madrid - Los consumidores, los fabricantes y los vendedores de automóviles del Estado están preocupados por los mensajes que se lanzan desde el Gobierno español sobre el futuro de las motorizaciones diésel y que están distorsionando las ventas en el mercado de este tipo de vehículos pese a que, en conjunto, las matriculaciones de coches crecen a tasas del 14,6%. Pero ayer, el Ejecutivo español del PSOE se apuntó un tanto más en la ceremonia de la confusión creada en torno al mundo del diésel al enviar mensajes contradictorios sobre una hipotética subida del impuesto sobre el gasóleo que, hoy por hoy, es inferior al que soporta la gasolina.

Mientras el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, comunicaba que los próximos Presupuestos Generales del Estado incluirán una aumento de la presión fiscal sobre el gasóleo, la ministra de Industria, Reyes Maroto, quitó hierro al anuncio e indicó que los rumores de posibles alzas fiscales sobre este carburante eran meros globos sonda.Esta contradicción entre miembros del Gobierno sobre un tema sensible como es el precio de los carburantes de automoción se amplifica en unos momentos en los que, coincidiendo con la operación retorno vacacional, los ciudadanos se enfrentan a unos precios de las gasolinas en máximos anuales.

Según el Boletín Petrolífero europeo, con datos del pasado jueves 27 de agosto, los precios medios de la gasolina 95 en el Estado español estaban en 1,33 euros-litro mientras que los del gasóleo se movían en cifras de 1,23 euros.

El encarecimiento de los precios de los combustibles ha llegado de la mano de las subidas de precio del petróleo, en torno a un 10%, en los últimos quince días. En concreto, el precio del barril de Brent, de referencia para Europa, se situó ayer en el entorno de los 77 dólares frente a los 70 dólares unitarios a los que llegó a negociarse hace dos semanas. Por su parte, el barril West Texas Intermediate, de referencia para Estados Unidos, se intercambió ayer por encima de los 70 dólares-barril cuando el 15 de agosto pasado se movía en el entorno de los 65 dólares.

De todas las maneras, los combustibles siguen lejos de los máximos que se alcanzaron cuando el precio del crudo llegó a los 140 dólares en julio de 2008.

Subida de precios En cualquier caso, los consumidores ven con preocupación está subida de precios de los carburantes, hecho que se refleja en unas tasas de inflación que superan las subidas de salarios pactadas en convenio, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos del Estado.

Por ello, no deja de sorprender la falta de rigor con que se pronuncian los diferentes miembros del Ejecutivo en el tema de una mayor fiscalidad del diésel, el combustible con que llenan los depósitos de sus coches la mitad de los ciudadanos.

Ayer, la ministra de Industria, Reyes Maroto, afirmó que “se ha hablado mucho del impuesto del diésel, pero el Gobierno todavía ni siquiera lo ha anunciado”, y consideró que “se ha hecho un globo sonda”.

Por lo visto, la ministra no se había enterado de las palabras del presidente del Gobierno sobre los Presupuestos Generales del Estado y que daba por hecho una mayor imposición fiscal al gasóleo.

En unas jornadas de Aemetic en Santander, Maroto insistió, según Efe, en afirmar que “se ha hecho un globo sonda, pero nosotros estamos trabajando con el sector de forma muy coordinada, pensando en la industria y también en los consumidores. Hasta ahora las medidas que hemos tomado son buenas para el sector”. Previamente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelantó en la cadena SER que el anteproyecto de Presupuestos del Estado de 2019 sí contemplará un impuesto al diésel.

El dirigente socialista destacó para justificar una mayor presión impositiva que “todo lo que tenga que ver con la transición energética y sostenibilidad del país, así como con la movilidad privada, que es altamente contaminante, tendrá su traducción en una subida de este impuesto”, afirmó Sánchez, tras indicar que dicha subida no afectará a los profesionales del transporte por carretera que, curiosamente, concentran la gran mayoría de las emisiones, a diferencia de los particulares.