"Un día de estos tenemos que cambiar€". "A ver si sacamos un hueco para revisar€". "Cuando tengamos un momento deberíamos€" En todas las empresas hay enunciados así, aunque en unas terminan este tipo de frases y en otras, en cambio, las mejoras, sobre todo si no están ya identificadas, corren el riesgo de quedarse en el tintero.
Es un problema muy habitual en las pymes y micropymes, en las que los recursos son ajustados y no pueden distraerse del absorbente ritmo del trabajo, lo que al final les impide buscar esas innovaciones, a veces puntuales, que les permitirían ganar competitividad. Para evitar que sea así, el Gobierno Vasco puso en marcha en 2019 el programa Hazinnova, que brinda a las firmas con cinco o más trabajadores la oportunidad de contar con cincuenta horas asesoramiento especializado gratuito para poner en marcha pequeños proyectos de innovación.
Uno de esos pequeños proyectos fue el presentado por Balbino e Hijos, empresa de Errenteria integrada en Rodamientos y Servicios (Royse), de tan sólo nueve empleados que desde hace más de 25 años se dedica a la comercialización de cojinetes, engranajes y otros elementos de transmisión de potencia. Cuando sus responsables conocieron la existencia de Hazinnova, estaban precisamente planteándose la necesidad de dedicar un tiempo a reflexionar sobre su forma de trabajar para averiguar en qué procesos podían ganar eficiencia. Pero no sabían muy bien cómo hacerlo, por dónde empezar. Que la empresa sea tuya y la conozcas al dedillo no implica que seas el mejor para analizar cada una de las tareas, actividades o procedimientos que conforman sus procesos.
Un inconveniente solventado gracias a su participación en el programa, que les dio la oportunidad de contar con ayuda externa para realizar ese análisis y detectar las mejoras. En concreto, los consultores asignados por Hazinnova decidieron recurrir al levantamiento de procesos, una metodología que, a partir de la observación del funcionamiento de la firma, la realización de entrevistas a trabajadores y la elaboración de diagramas de fujo, permite documentar cada tarea y determinar el nivel de rendimiento con que se lleva a cabo.
En este caso, ese análisis permitió modificar la gestión del almacén, así como disponer de un nuevo proceso de seguimiento de cada oferta. Es decir, la empresa cuenta con un detallado plan de acción en el que se indica cómo se han de procesar todas las ofertas. Entre otras tareas, establece, por ejemplo, las actualizaciones sistemáticas del estado de cada una de ellas y la realización de listados mensuales en los que se recogen todos los pedidos. Este plan de acción se refuerza con la elaboración de un listado mensual y la organización de reuniones diarias y semanales de apenas quince minutos.