bilbao - El comité de Vicrila aceptó ayer por la mañana, con el voto en contra de ELA y LAB, el plan de ajuste planteado por Mivaricar para reflotar la fábrica. Como se había anunciado saldrán unas 30 personas, dos tercios vía bajas incentivadas, y se bajarán los sueldos de los 240 operarios restantes cerca del 30%. Ahora todo depende del juez, que recibe la oferta de Mivaricar con el aval tanto del administrador concursal como de la plantilla. Salvo sorpresa, se espera la adjudicación a esta sociedad integrada por empresarios vizcaínos en un plazo de entre uno y dos meses.

La decisión final del juez suele alargarse en el tiempo debido a que tienen que consumirse los plazos para que el resto de empresas interesadas o los acreedores hagan alegaciones, pero todo parece encaminado a que Vicrila acabe en manos de Mivaricar. Esta es una sociedad integrada por tres empresarios vizcainos con experencia en la gestión de empresas que han decidido unir fuerzas para tratar de sacar adelante una compañía histórica con más de un siglo de vida.

Pertenecen a distintas ramas de actividad pero consideran que pueden complementarse bien entre sí. Dos de ellos son los que aportan el músculo financiero para embarcarse en el proyecto -solo para formalizar la oferta han tenido que depositar un millón de euros- mientras que el tercero aporta sostén y experiencia en la gestión industrial.

Tras el acuerdo con el comité, apoyado por LSB-USO, CCOO, UGT, ATV y el Sindicato de Cuadros -rechazan el plan ELA y LAB- ahora Mivaricar y trabajadores deben renovar el convenio para incluir todos los cambios en las condiciones de trabajo pactados antes de que el juez proceda a la adjudicación. En principio las centrales firmantes confían en que no habrá problemas para rubricar el nuevo convenio y por tanto no habrá obstáculos para que el juez adjudique la fábrica a Mivaricar en detrimento de las ofertas de Idurgo y Sherpa. Los gestores de Mivaricar cogerán las riendas de Vicrila de forma inminente para trata de reactivar las ventas y adelgazar las pérdidas. - A. Legasa