BILBAO - “El pasado 2017 fue un año positivo, económicamente hablando” en el País Vasco pero los defectos del mercado de trabajo como “la cronificación del paro en las personas mayores de 45 años, la alta temporalidad y la brecha salarial en cuestión de género” se mantienen, afirmó ayer Jon Barrutia, decano de la Facultad de Economía de la UPV-EHU, y miembro del Consejo Económico y Social vasco (CES), con motivo de la presentación la memoria anual del citado organismo. El Consejo Económico y Social vasco (CES) considera que 2017 fue “positivo” para Euskadi, si bien reconoce que “aún no se ha recuperado el bienestar perdido por efectos de la crisis”.

Además, los responsables del CES señalaron que, con la recuperación económica, están “volviendo a aparecer defectos estructurales” del mercado de trabajo del País Vasco como “la brecha” entre hombres y mujeres y la “temporalidad” como una de sus marcas marca distintivas. El informe anual del CES reconoce que uno de los problemas más importantes del País Vasco es “el estancamiento demográfico, con un nuevo saldo vegetativo negativo. Este es compensado, en parte, por el aumento de la población de origen extranjero aunque “se está produciendo más salidas de titulados universitarios fuera del País Vasco que entradas”.

El presidente del Consejo Económico y Social vasco, Francisco José Huidobro, y el presidente y la secretaria de la Comisión Socioeconómica, Jon Barrutia y Arantza Unzurruzaga, presentaron ayer Bilbao la Memoria Socioeconómica 2017, del CES, informe que fue aprobado el pasado 29 de junio por el pleno del Consejo y presentado en la primera semana de julio al lehendakari, Iñigo Urkullu, y a la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria.

El documento, según relató Jon Barrutia, concluye que 2017 “por tercer año consecutivo, la actividad económica de Euskadi se ha incrementado”, un hecho positivo que se ha reflejado en un aumento del empleo y, en consecuencia, en una reducción de la tasa de desempleo en la Comunidad Autónoma Vasca.

Pese a esa buen ambiente económico general, los responsables de la Memoria del CES advierte de que persisten situaciones a mejorar como, por ejemplo, la “enorme dependencia” energética de la CAV, muy por encima de la media española y europea, y que agrava en los casos, como ahora en que el precio del petróleo sube.

Dependencia energética Esta dependencia energética vasca, según destacó Jon Barrutia, hace que “la coyuntura económica favorable sea débil en cuanto que depende bastante de la propia dinámica de los precios del petróleo”. La solución pasa, según el CES, por “un cambio de modelo energético con una mayor dependencia y sostenibilidad medioambiental que potencie el ahorro y la eficiencia energética”.

Los responsables del CES pasaron de puntillas en la presentación de la Memoria sobre la evolución de la industria vasca, más allá de señalar que se comporta con “un dinamismo importante” pero sí hicieron un aparte con el sector servicios.

En este último caso, el Consejo Económico y Social vasco considera que su evolución en el País Vasco, aún siendo positiva, es “excesivamente tradicional” por lo que los autores del informe consideran que sería preciso potenciar más los servicios en áreas como cultura, sanidad y educación, y, sobre todo, los servicios intensivos a empresas en conocimientos ya que, según afirmó Barrutia, “son los que nos van a traer mayor competitividad, mayor fuente de empleo y mayor calidad en el empleo”.

La dimensión de las empresas vascas es un tema que no por manido deja de ser una realidad que dificulta alcanzar una competitividad mayor en Euskadi. La escasa dimensión de una mayoría del tejido industrial vasco “impide afrontar con las garantías suficientes las innovaciones necesarias y los procesos de internacionalización”. Como senda a seguir para paliar la desventaja de el pequeño tamaño empresarial, desde el CES reitera la importancia de elaborar estrategias de colaboración y alianzas entre las empresas

Otro elemento clave para la competitividad es el esfuerzo realizado en innovación. En este sentido, la Memoria del CES valora el esfuerzo que se realiza en I+D+i, que “sigue siendo una estrategia de país” que se consolida pese a “las dificultades y los retrocesos” sufridos durante los años de la crisis, si bien recomienda hacer “más énfasis” en la transferencia del conocimiento e insta a que el tejido socioproductivo sea “más valiente” a la hora de “asumir riesgos innovadores”.

El Consejo Económico y Social vasco resalta que, con la recuperación económica, “están volviendo a aparecer, de forma estructural, ciertos defectos” del mercado de trabajo como, por ejemplo, el “predominio” de la temporalidad, que ha sido “la marca distintiva de nuestro mercado laboral” pese a que el ritmo de crecimiento de los contratos indefinidos en 2017 ha sido “importante”, reconoció Barrutia aunque, en referencia de la temporalidad, indicó que en ocasiones va acompañada de “una parcialidad no deseada”. Esta situación, según recoge el informe, afecta en mayor medida al colectivo femenino. En materia laboral, CES propone también políticas específicas dirigidas a jóvenes con mayores dificultades de inserción laboral y destaca la importancia de la prevención de riesgos laborales “rigurosa” que mejore la incidencia de la siniestralidad, que en 2017 “aumentó”.

Demografía Por otro lado, la Memoria del CES de 2017 alerta de la “preocupante” situación demográfica del País Vasco, con “una población envejecida y tasas aceleradas de envejecimiento”. De hecho el pasado ejercicio fue el cuarto año consecutivo en el que la diferencia entre nacimientos y defunciones ha sido negativa. Según señaló Jon Barrutia, Euskadi invierte “mucho y bien” en el área de Educación, aunque los empresarios vascos se quejan de no contar con los perfiles profesionales que requieren.