades coyunturales, une otras de carácter estructural, como la crisis demográfica, la transición digital y el obligado viaje hacia la sostenibilidad. 

"Si dejamos de innovar perdemos nuestra razón de ser"

Harkaitz Urreta, gestor de Ideko. Oskar Gonzalez

El sector aeronáutico vivió el año pasado un momento de recuperación gracias al levantamiento de las restricciones más duras por la pandemia y tanto empresas como centros de investigación celebran el repunte de la actividad. Uno de estos últimos es Ideko, centro tecnológico radicado en Elgoibar y especializado en tecnologías de fabricación y producción industrial. Su gestor de Diseño e Ingeniería, Harkaitz Urreta, resalta la apuesta por crear una “propuesta atractiva y con resultados”, al tiempo que recalca la apuesta por la I+D+i del centro, “ya que si dejamos de innovar perdemos nuestra razón de ser”. Ideko, que suministra conocimientos, entre otros, a Airbus, presentó en la pasada Bienal de Máquina-Herramienta dos procesos de mejora de la automatización, uno dedicado a piezas de fibra de carbono y otro para componentes de fibra de vidrio. “Todo el sector está en una situación complicada. Si algo ha quedado claro en la pandemia es que los viajes de negocios se van a reducir y eso va a impactar en toda la aeronáutica. Por lo tanto, debemos tener más presente la eficiencia energética en todo lo que hacemos”, indica Urreta. 

Ideko, además de trabajar para el sector aeronáutico, también tiene entre sus clientes empresas de sectores como ferrocarril, automoción y energía. A pesar de la incertidumbre global y de problemas como el suministro de componentes, Ideko se encuentra en una posición de “fortaleza”.

“Es básico dar un valor añadido para ser competitivos” 

Unai Mutilba, ingeniero de Tekniker. Oskar Gonzalez

Tekniker es otra de las referencias vascas en I+D+i. En la Bienal presentó un demostrador de precisión, una característica básica en la mejora de los procesos de automatización. “La robótica ha empezado a hacer labores en las empresas que hasta ahora se desarrollaban de forma manual, como taladrar o pulir. Para que los robots hagan esas tareas hay que adecuar su precisión”, dice Unai Mutilba, ingeniero de Metrología del centro. Su otra novedad consistió en el uso de tecnología láser para tareas como corte, soldadura y tratamiento de superficies.

A la hora de que las empresas, receptoras de la transferencia de conocimientos de este y otros centros, puedan transitar con éxito en los mercados exteriores, “es necesario ofrecer soluciones de valor añadido, puesto que es difícil competir en precio con otros países. Nosotros jugamos un papel importante. Existen problemas como la inflación y la dificultad para lograr perfiles laborales, pero en Tekniker lo hacemos bien”, cree.

Es precisamente ese problema para captar trabajadores una de las grandes preocupaciones de la industria, un serio problema que podría aumentar a corto plazo. “Cada vez hay más dificultades para hallar gente con formación científica especializada, es algo que la economía vasca necesita para mantener su ritmo competitivo, indica. “Hay una apuesta para que los centros tecnológicos sean una palanca de competitividad, porque la innovación y la investigación son claves para las empresas”, dice. -

“El problema no es solo atraer talento, sino retenerlo”

Iñaki Yarza, del centro Ceit. Oskar Gonzalez

El Ceit (Centro de Estudios e Investigaciones Técnicas de Gipuzkoa) cuenta con varias novedades entre las que destacan los sistemas de posicionamiento, tecnologías digitales y células de inspección de los procesos productivos. Su director de Desarrollo Corporativo es Iñaki Yarza, que remarca el objetivo de contribuir a la mejora de las capacidades productivas de I+D+i de las empresas. 

“A nosotros no va la vida en innovar y ayudamos a las compañías a ello. Las restricciones de la pandemia nos afectaron menos que a las empresas, puesto que pudimos hacer mucho trabajo telemático y no detuvimos nuestros proyectos”, explica.

No obstante, las necesidades de las pymes y de los grandes nombres no siempre son las mismas. “A la pequeña y mediana empresa le va la vida en el día a día, afronta muchos problemas cotidianos para seguir siendo competitiva, y con ellas tratamos de generar un efecto tractor para empujar su labor innovadora. Somos el brazo extendido de I+D que tal vez no pueden permitirse. Con las grandes firmas se trata de dar una aportación más puntual, un complemento, ya que ellas tienen su apartado”, subraya. 

De cara al futuro, Ceit trabaja en un plan estratégico con tres vertientes: especialización, activos tecnológicos, y gestión del talento. “Creemos que el problema de captar perfiles especializados va a ir a peor en los próximos años. El problema no es solo atraer ese talento, sino retenerlo, porque hay mucha oferta en el mercado”, finaliza.