gasteiz - El empresario eibarrés Eduardo Zubiaurre, máximo responsable de una pyme familiar de Euskadi, JAZ Zubiaurre, es el actual presidente de la organización empresarial vasca Confebask. Hace menos de un año, cuando accedió al cargo en una coyuntura más favorable que en épocas anteriores -con la economía en crecimiento, el paro reduciéndose a cotas previas a la gran recesión de 2008 y sin la existencia de ETA-, nunca se pudo imaginar que tendría que lidiar con una situación como la actual con la extensión de una pandemia como el coronavirus, que ha dejado a la gente confinada en sus casas y con gran parte de la economía paralizada. El representante de los empresarios vascos analiza la situación y destaca un par de aspectos: “La salud es lo primero pero también hay que conseguir que la actividad industrial no se paralice de todo. Cesar la actividad es el último recurso”. Eduardo Zubiaurre, titulado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Deusto, reconoce que las primeras medidas en relación al tema económica adoptadas por las administraciones “van en la buena línea”.
¿Qué sectores están siendo más afectados, porque supongo que no es lo mismo una empresa de hostelería que ha tenido que cerrar que la distribución comercial alimentaria?
-Esta crisis sanitaria del coronavirus está afectando, de una forma u otra, a todo el tejido empresarial, sobre todo a todas las actividades o sectores que están obligados al cierre por las autoridades gubernamentales. Dicho esto, afectados estamos todos. Y todos estamos trabajando para garantizar al máximo posible las condiciones higiénicas y de salud para que podamos seguir con nuestra actividad económica aunque, desgraciadamente, estamos viendo cierres de empresas importantes, en algunos casos de una forma bastante desordenada, algo que va a tener consecuencias muy negativas para el tejido empresarial.
¿Se pueden paliar parte de estos cierres con la elaboración de protocolos adecuados de protección en las empresas y dotando de equipos a los trabajadores que lo precisen?
-Sin duda. Y esto lo estamos haciendo todos. Estamos cumpliendo una serie de protocolos para que se trabaje en las condiciones más seguras. Ha habido empresas abocadas al cierre por una presión sindical exagerada, echando mano de un articulado de riesgos inminentes que no vienen al caso. Por supuesto que hay que adecuar los puestos de trabajo y la forma de trabajar en las empresas para evitar los contagios, pero todo esto se puede hacer de una forma acordada y sin decisiones tan drásticas como el cierre de grandes empresas.
El cierre de las grandes empresas, como Mercedes en Gasteiz, lleva aparejado el de otras.
-Claro, las grandes compañías son empresas tractoras para lo bueno y lo malo. La cola del cierre de las grandes afecta a toda una cadena de proveedores, por ello creo que hay que actuar con racionalidad, sin caer en la histeria, sin entrar en pánico. Actuando con cabeza, estableciendo los protocolos sanitarios y de sistemas de trabajo que garanticen que podemos seguir viviendo, trabajando y funcionando como sociedad en las mejores condiciones posibles, y creo que es en lo que estamos trabajando todos en contacto con las administraciones.
Hay industrias como la agroalimentaria o la química que están trabajando con toda la normalidad que se puede en esta coyuntura.
-Es un ejemplo de que con las normativas precisas y los protocolos se puede. En todo caso desde el mundo empresarial queremos agradecer al sistema sanitario y a su personal todo el esfuerzo que están haciendo en esta difícil coyuntura. Por otra parte, aunque a nivel particular estemos confinados, la sociedad puede funcionar incluso en estas circunstancias. Tenemos transporte, alimentación, sanidad, etcétera funcionando. Y nosotros, como ciudadanos y como profesionales, tenemos nuestras dosis de responsabilidad. Tenemos que cumplir con la sociedad. Hay que apelar a la racionalidad, por supuesto cumpliendo con todos los protocolos para garantizar la salud y las mejores condiciones higiénicas para nuestros trabajadores, pero considero que desde las empresas hay que conseguir que esto funcione y no nos veamos abocados a una situación muy negativa que después va a ser muy difícil de superar.
Las empresas temían una ruptura de las cadenas logísticas, pero al final lo que ha parado las fábricas ha sido el miedo al contagio.
-Cuando el coronavirus desembocó en China la ruptura de las cadenas logísticas sí era un motivo de preocupación y al llegar a Italia aumento más, pero la verdad es que aunque las medidas de los diferentes Gobiernos han podido interrumpir algún suministro se han podido encontrar alternativas y eso no ha impedido que el tejido empresarial haya seguido funcionando. Y en esa línea estamos. Intentamos que la sociedad funcione. Tenemos que pasar de la mejor manera posible esta crisis sanitaria porque va a tener una repercusión humana, social y económica muy importante, pero al menos por nuestra parte vamos a hacer todo lo posible para que se atenúe lo máximo posible.
Se da por hecho que esta crisis va a desembocar en una recesión económica y en un aumento del paro. ¿Qué pueden hacer las empresas para atenuar esta situación?
-Trabajar como estamos haciendo para intentar mantener la actividad donde se pueda para que la recuperación sea lo más rápida posible y en las mejores condiciones posibles, pero por ello es importante que no provoquemos nosotros mismos, de forma exagerada, que todo a vaya parando porque cuando se paralizan todas nuestras grandes empresas también para toda su red de suministradores y se hace pagar muy fuerte a todo el tejido empresarial de autónomos y profesionales. Con ello, al final nos vamos a encontrar con un verdadero problema de funcionamiento social.
Las administraciones han anunciado ya diferentes medidas de apoyo ¿Cómo valoran las mismas?
-La valoración que estamos haciendo de las medidas adoptadas esta semana van en línea positiva. Hay una batería muy potente de ayudas de todo tipo. Nosotros incidíamos en pedir medidas, sobre todo en el ámbito laboral, para poder salvar este periodo transitorio, que no sabemos cuanto va a durar, de manera que las empresas puedan salvarlo sin que se cierren actividades y sin que se pierdan empleos de forma definitiva. Vemos que hay medidas fiscales que van a ayudar a aplazar las obligaciones tributarias que van a a dar un alivio financiero, de préstamos en buenas condiciones etc. Estaremos muy atentos y en colaboración con todas las administraciones para que sean en verdad eficaces, ayuden y permitan que pasemos este mal trago, que sin duda va a ser duro, pero que no se pierdan actividades económicas y no se pierdan empleos y que la recuperación sea rápida y de la mejor forma.
¿Los ERTE son una alternativa?
-Las empresas se están viendo obligadas a presentarlos porque se han quedado sin actividad por una decisión gubernamental. Esta es una herramienta que va permitir a las empresas que se vean afectadas por la crisis sanitaria paliar esa situación con el menor coste económico, social, de empleo y demás posible.
¿Y para el día después?
-Entonces harán falta medidas para reactivar la economía. Ahí, las empresas, pero sobre todo las administraciones del sector público, van a tener una gran responsabilidad porque vamos a necesitar planes que fomenten la innovación, el medio ambiente, el empleo, el consumo, con medidas como planes renove para, por ejemplo, la renovación del parque automovilístico etc. Si se activan todo este tipo de medidas no hay duda que serán muy positivas para transmitir confianza, generar demanda y que la rueda vuelva a rodar porque, seguramente, muchos sectores y muchas actividades, bien por el parón obligatorio o por la desconfianza generalizada, se van a paralizar.
La crisis de 2008 demostró que empresa que se pierde difícilmente se recupera.
-Efectivamente, por ello es un buen momento para que todos los agentes sociales nos sentemos a la mesa para facilitar la viabilidad de las empresas a futuro. Una compañía que genera una actividad económica es un ser vivo que cuesta mucho esfuerzo, mucho tiempo, mucho dinero y muchas preocupaciones poner en marcha, hacer que se desarrolle que consiga clientes, que sea rentable. Y que cierre una empresa sería una pérdida social, humana y económica terrible.
“Las medidas que están anunciando las administraciones públicas van en la buena línea”
“El último recurso ante esta crisis tiene que ser el parón de actividad porque serán muy graves las consecuencias”
“No provoquemos nosotros mismos, de forma exagerada, que todo se vaya paralizando”