- Recibe a DNA el pasado viernes a mediodía en su despacho en la sede de Spri, en Bilbao, con la preceptiva mascarilla y observando su tablet con gran interés. Tras un saludo en la distancia, como exigen los tiempos del covid, comenta los buenos datos de contagio del virus del día. Es otra de las condenas de la pandemia, no perderle la cara a la evolución de la crisis sanitaria. Un frente que es necesario aplacar cuanto antes para iniciar un nuevo ciclo económico.
Como estaba previsto Arantxa Tapia continúa en el Gobierno€
—Ah, ¿estaba previsto?
Desde luego era uno de los resultados fijos en la quiniela y vuelve a liderar un Departamento muy sensible, ¿cambia la hoja de ruta?
—No, las cuestiones que teníamos definidas como importantes cobran si cabe más importancia. Una de ellas es la digitalización, es decir, aprovechar los recursos de las diferentes administraciones públicas, pero también hacer inversiones privadas, para que todo eso redunde en una transformación competitiva, que se genere un empleo diferente y que nuestras empresas estén en mejor situación para competir en el ámbito internacional. La parte de la transición energética la teníamos clara también desde hacía tiempo, estábamos haciendo inversiones en dos ejes muy importantes: incrementar los recursos renovables y la eficiencia energética. Estaba sobre todo definido en el ámbito industrial, pero también habíamos aprobado una Ley de Sostenibilidad Energética en las administraciones públicas con implicaciones en el ámbito privado, con lo que cobra más importancia.
¿En qué sentido?
—Le introducimos un elemento que empezamos a trabajar la legislatura pasada, la economía circular: cómo vamos a mejorar la situación generando menos vertidos industriales y cómo reciclarlos. Se había hecho un esfuerzo importante en el tema de residuos urbanos, pero no tanto en residuos industriales, donde hay que incidir también como elemento de competitividad.
Reducir el impacto industrial.
—Sí, sin olvidarnos de la huella ambiental. Tenemos tendencia a hablar de que todo lo eléctrico no genera CO2, pero si el mix energético no es totalmente renovable se generan emisiones de forma indirecta. Hay que detectar cómo es la huella ambiental en nuestras organizaciones y que la protección de medioambiente y el desarrollo del tejido económico sean absolutamente compatibles. Es otro campo de trabajo nuevo, pero no cambian las prioridades, sino que se intensifican y aceleran.
No se plantean entonces una legislatura de reconstrucción, sino de relanzamiento de las apuestas.
—Eso es.
¿Van a poder contar con recursos suficientes?
—Es difícil decir que tendremos recursos garantizados con la situación económica que tenemos. No obstante, no queremos recortes. Veníamos de una senda de recuperación y de rigor en las Cuentas Públicas y tenemos margen para incrementar el endeudamiento. Sin olvidarnos eso sí del rigor, porque la deuda habrá que devolverla. En estos momentos no tenemos recursos fiscales para impulsar la economía del futuro y los lograremos a través del endeudamiento.
Aprovechar en definitiva la reconstrucción para generar un nuevo entorno productivo.
—¿Reconstrucción? Se habla mucho en Europa de reconstrucción, no me gusta. Prefiero hablar de transformación competitiva. Es verdad que nuestro tejido productivo se ha deteriorado en esta crisis, pero tenemos los mimbres para transformarnos. La reconstrucción evoca a una desgracia: nos hemos quedado en cero. Pero no estamos en cero, tenemos los mimbres para ser más competitivos. Y no lo podemos hacer solo desde la Administración, que tiene que ser el catalizador de inversiones, el sector privado, las empresas, tiene que hacer una aportación muy importante en estos momentos.
La economía está en fase de reactivación, ¿se percibe mayor optimismo en las empresas? ¿Se ve la luz al final del túnel?
—Es complicado ver la luz al final del túnel, porque todavía hay mucha incertidumbre. Incertidumbre además asociada a cómo va a evolucionar la pandemia. No hay una forma clara de ver cuándo vamos a poder vacunarnos de forma masiva... No es posible saber cuándo podremos decir que se ha superado la crisis sanitaria. Toda la economía está ligada a esa situación y la administración tiene la obligación de trabajar para que el tejido productivo no se caiga, pero todos tenemos que aprender a vivir con esta pandemia, con la situación sanitaria.
Seguir adelante.
—Tratar de superar la crisis sanitaria de la mejor manera posible y vivir de una forma distinta que nos permita aunar los dos aspectos: economía y salud. La Administración tiene mucho que hacer para tratar que el sistema sanitario responda de una forma adecuada. Pero no pensemos que va a desaparecer el virus de un día para otro, no va a ser así, y hay que aprender a vivir con la pandemia para que la economía avance. El tejido productivo internacional también ayuda a traccionar de la economía vasca, pero nos toca una época complicada. El año 2021 que va a ser difícil de gestionar. Será diferente a 2020 donde hemos estado casi seis meses con la economía casi desaparecida. Estamos despertando, intentando responder a los retos, pero será una época difícil.
El consejero de Economía, Pedro Azpiazu, acaba de presentar las nuevas previsiones del PIB vasco, que caerá este año más de lo que se había estimado hace unos meses, pero crecerá en 2021 por encima de las expectativas iniciales, casi se recuperará todo lo perdido. Todo ello si se evita un nuevo confinamiento generalizado.
—Efectivamente, por eso es tan importante que aprendamos a convivir con el virus, que seamos capaces de que nuestra economía funcione, que los centros de trabajo sigan abiertos, que las escuelas y universidades sigan impartiendo la educación que necesitamos. Que hagamos una vida, dentro de unos parámetros diferentes, pero de relativa normalidad. Si se confirmaran las previsiones del consejero Azpiazu serían un gran punto de partida a finales de 2021 para que 2022 y 2023 sean los de una recuperación absoluta. Nos tenemos que mover en ese escenario, tratar de que eso que se augura pueda ser una realidad.
Entiendo que no quiera desvelar nombres, pero desde su cercanía con las empresas y lo que le están transmitiendo, ¿habrá noticias positivas de inversiones los próximos meses o están las empresas condenadas a básicamente sobrevivir?
—Vamos a tener de todo. Vamos a tener que vivir en la incertidumbre económica que tenemos, pero también habrá buenas noticias. Hay ganas de hacer inversiones y de encarar los retos que tenemos. Se está hablando mucho y generando mucha expectativa sobre los recursos que pueden venir de Europa, el fondo de reconstrucción, pero más allá de esos recursos, que vamos a intentar utilizar de la mejor manera posible, tenemos que ser capaces como Administración de acompañar las necesidades de las empresas, que los recursos europeos sean un acelerador de todo lo que tenemos que hacer. Tenemos que detectar qué inversiones hay que hacer para que eso sea una realidad y que sean un catalizador de la economía del futuro. Y habrá alguna buena noticia, seguro que sí.
¿Están las empresas vascas diseñando proyecto para optar a los fondos de la UE?
—Hay interés empresarial y proyectos que se van a presentar. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que esos fondos de reconstrucción van a proyectos relevantes, de transformación de tejido productivo y de generación de empleo. Pero todavía no sabemos cómo se van a repartir, vienen de Europa a través del Estado y no tenemos constancia de cómo se van a articular. Cómo se van a priorizar los proyectos y cómo se van a evaluar.
"¿Reconstrucción? Prefiero hablar de transformación competitiva. Nuestro tejido productivo se ha deteriorado, pero tenemos los mimbres"
"No pensemos que el virus va a desaparecer de un día para otro, hay que aprender a vivir con la pademia para que la economía avance"
"Si se cumple la previsión de crecimiento de 2021, será un gran punto de partida para una recuperación total, hay que hacer que sea realidad"