Alivio. Esa es la palabra que mejor define el sentir de toda la población de la comarca del Alto Nervión cuando, tras ocho meses de huelga indefinida, a las seis de la madrugada de ayer martes, los trabajadores del primer turno de la jornada de las plantas de Tubacex en Amurrio y Llodio se reincorporaban a sus puestos de trabajo. Lo hicieron, con total normalidad y acompañados de un pasillo de bengalas rojas, sonoros aplausos y consignas que gritaban a “Gora langileok borroka! Borroka da bide bakarra!” (¡Viva la lucha obrera, es el único camino!) y “En Tubacex no sobra nadie”.
La ocasión lo merecía. Y es que no ha sido fácil. Para nadie. Ni para la plantilla y las familias que han aguantado como cosacos 236 largos días sin sueldo, ni para la empresa, dadas las ingentes pérdidas que un conflicto laboral de esta envergadura ha ocasionado a la multinacional tubera. Sin embargo, “toca pasar página, que ya era hora, y ponernos a trabajar. La gorda era evitar los despidos, que se ha logrado, así como que la dirección renunciara al recurso al Tribunal Supremo, después de que el ERE fuera anulado por el Superior vasco, y a lo cual teníamos mucho miedo, la verdad, y también se ha conseguido. Hay ajustes temporales, sí, pero son asumibles; el resto de peleas, vendrá después”, resumía ayer a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el presidente del comité de empresa y delegado de ELA, Eduardo Ibernia, que no obviaba que “la larga parada de máquinas, requerirá de bastante trabajo de mantenimiento, pero confío en que esté solventado en cuestión de horas o pocos días”.
Tampoco estaban todos y todas, “pero lo estaremos”, subrayaba, en relación a que ha sido la empresa la encargada de contactar “trabajador a trabajador” para avisarle de su turno. “No hay que olvidar que hasta fin de año estamos bajo un nuevo ERTE, con una regulación máxima del 70% de la jornada, y que afecta a toda la plantilla”, señalaba Ibernia, en referencia a que están incluidos los 129 despedidos y readmitidos por sentencia judicial el pasado julio, y no solo los 521 operarios del grupo en la comarca (397 de las fábricas de TTI en Llodio y Amurrio, que es donde se fabrican los tubos, y otros 124 correspondientes a Aceralava, la acería de Amurrio), según el anterior expediente de regulación temporal de empleo, que concluyó el pasado 10 de septiembre.
Por lo que respecta al acuerdo alcanzado que ha permitido poner fin a la huelga indefinida -después de que el comité de empresa aceptara la propuesta del Gobierno Vasco, tras la ratificación en las distintas asambleas de afiliados y afiliadas, en la reunión celebrada a primera hora de este lunes- engloba no solo la eliminación de todos los despidos forzosos, sino también una garantía de empleo y de inversiones hasta 2024; así como una ampliación de la jornada anual en 40 horas, la congelación del salario hasta 2025, y un descenso del 4 al 1% de la aportación a la EPSV para las jubilaciones de la plantilla. Con todo, no se trata de un acuerdo que haya contado con el beneplácito de todos los sindicatos, sino de la mayoría del comité de empresa de Tubacex, integrada ésta por ELA, CCOO e Independientes, ya que LAB y STAT no lo han apoyado. Un motivo que llevó a CCOO a solicitar una asamblea general de la plantilla, de cara a ratificar el acuerdo alcanzado el 30 de septiembre con la dirección, pero que finalmente no tuvo lugar.
Sea como fuere, las medidas estructurales y coyunturales acordadas -entre las que también destacan bajas voluntarias, prejubilaciones y la reducción de una serie de partidas de gastos de personal- han puesto fin al conflicto laboral existente en las plantas de Amurrio y Llodio y “garantizarán la competitividad de estas plantas en un contexto de mercado debilitado y dominado por el desafío de la transición energética”, apuntaron desde el Grupo Tubacex, que ha dado así por finalizada su reestructuración a nivel global. Asimismo, con la reactivación de la actividad, la compañía encara los próximos trimestres con optimismo.
“El aumento en la entrada de pedidos ha permitido normalizar la actividad productiva en el resto de plantas del grupo, retirando así los ERTE realizados en los últimos meses; una decisión que se mantiene en las plantas alavesas condicionada a la recuperación de la actividad y el mercado”, subrayaron; eso sí, matizando que “en este nuevo contexto de mercado, en el que nunca se alcanzarán los niveles previos a la crisis, la compañía pretende desempeñar un papel clave en el proceso de transición hacia energías más limpias con especial orientación al gas, dejando atrás el foco en el volumen y poniendo el énfasis en el valor añadido”.
Las reacciones a la vuelta al trabajo vivida ayer martes, tampoco se han hecho esperar desde el espectro político local, y así por ejemplo, el alcalde de Amurrio, Txerra Molinuevo, confesaba que “la vuelta a la actividad y de una manera acordada, es la mejor noticia que podíamos recibir porque supone la reincorporación de trabajadores, después de muchos meses y también es el comienzo para recuperar la normalidad. Han sido meses muy difíciles y, con este acuerdo, todas y todos vamos a ganar en tranquilidad, ya que Tubacex tiene una gran relevancia en nuestro municipio y en toda la comarca”.
La mitad de la plantilla, 340 trabajadores, retomó ayer a las seis de la mañana la actividad en las factorías alavesas